La leyenda viva de la poesía
sanjuanina
A
SUS 90 AÑOS DE EDAD, LOS TEXTOS DE BOGNI SON DE LECTURA
OBLIGATORIA EN ESCUELAS DE CHILE, ESPAÑA Y MÉXICO.
AMIGO DE JORGE LUIS BORGES Y CIUDADANO ILUSTRE DE SAN JUAN,
ACTUALMENTE ESTÁ TRANSCRIBIENDO A MÁQUINA SUS
OCHO MIL SONETOS PARA PUBLICARLOS.
POR FRANCISCO LAHTI
FOTOS MARK VEROOIJ
“Yo soy el más feliz de
los mortales”, escribió Carlos Víctor
Bogni el domingo 26 de febrero de este año. Ésas
son las primeras palabras de su último soneto, el número
ocho mil.
Y hay que creerle. Para el ojo mal educado por la sociedad
de consumo, la primera impresión al verlo puede ser
la de un indigente olvidado por la vida. Nada más errado.
Al estrechar su mano, uno saluda a una persona con “paz,
divina misericordia que va feliz hacia la gloria”, según
él mismo escribe en el mismo soneto de hace tan solo
unos días.
El poeta y la UNSJ
Alojamiento
sin costos
Carlos Víctor Bogni brinda actualmente
alojamiento a estudiantes de la UNSJ que llegan
de zonas alejadas, especialmente de Calingasta,
pero también de Valle Fértil y otros
departamentos. Sus dos hogares estudiantiles se
ubican en Calle Rivadavia y el otro en la esquina
de Ricardo Rojas y Rivadavia. Alrededor de cien
estudiantes reciben esta ayuda gratuita por parte
del escritor.
El
personaje para Gráfica
Muchos chicos de la Universidad consultan sus
libros para realizar trabajos especiales en diferentes
materias. Por ejemplo, lo han entrevistado para
notas de personaje en la materia Gráfica
I de Ciencias de la Comunicación. Este
tipo de homenajes son los que Bogni más
valora por tratarse de estudiantes de la Universidad.
“Estos chicos son el futuro”, dice
emocionado. |
|
El primer libro de este poeta sanjuanino
de 90 años fue del agrado de Jorge Luis Borges, quien
le aconsejó colocar sólo treinta sonetos en
el libro. De ahí el nombre de “30 sonetos de
amor”. Años más tarde, recuerda Bogni
emocionado: “Borges vino a San Juan y me visitó
en mi propia casa”.
Amor por la lírica
Su amor incondicional por la “lírica
y métrica perfectas” nació el día
que recitó de memoria los versos del Quijote en la
escuela primaria. Así, a sus quince años empezó
una relación con la poesía que no supo (ni sabe)
de infidelidades. Es más, confiesa no haber leído
a otros autores para no caer en la tentación del “plagio”.
Hoy, mientras cinco de sus libros son de lectura obligatoria
en escuelas de España, Chile y México, en su
provincia natal pareciera que la obligación es olvidarlo.
“Los sanjuaninos son ingratos conmigo”, confiesa
apesadumbrado. Dice que tampoco espera reconocimientos en
vida, ya que “de haber alguna calle con mi nombre, sabría
que ya estoy muerto y tengo mucho que publicar todavía”.
De hecho, hay quince libros de Bogni que esperan ser presentados
mientras el prolífico escritor continúa transcribiendo
a máquina sus ocho mil sonetos.
Soneto Nº 8000
Yo soy el más
feliz de los mortales
procuro no tener alteraciones
que puedan someter a mis funciones
abarcando escritos más geniales.
Atiendo los temas elementales
mantengo muy cordiales relaciones
palomas, perros, gatos con raciones
porque el Señor procura esos avales.
Métrica y rima reina, realidad
sesenta libros míos ya circulando
y cada día tendré un nuevo quehacer
el orden de mi vida debo hacer
como si fuera siempre comenzando
buscando toda la prolijidad.
Tengo paz, divina misericordia
por eso voy contento hacia la gloria.
Carlos Víctor
Bogni
(“Yo vivo en San Juan sin notoriedad, sumido
en una triste soledad”)
26 de febrero 2006
|
|
No sólo escribió
Pero Bogni no sólo fue escritor
en su vida. Entre otros cargos, fue Comisario General de la
Policía provincial y Secretario en San Juan de la Aduana
Nacional. Además, fundó la Federación
Sanjuanina de Cronistas Deportivos y colaboró en varios
diarios nacionales.
El amor en la vida de Bogni hizo que
se casara en 1948 con la señora Álvarez, con
quien tuvo dos hijos. Luego se separó y tuvo otros
27, pero con otras mujeres y, según cuenta, unos 33
tataranietos.
Otro de sus amores es el casino. Si por la tarde no está
en su casa, seguramente estará observando fijamente
la ruleta esperando esa alegría que le da brillo a
sus ojos de “viejito”, tal como se define. De
hecho, en su vida hay un fuerte nexo entre el juego y la literatura:
su libro “Ruleteando”.
Bogni además brinda alojamiento a estudiantes universitarios
de zonas alejadas como Calingasta y Valle Fértil en
dos hogares ubicados en la manzana de su casa de Ricardo Rojas
181 (Sur). Allí vivió con su madre y por eso
no abandona ese lugar. “Si ella pudo vivir así,
yo también”, afirma. En honor a ella y a todas
las madres del mundo escribió su libro “Madre”.
Vive solo, junto a sus perros, gatos y las palomas que lo
visitan diariamente, pero todos aquellos interesados en su
obra pueden considerarse sus amigos y seguramente, si se acercan
por su casa, les regalará uno de sus tesoros más
preciados: alguno de los ochenta libros que continúa
escribiendo.
|