Universidad Nacional de San Juan - Argentina - Junio 2006 - Año III - Nº 21

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La leyenda viva de la poesía sanjuanina

A SUS 90 AÑOS DE EDAD, LOS TEXTOS DE BOGNI SON DE LECTURA OBLIGATORIA EN ESCUELAS DE CHILE, ESPAÑA Y MÉXICO.
AMIGO DE JORGE LUIS BORGES Y CIUDADANO ILUSTRE DE SAN JUAN, ACTUALMENTE ESTÁ TRANSCRIBIENDO A MÁQUINA SUS OCHO MIL SONETOS PARA PUBLICARLOS.

POR FRANCISCO LAHTI
FOTOS MARK VEROOIJ

“Yo soy el más feliz de los mortales”, escribió Carlos Víctor Bogni el domingo 26 de febrero de este año. Ésas son las primeras palabras de su último soneto, el número ocho mil.
Y hay que creerle. Para el ojo mal educado por la sociedad de consumo, la primera impresión al verlo puede ser la de un indigente olvidado por la vida. Nada más errado.
Al estrechar su mano, uno saluda a una persona con “paz, divina misericordia que va feliz hacia la gloria”, según él mismo escribe en el mismo soneto de hace tan solo unos días.

El poeta y la UNSJ

Alojamiento sin costos
Carlos Víctor Bogni brinda actualmente alojamiento a estudiantes de la UNSJ que llegan de zonas alejadas, especialmente de Calingasta, pero también de Valle Fértil y otros departamentos. Sus dos hogares estudiantiles se ubican en Calle Rivadavia y el otro en la esquina de Ricardo Rojas y Rivadavia. Alrededor de cien estudiantes reciben esta ayuda gratuita por parte del escritor.

El personaje para Gráfica
Muchos chicos de la Universidad consultan sus libros para realizar trabajos especiales en diferentes materias. Por ejemplo, lo han entrevistado para notas de personaje en la materia Gráfica I de Ciencias de la Comunicación. Este tipo de homenajes son los que Bogni más valora por tratarse de estudiantes de la Universidad. “Estos chicos son el futuro”, dice emocionado.

El primer libro de este poeta sanjuanino de 90 años fue del agrado de Jorge Luis Borges, quien le aconsejó colocar sólo treinta sonetos en el libro. De ahí el nombre de “30 sonetos de amor”. Años más tarde, recuerda Bogni emocionado: “Borges vino a San Juan y me visitó en mi propia casa”.

Amor por la lírica

Su amor incondicional por la “lírica y métrica perfectas” nació el día que recitó de memoria los versos del Quijote en la escuela primaria. Así, a sus quince años empezó una relación con la poesía que no supo (ni sabe) de infidelidades. Es más, confiesa no haber leído a otros autores para no caer en la tentación del “plagio”.
Hoy, mientras cinco de sus libros son de lectura obligatoria en escuelas de España, Chile y México, en su provincia natal pareciera que la obligación es olvidarlo. “Los sanjuaninos son ingratos conmigo”, confiesa apesadumbrado. Dice que tampoco espera reconocimientos en vida, ya que “de haber alguna calle con mi nombre, sabría que ya estoy muerto y tengo mucho que publicar todavía”. De hecho, hay quince libros de Bogni que esperan ser presentados mientras el prolífico escritor continúa transcribiendo a máquina sus ocho mil sonetos.

Soneto Nº 8000

Yo soy el más feliz de los mortales
procuro no tener alteraciones
que puedan someter a mis funciones
abarcando escritos más geniales.
Atiendo los temas elementales
mantengo muy cordiales relaciones
palomas, perros, gatos con raciones
porque el Señor procura esos avales.
Métrica y rima reina, realidad
sesenta libros míos ya circulando
y cada día tendré un nuevo quehacer
el orden de mi vida debo hacer
como si fuera siempre comenzando
buscando toda la prolijidad.
Tengo paz, divina misericordia
por eso voy contento hacia la gloria.


Carlos Víctor Bogni
(“Yo vivo en San Juan sin notoriedad, sumido en una triste soledad”)
26 de febrero 2006

No sólo escribió

Pero Bogni no sólo fue escritor en su vida. Entre otros cargos, fue Comisario General de la Policía provincial y Secretario en San Juan de la Aduana Nacional. Además, fundó la Federación Sanjuanina de Cronistas Deportivos y colaboró en varios diarios nacionales.

El amor en la vida de Bogni hizo que se casara en 1948 con la señora Álvarez, con quien tuvo dos hijos. Luego se separó y tuvo otros 27, pero con otras mujeres y, según cuenta, unos 33 tataranietos.
Otro de sus amores es el casino. Si por la tarde no está en su casa, seguramente estará observando fijamente la ruleta esperando esa alegría que le da brillo a sus ojos de “viejito”, tal como se define. De hecho, en su vida hay un fuerte nexo entre el juego y la literatura: su libro “Ruleteando”.
Bogni además brinda alojamiento a estudiantes universitarios de zonas alejadas como Calingasta y Valle Fértil en dos hogares ubicados en la manzana de su casa de Ricardo Rojas 181 (Sur). Allí vivió con su madre y por eso no abandona ese lugar. “Si ella pudo vivir así, yo también”, afirma. En honor a ella y a todas las madres del mundo escribió su libro “Madre”.
Vive solo, junto a sus perros, gatos y las palomas que lo visitan diariamente, pero todos aquellos interesados en su obra pueden considerarse sus amigos y seguramente, si se acercan por su casa, les regalará uno de sus tesoros más preciados: alguno de los ochenta libros que continúa escribiendo.

 

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