Universidad Nacional de San Juan - Argentina - Nov.-Dic. 2006 - Año III - Nº 25

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Huellas de la crisis
en discursos sociales de los argentinos

ESCRIBE
Liliana Berenguer
Profesora de Letras
Departamento de Lengua y Literatura Castellana
Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes - UNSJ

La gran crisis que estalló en la Argentina en diciembre de 2001 marcó un punto de inflexión en todos los ámbitos de la vida del país. Los diarios y revistas han mostrado la realidad del día a día, intentando ponerle palabras a esa sensación de ruptura y caos que vivimos los argentinos. Hechos de violencia con víctimas mortales, cinco presidentes que se sucedieron en el término de unas pocas semanas, caída de la convertibilidad peso-dólar, confiscación de los depósitos de los ciudadanos por el Estado Nacional... esta conmoción tan profunda ha generado discusiones y reflexiones que se convirtieron en multitud de discursos para intentar entender la crisis y buscar salidas ante esa sensación de “haber tocado fondo”.
Desde nuestro interés por el lenguaje, las integrantes del equipo de investigación del proyecto “Marcas gramaticales emergentes en discursos sobre la crisis argentina” nos preguntamos: ¿cómo es la lengua con que hablamos de la crisis? ¿de qué manera se reflejan en los discursos los cambios políticos, económicos, sociales, culturales que generó? y recíprocamente, ¿cómo se orientan las prácticas discursivas para generar cambios en la vida social del país? Aspiramos a registrar algunas claves de esos cambios en los discursos que circularon cotidianamente entre nosotros.
En esta búsqueda hemos trabajado con conceptos elaborados desde la lingüística cognitiva, una disciplina que concibe el lenguaje como una capacidad estrechamente conectada con la manera en que el hombre capta la realidad. En otras palabras, la perspectiva desde la cual los seres humanos enfocamos nuestras experiencias, se refleja en cómo hablamos sobre ellas: en el rol más destacado o más difuso que adquieren los actores de los hechos que narramos, en el grado de detalle con que representamos los sucesos, en las metáforas a que recurrimos para ponerles palabras a nuestras vivencias y sensaciones...

Los textos escolares frente a la crisis

Otro propósito del equipo fue analizar cómo se proyectan estas vivencias colectivas generadas por la crisis en los discursos que se leen en la escuela, particularmente en el Polimodal. En este nivel de enseñanza la diversificación disciplinar posibilita el abordaje, la descripción e interpretación de los hechos desde una perspectiva histórica, social o ético-política. Por otra parte, los alumnos de este nivel suelen constituir la masa laboral nueva al egresar de la escuela, y por tanto es importante que hayan debatido con docentes y compañeros sobre los contenidos aludidos.
Nos planteamos diversas preguntas. Los textos que leen los alumnos de Polimodal ¿realizan efectivamente análisis de la realidad actual o se quedan en la referencia de hechos lejanos? ¿Cuáles sí y cuáles no? Estos textos ¿establecen lazos entre la última gran crisis nacional y las crisis que cíclicamente ha sufrido la Argentina? ¿Interpretan las relaciones entre la realidad actual y las decisiones políticas de la década anterior? ¿Con qué lenguaje se abordan los hechos mencionados? Estos interrogantes guiaron el análisis de otro tipo de textos: los textos escolares para chicos de Polimodal, mirados desde los textos periodísticos sobre la crisis.

Una crisis con muchas aristas

Para construir una síntesis que abarcara los principales aspectos de la crisis, recorrimos un vasto corpus de artículos (alrededor de 200) seleccionados de los grandes diarios nacionales. Ellos han difundido en los últimos años, extensos fragmentos de análisis y reflexión que a su vez mencionan libros o escritos no siempre accesibles al público medio. Por ello nos pareció importante ampliar las fuentes periodísticas con algunas publicaciones de especialistas, imprescindibles para señalar ejes conceptuales que enmarcaran nuestras observaciones sobre el lenguaje.
Entre los aspectos de la crisis señalados en los discursos, ocupan un lugar destacado el problema de una clase dirigente inescrupulosa (en textos de Lanata, o Seoane), la discusión en torno a la inseguridad y sus responsables (Feinman, Pasquini Durán), la abismal brecha que separa a pobres y ricos (Sarlo, Berenblun), los fenómenos de protesta social y de autogestión como reacciones de la sociedad civil (Gabbeta, González, entre muchos otros), una deuda con dos caras: hacia fuera y hacia dentro del país (Sarlo...), la crisis en el sistema educativo (Braslavsky, Sarlo, Montes), el impacto de la ruptura socioeconómica en la salud de la gente, la lúcida manifestación de los artistas denunciando la miseria y la inequidad...

Nuevos actores sociales

En el caótico escenario de la crisis emergen personajes inusitados dentro del ámbito público. Uno de ellos es la mujer argentina. La que en otro momento de nuestra historia se distinguió con un pañuelo blanco para proclamar su razón, a partir de diciembre de 2001 irrumpió nuevamente en calles y plazas, esta vez con cacerolas. Objeto culturalmente asociado a la mujer y a la intimidad del hogar, la cacerola se volvió de repente instrumento de combate, de denuncia activa de injusticias sociales, y muy pronto se convirtió en metonimia de la actitud femenina de confrontación y lucha.
En el marco de las redes de trueque -una de las respuestas más organizadas de la sociedad civil ante la crisis- el rol de la mujer es muy activo, puesto que mayoritariamente asume el papel de coordinadora del nodo. También se desenvuelve activamente entre los recuperadores urbanos o “cartoneros”. En los discursos, se presenta como agente de las acciones solidarias o se le ‘otorga’ un lugar privilegiado de enunciación a través del estilo directo, con verbos introductorios que destacan su protagonismo. “’Es impresionante ver cómo crece esta propuesta’, dijo Estela, la coordinadora del flamante nodo. ‘Como la clase media se está cayendo a pedazos –insistió- esto constituye la única alternativa para ayudarnos entre nosotros’”. [Trueque]
El proyecto Grameen Bank, conocido como “banco para pobres”, es también escenario casi exclusivo de las mujeres, quienes constituyen el 96% de los 5,04 millones de prestatarios de la institución en el mundo. En Argentina la actuación femenina en esta modalidad financiera resulta similar a la que se observa mundialmente.
Ya sea como vocera de su grupo, ya sea como beneficiaria o agente de intercambios, la mujer emerge como participante destacado en la elaboración de los discursos. Así, la estructura sintáctica ayuda a la elaboración semántica, que muestra cómo el grupo femenino se ubica en un rol innovador con respecto a los habituales horizontes de expectativas que supone la cultura en que vive.
Otra figura pública ligada a la crisis es la del piquetero, un personaje que ha recibido distintas valoraciones durante los meses más álgidos de convulsión social. Al principio despertaron admiración en los argentinos, por los hechos de Cutral-Có y la valiente actitud evidenciada frente a la crisis de YPF. Después se instalaron como fenómeno urbano y crecieron como poder respecto del poder del Estado (diciembre de 2001 a junio de 2004). Las críticas de la gente comenzaron a hacerse acerbas cuando percibían “que los piqueteros querían competir con Blumberg” o cuando destrozaron o tomaron diversos locales. La política firme de Kirchner de no reprimirlos los dividió, con lo que perdieron fuerza (a partir de julio de 2004). Entonces los ataques de la prensa hacia ellos transitaron el eje de la burla y el ridículo. Esta evolución en el humor de la prensa puede rastrearse en los cambios de los universos metafóricos referidos a piqueteros. Cuando estos grupos despertaban una actitud de empatía, las metáforas para hablar sobre ellos eran mayoritariamente táctiles (Los discursos, a contramano del termómetro, se fueron calentando. [Piqueteros 3]). Luego de algunos meses, las expresiones metafóricas se tornaron preferentemente visuales (La política con los piqueteros quedó bajo la lupa. [Piqueteros 35] ...creen que pueden ocultar a los desocupados abajo de la alfombra... [Piqueteros 48]), cuando se tomó distancia de ellos por considerarlos una amenaza social.
Otro síntoma lingüístico de la posición de la prensa es en el lugar sintáctico que ocupan preferentemente las menciones a los piqueteros en un corpus de 58 artículos donde ellos se constituyen en tema del discurso. Es esperable, desde los estándares discursivos, que el tema coincida con el sujeto clausular, con su muy plausible rol de agente. No resulta así en este caso. De un total de 28 cláusulas transitivas cuantificadas en que tanto sujeto como objeto son Colectivos Humanos, en 15 casos las menciones a piqueteros ocupan la posición de objeto y sólo en 6 la de sujeto. Los piqueteros son aislados, seducidos, debilitados, limitados, sacados de la calle, etc., más veces que aquellas en que encolumnan, encabezan o denuncian. Hay en ese particular sesgo de la sintaxis del discurso de muchos autores, una expresión clara de la poca capacidad que se atribuye a las agrupaciones populares, de iniciar acciones que afecten a otros grupos. La sintaxis trasluce, como siempre, una ideología que condiciona fuertemente las opiniones colectivas.

Algunas claves lingüísticas de la crisis

En estudios puntuales sobre la lengua de la crisis, se abordó el estudio de las metáforas que han nacido para conceptualizar ese período. En lo que respecta al tema de la inseguridad social y sus causas, se descubre una estructura metafórica general que opone distintas voces y orientaciones cuando se trata de depositar culpas y responsabilidades sociales. Una de las miradas que se evidencia en los discursos es crítica “hacia abajo”, ya que vincula la plaga de la actividad delictiva con la pobreza y de este modo se criminaliza a las clases más desposeídas. Otra orientación, en cambio, culpa a “los de arriba”, destacando los vínculos de la inseguridad con el terrorismo de Estado, la corrupción policial y el narcotráfico. Esta diversidad de miradas permite abstraer ecuaciones que constituyen una verdadera estructura metafórica:
La Crisis es Diferencia arriba-abajo de la pirámide social
La Crisis es Diferencia tener-no tener poder
La Crisis opone Valoraciones negativas-positivas de las mismas cosas
La Crisis conduce a enfrentarse-solidarizarse

Un rasgo fundamental es la segmentación de la mirada. El espacio social que representan los discursos sobre la crisis está lleno de separaciones y quiebres que revelan la ruptura del tejido social.
La metáfora actúa sobre los argentinos como un poderoso catalizador de tensiones. Expresa los dolores más fuertes, las vergüenzas más abyectas y los propósitos más sublimes. El lenguaje –como siempre- construye una realidad que se superpone a otras realidades y con ellas teje la vida social.
En cuanto al alcance de las metáforas, hemos visto más frecuentemente metáforas aisladas (esos “chispazos” del ingenio argentino, siempre ocurrente, siempre sutil) y algunas que organizan discursos: la cohesión hace lo suyo solicitando al autor la continuidad de un sistema metafórico a lo largo del texto. Mucho menos presentes, hay algunas metáforas ya instauradas en la “formación discursiva” de los medios sobre la crisis. Dado que el equilibrio logrado hasta el momento es endeble, ningún sistema metafórico común explica el proyecto de vida argentino de hoy.
Otro rasgo del lenguaje especialmente significativo en los discursos sobre la crisis es la negación. Se entiende la negación como un rechazo explícito o implícito que el hablante formula acerca de una determinada situación. Esto nos permite interpretar adecuadamente no sólo el contenido morfológico y léxico negativo de nuevos casos, sino estrategias discursivas y pragmáticas que representan formas de “decir sin decir” acerca de temas de actualidad. Además de la concentración numérica en lugares clave de los discursos, se advierte una gran diversidad en cuanto a tipos de negación, que pueden revisarse en distintos niveles de organización gramatical.
En el corpus existen temas que son universalmente negativos, como la des-ocupación. Sobre este aspecto social de la crisis se han registrado negaciones morfológicas, uniones de base léxica y afijo negativo, unas más frecuentes y otras que resultan nuevas o inusuales. Entre las ya conocidas: inestabilidad laboral, desventaja, desprotección de las familias, inaccesible, disparidades, incapacidad, desposesión, requisitos innecesarios, incertidumbre, deflación, desfavorecidos, desregulación de contratos de trabajo, desmoronarse y desentenderse. Otros nombran realidades nuevas, cada vez más frecuentes: impermeabilidad de estratos sociales, “trabajador desalentado” (el que ya no busca trabajo), desculpabilizante (uno de los efectos que produce, en el desocupado, la discusión pública acerca de la desocupación), desvalorización del rol masculino, depresión severa (nueva en este contexto), “desanclaje” de los sujetos individuales (con respecto a su grupo, quien teme perder el empleo se vuelve individualista, o no solidario: “átomos sociales” según Foucault [Sin trabajo]), son algunos de los numerosos casos registrados.
Es muy notoria la necesidad de crear neologismos o giros nuevos para nombrar aspectos del problema que no habían sido detectados antes. Por ejemplo, el fenómeno general “des-ocupación” necesita ahora ser nombrado por términos diferenciados: además de los conocidos desempleo y subempleo, encontramos también “subempleo invisible, constituido por ocupaciones de productividad e ingresos bajos, carentes de protección y estabilidad, denominados genéricamente como informales” [Sin trabajo]. Algunos autores recomiendan inclusive hablar más genéricamente, de la “disocupación, conjunto de desórdenes que introduce la desocupación efectiva o su amenaza, en la vida laboral de muchas personas: sobreocupación reactiva, pluriocupación (o sea, llevar a cabo, a veces en la misma jornada, trabajos diversos y dispares), `métiers renversés` (o sea, realizar un tipo de tarea distinta de aquellas en las que se es más experto y preparado), etc.” [Sin trabajo]. En el contexto de la cita anterior, resulta muy llamativa la connotación abiertamente negativa que tienen prefijos del español, como sobre- o pluri-. Dado que generalmente describen situaciones muy dolorosas para las personas que asumen las conductas nombradas, los propios prefijos –usados en lugares especiales- asumen valores negativos: el estrés, la ansiedad y el agotamiento real que devienen de las situaciones de sobre- o pluriocupación tiñe de matices inesperados a esos morfemas clásicos del español. Por otra parte, en la misma cita vemos la incorporación de un sintagma completo del francés (`métiers renversés´) para nombrar otro fenómeno vinculado, pero distinto, y que aún no recibe una denominación habitual en nuestra lengua.
En otros niveles de organización (sintaxis, léxico) son recurrentes las expresiones negativas que se cuantificaron. Inclusive se ha propuesto una categoría de negación a nivel discursivo, la “negación referencial”, donde el tema de la noticia es un suceso “que no ocurrió”.

REFERENCIAS
[Piqueteros3] “Masivos actos piqueteros y 25 heridos por una explosión”. Clarín 21/12/03
[Piqueteros35] Van der Kooy, E. “Kirchner en un punto de inflexión” Clarín 4/7/04
[Piqueteros48] “Los pares de Moyano le dan la espalda a la llegada de Castells” Diario de Cuyo 12/8/04
[Sin trabajo] Beccaria, L. y López, N. (comp.) Sin trabajo. Las características del desempleo y sus efectos en la sociedad argentina. UNICEF. Losada, 1996.
[Trueque] Castillo, D. “El trueque sigue generando movimiento en la provincia” Cuyo, 6/3/02

Equipo de Investigación
Directora: Verónica Orellano
Co-Directora: Leonor Marra
Integrantes: Adriana Collado Madcur, Laura Villavicencio y Liliana Berenguer

Departamento de Lengua y Literatura Castellana
FFHA - UNSJ

 

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