Médico, investigador y funcionario
Ramón
Carrillo…
el arquitecto hospitalario
“Mientras los
médicos sigamos viendo enfermedades y olvidemos al
enfermo como una unidad biológica, psicológica
y social, seremos simples zapateros remendones de la personalidad
humana.” Ramón Carrillo
ESCRIBE
Ing. Carlos Picco
Docente - Investigador
INAUT (Instituto de Automática), DEA (Departamento
Electrónica y Automática) Facultad de Ingeniería
- UNSJ
Este año, por decreto del Poder
Ejecutivo Nacional (del 9 de diciembre de 2005), fue declarado
“Año de homenaje al Doctor Ramón Carrillo”.
Por este motivo, y por la necesidad académica de contar
con una guía para el contenido de módulos referentes
a la arquitectura hospitalaria de la asignatura “Instalaciones
Hospitalarias”, encomendé a los alumnos de 5º
año de Bioingeniería que realizaran una monografía-resumen
como trabajo de cátedra. Los alumnos debían
adaptar a los mencionados módulos el texto de la obra
del sanitarista santiagueño, “Teoría del
Hospital”, a partir de una copia del original que conseguimos
tras algunos años de gestión en la Biblioteca
del Congreso de la Nación.
Recordamos al Doctor Ramón Carrillo
como el primer Secretario de Salud Pública de la Nación
(1946). De su promiscua acción como neurocirujano en
la actividad hospitalaria, reconocido mundialmente por sus
méritos, escritos, conferencias y acción en
pos de la Sanidad Pública.
Es famosa su “Política Sanitaria” fundamentada
en tres principios: Todos los hombres tienen derecho a la
vida y a la sanidad / No puede haber política sanitaria
sin política social / De nada sirven los éxitos
de las técnicas médicas si no llegan al pueblo.
Basado en estos principios creó su famoso Plan Analítico
de Salud Pública, que fundamentó en la “centralización
normativa y descentralización ejecutiva”; dividió
al país en áreas geográficas, creó
todas las normas y principios de funcionamiento y delegó
las funciones.
Llevó a cabo el programa que llamó “Teoría
del Hospital” (motivo del trabajo de nuestros alumnos).
Este es un compendio doctrinario con principios orgánicos
sobre la conformación arquitectónica-técnica-administrativa
de los hospitales, que él mismo diseñó
con su estilo. Una prueba elocuente de ello, son los más
de 4200 establecimientos sanitarios, hospitales, hogares-escuelas,
centros de salud, hogares de ancianos y niños, que
se construyeron durante su gestión al frente del Ministerio,
apoyado incondicionalmente por Perón, durante el 1º
Plan Quinquenal.
Fue el gestor-motor de las “Grandes luchas sanitarias”,
impulsó la Campaña contra el paludismo (considerado
en su momento por la Organización Mundial de la Salud
-OMS- como el mayor emprendimiento sanitario del mundo, debido
a la cantidad de personal, vehículos, horarios, etc.),
llevando de 300.000 casos en 1946 a sólo 137 en 1950.
Fruto de su avasallante e incansable empuje fue también
la primera fábrica de medicamentos del país
(EMESTA).
Renunció posteriormente al Ministerio por celos y envidia
de obsecuentes políticos; se exilió voluntariamente
sin que le dieran lugar a su legitima defensa, no fue escuchado
por sus detractores, enfermó y falleció en 1956,
como otro más de los grandes de nuestra patria, lejos
de ella y de sus seres queridos; y sin el merecido reconocimiento
que este año hemos emprendido.
Quiero, finalmente, testimoniar con este
recuerdo al gran sanitarista; sugiero al mismo tiempo, a los
interesados en su vida y obra, la lectura de la biografía
de su corto pero acaudalado paso entre nosotros, que han escrito
su hermano y sobrino, Arturo y Augusto Raúl Carrillo:
“El hombre, el médico, el sanitarista”
Un visionario
incansable
Extraído de “Ramón
Carrillo. El hombre, el médico, el sanitarista”,
por Arturo y Augusto R. Carrillo
Ramón Carrillo nació
el 7 de marzo de 1906 en la ciudad de Santiago del Estero
y a los dieciocho años, impulsado por su vocación
por la medicina, ingresó a la Facultad de Ciencias
Médicas de Buenos Aires. En 1927 obtuvo por concurso
el cargo de practicante en el Hospital Nacional de Clínicas.
Y en 1929 se recibió de médico dedicándose
a la neurocirugía.
En 1930 obtuvo una beca universitaria para realizar
estudios de posgrado en Holanda, Francia y en Alemania,
especializándose en neuropatología.
A su regreso de Europa, a fines de 1933, quedó
a cargo de la organización del Laboratorio de
Neuropatología del Instituto de Clínica
Quirúrgica. Alternaba por esos años su
formación científica con una sólida
actividad humanista, cultural y política. Políticamente
abrevaba en el nacionalismo de la década del
30: advirtió que éste es un país
cultural, mental y económicamente colonizado.
A partir de 1939 se hizo cargo del Servicio de Neurología
y Neurocirugía del Hospital Militar Central.
Allí conoció al General Juan Domingo Perón.
Fundó, y a partir de 1944, dirigió el
Instituto Nacional de Neurocirugía. Fue elegido
Consejero de la Facultad de Medicina en 1944 y luego
Decano Interino en 1945. Fue el creador, organizador
y primer Presidente de la Escuela de Postgraduados en
la Facultad de Medicina, con orientación hacia
la medicina social y preventiva. Fue fundador de la
Sociedad Argentina de Historia de la Medicina, publicó
140 monografías sobre temas vinculados a la neurología,
psiquiatría, histología y patología
del sistema nervioso, con especial referencia a la neurocirugía
y a la historia de la medicina.
Creador del Ministerio de Salud Pública y Asistencia
Social de la Nación, su labor fue de gran trascendencia,
no sólo abarcó el país sino que
se proyectó a toda América Latina y el
mundo, de modo tal que sus principios constituyen una
de las bases de la Organización Mundial de la
Salud, en especial cuando declara a la Salud como un
derecho inalienable de los pueblos y obliga al Estado
a garantizarlo en forma indelegable.
Habiendo dejado hacía tiempo la función
pública y afectado por una enfermedad hipertensiva,
Carrillo debió viajar a los Estados Unidos. De
tal modo, el derrocamiento del gobierno constitucional
en septiembre de 1955 lo halló tan alejado de
la política como de su patria. Como consecuencia
de su enfermedad, falleció el 20 de diciembre
de 1956. Fue enterrado en el Cementerio Santa Isabel
de Belem do Pará (Brasil), donde había
sido destinado para atender a los mineros, hasta que,
en 1972, sus hijos repatriaron los restos para enterrarlos
en su provincia natal.
El resumen de las obras más importantes entre
1946 y 1954, periodo en que se desempeñó
como Ministro de Salud, enumera 141 hospitales, 60 institutos
de especialización, 50 centros materno-infantiles,
16 escuelas técnicas, 23 laboratorios e instituciones
de diagnóstico, 9 hogares-escuela, centros sanitarios
y centros de salud en todas las provincias; duplicación
del número de camas hospitalarias en el país;
“campañas integrales” para eliminar
endemias, logrando la eliminación del paludismo;
formación y organización de recursos humanos;
reducción de la mortalidad infantil a la mitad
y nacionalización de la industria farmacéutica. |
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