Para humanizar la ciudad

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Una tesis de Doctorado en Geografía da cuenta de lugares de la ciudad de San Juan que presentan barreras para la accesibilidad de personas con discapacidades motoras y visuales. El trabajo obtuvo un primer lugar en los Premios “Domingo F. Sarmiento” del Estado provincial.

Por Fabián Rojas

Imagen de portada: Paula Farías

La investigación desarrollada por la Dra. Rosana Castillo consiste en la construcción de un índice para medir las áreas de accesibilidad en la ciudad de San Juan sobre la base de elementos urbanos como estacionamientos para personas con discapacidad, sendas peatonales, rampas, veredas, mosaicos guía, semáforos, paradas de colectivos. La conclusión es tajante en relación a un aspecto muy naturalizado en las ciudades: poco interesan la accesibilidad y el libre movimiento de las personas con discapacidades. Sin embargo, todo desarrollo sostenible debe abarcar el pleno ejercicio de derechos de todas las personas que habitan un espacio.

Dra. Rosana Castillo: “La discapacidad se concibe no sólo como un problema de salud sino también como un problema de la sociedad, de nosotros mismos”

La investigadora de la UNSJ estudió la Fracción 1 del departamento Capital, delimitada por las calles España, 9 de Julio, 25 de Mayo y Avenida Rawson. Ese espacio urbano “posee algunas modificaciones que promueven el acceso igualitario e inclusivo, pero están en mal estado o han sido construidos de manera incorrecta y transforman un espacio supuestamente ‘accesible’ en un espacio ‘poco o nada accesible’, debido a la deficiente o nula planificación”, advierte la geógrafa de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la UNSJ. La accesibilidad, dirá Castillo, “tiene que ver con las posibilidades que tiene una persona con discapacidad de moverse y planificar por dónde recorrer la ciudad sin tantas barreras que lo impida”. Su tesis toma la problemática de personas con discapacidades motoras y visuales.

 

En espacios públicos

En su Tesis de Doctorado en Geografía denominada “(In)Accesibilidad al Espacio Público de las Personas con discapacidad motora y visual en un Área Urbana de la Provincia de San Juan”, Castillo trabajó no con edificios sino con espacios públicos.  “Lo que detecté fue que hay barreras que tienen que ver no solamente con la inexistencia de algún elemento que ayude a la persona con discapacidad, sino también que a veces existe el elemento pero sin adecuarse a las normativas. A medida que nos vamos alejando del Distrito Central de Negocios (microcentro), la situación de barreras se vuelve más problemática por falta de rampa, por los malos estados de las veredas, por sus anchos que imposibilitan la accesibilidad”, comenta.

Automóviles estacionados en lugares reservados para que desciendan personas con discapacidad, vehículos obstruyendo veredas, mesas de cafés obstruyendo pasos, forman parte de las barreras. “La mayoría de los estacionamientos reservados tienen obstáculos para que desciendan del auto las personas, como pilar, árbol, un cantero, un gabinete”, muestra Castillo. “Las paradas de colectivo no tienen nada para personas con discapacidad, ni sistema braille para saber qué líneas de colectivos pasan, ni el pavimento podotáctil al costado de la vereda, con rugosidad de líneas o puntos, para personas con discapacidad visual; solamente tenés los mosaicos guías en la Peatonal y en las estaciones de trasbordo”, suma la geógrafa de la UNSJ.

Vértices complicados

El prefijo “in” que precede entre paréntesis al signo “accesibilidad” encuentra su razón en que las zonas de la ciudad estudiadas pueden ser más accesibles, menos accesibles o, directamente, inaccesibles.

Rosana Castillo reseña que el problema es más acentuado en el suroeste, por zonas cercanas a General Paz y España y para el noreste, por las cercanías de 25 de Mayo y Rawson. “Son los extremos más complicados, son los que se alejan del centro de la ciudad, de donde todo se ve más”, opina Castillo. Al final de esta nota se publican los gráficos con los índices

Una foto

La investigadora da cuenta de una experiencia propia en la ciudad: “Observé a una persona en silla de ruedas y vi cómo debía ir sorteando obstáculos por las veredas rotas, por rampas con mucha pendiente, la senda peatonal estaba rota, remises autos particulares estacionados en sendas peatonales y rampas”. Entonces, no sólo es un problema de inaccesibilidades físicas o edilicias sino un problema de valores. “La discapacidad se concibe no sólo como un problema de salud sino también como un problema de la sociedad, de nosotros mismos”, asiente Castillo.

En sus manos

En el camino hacia ese desarrollo sostenible que debe contemplar derechos e incluir a todas las personas, la Provincia trabaja hace tiempo en el Plan Estratégico de San Juan 2030, en línea con los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 propuesta por Naciones Unidas. A este hecho Rosana Castillo vincula el reconocimiento a su Tesis por parte del Estado provincial. El trabajo logró hace días un primer premio “Domingo F. Sarmiento” de Ciencia e Innovación, convocados por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (SECITI) de la Provincia. “Una vez que una se postula al Premio, pone sus tesis a disposición del Estado”, señala la investigadora. Allí está entonces la Tesis de Rosana Castillo, como una sustancial muestra documentada que puede contribuir a humanizar la ciudad.