MARÍA FERNÁNDEZ INTEGRA
LA ORQUESTA DE TANGO DE BUENOS AIRES
Una flauta sanjuanina para la
canción porteña
María Fernández,
quien estudió música en la UNSJ, lleva casi
dos años residiendo en Capital Federal. Allí
ganó, entre 21aspirantes, el cargo para única
flautista en la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires.
En
la lírica del tango no hay muchas mujeres. Podría
hablarse de Malena, de María, de Madame Ivonne, de
la "Chorra" que Gardel no nombra y no hay muchas
más. Nunca, tampoco, el número de mujeres músicas
fue abundante en las orquestas típicas ni en las más
modernas de tango. Por ello, el caso de María Fernández
como única flautista de la Orquesta de Tango de la
Ciudad de Buenos Aires, luego de ganar un concurso en el que
se presentaron 21 aspirantes, entra en el terreno de lo casi
excepcional. Podría resultar llamativo que María
Fernández sea sanjuanina y que en esta provincia haya
bebido un buen tiempo de la fuente de ritmos cuyanos junto
a Susana Castro, Claudia Pirán y otros. Pero no, porque
esta artista de sólo 23 años tenía en
su acervo musical mucho más que ritmos folklóricos.
Tenía, además de otros géneros, demasiado
talento, interminables horas de estudio y perfeccionamiento,
varios escenarios y pruebas de fuego ante públicos
exigentes y músicos experimentados.
Buscando horizontes
En San Juan, María Fernández
estudió junto a Renato Ligutti, actual coordinador
de Cultura de la UNSJ y músico de la Orquesta Sinfónica
de esta casa de estudios; obtuvo en su trayectoria numerosos
reconocimientos y formó su propio grupo: Guayaupa.
Ya había ganado un Pre Cosquín y grabado un
par de discos como música invitada. Un día emigró
a Buenos Aires, donde reside desde hace casi dos años.
Allí empezó a ganarse la vida tocando la flauta
en un banco en donde cobran jubilados. Luego empezaría
a desempeñarse como primera flauta en la Orquesta Académica
del Teatro Colón. Hasta que llegó el llamado
a concurso para cubrir una vacante en el puesto de flautista
en la Orquesta de tango porteña. En realidad, se trataba
de una oportunidad no sólo de crecer más, sino
de pelear por un cargo estable que posibilitara cierta tranquilidad
económica para seguir estudiando, y así persistir
en los carriles de la música.
Talento y trabajo
Al momento de concursar para el cargo
en la Orquesta de Tango, María Fernández no
tenía antecedentes en esa agrupación musical,
sólo exhibía talento y mucho tiempo de dedicación
en serio. "Los antecedentes contaban y yo no tenía.
Eso me jugaba en contra", comentó María.
En el concurso participaron músicos de distintas edades,
incluso un hombre de 68 años que sí tenía
antecedentes en la Orquesta. En cuanto a las obras que los
aspirantes debían interpretar, tres eran de rigor:
una de Bach y dos tangos de Astor Piazzolla, y había
que tocarlas con una lectura a primera vista. También
debía ejecutarse una obra a elección. María
eligió el Concierto Ibert. Días más tarde,
sobre finales de septiembre, la sanjuanina se encontró
con que ella figuraba con el puntaje más alto de la
lista. "No lo podía creer, hice muchísimos
llamados para confirmar que era yo la que había ganado",
recordó. De todos modos, para ella todo es un peldaño
más en su carrera realmente ascendente. No cree que
exista un techo para la música y hay algo que tiene
muy claro: "Quiero seguir creciendo", afirmó.
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