Desde todos los rumbos de la estrella

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La tradición en San Juan y un mensaje antigrieta de cada 10 de Noviembre que se repite año a año: la convergencia de arrieros con sus historias, luchas e ideologías disímiles en un fogón imaginado por Buenaventura Luna. La tradición envuelve eso, una mirada intencionada del pasado. Aquí, una pequeña charla con Daniel Gimeno, doctor en Comunicación Social, quien reivindica la presencia del Estado y de la política para salvaguardar la tradición y, ergo, la identidad.

Por Fabián Rojas

Desde noviembre de 1962, con algunas intermitencias, la parte quizás sustancial de la Fiesta Nacional de la Tradición que se desarrolla en Jáchal es el “Fogón de los Arrieros”, escenificación del poema del gran creador huaqueño Eusebio de Jesús Dojorti, don “Buenaventura Luna”. “Quise armar un fogón allá en la sierra – en mis lejanos pagos jachalleros – que llamara, cordial, a los arrieros de todas las distancias de mi tierra (…) Y tuve suerte en la intención aquella – a las cumbres más altas de mis cerros – llegaron con su canto de cencerros – desde todos los rumbos de la estrella”, son los primeros versos del extenso poema que se propone, como una letanía, unificar, conciliar. Un mensaje antigrieta que baja de manera pertinaz al escenario de los ritmos y luces de la fiesta celebrada en derredor de cada 10 de noviembre, Día de la Tradición. “Cuando la cultura se vuelve un espectáculo, semióticamente se construye un discurso que produce determinados efectos”, dice Daniel Gimeno, doctor en Comunicación Social, en diálogo con Revista la U. Gimeno es miembro del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ.

– ¿Qué es la tradición?

-Desde una mirada crítica, debemos hablar de “tradición selectiva”. Con esto puedo decirte que la tradición no es simplemente la historia de nuestro pueblo, sino una versión de ese pasado configurativo. Y por ello esta mirada se vuelve sumamente interesante, precisamente, porque en cada versión hay una intención. Siempre hay un modo intencionado o deliberado de contar una tradición.

– ¿Las fiestas trabajan en ese sentido también?

-En el caso de nuestras fiestas populares, como la Fiesta de la Tradición, por ejemplo, hay aspectos muy interesantes de analizar para quienes investigamos la Comunicación Social. Nos preguntamos, entonces,  qué sucede cuando lo popular se pone en escena. Qué parte de nuestras costumbres y personajes históricos decide mostrarse y de qué modos. Y esto es así porque la comunicación de esos significados y valores es poderosamente operativa dentro del proceso de definición e identificación cultural y social.

Daniel Gimeno, primer doctor en Comunicación Social de la UNSJ: «Siempre hay un modo intencionado o deliberado de contar una tradición».

-Y esa comunicación opera, efectivamente, como elemento unificador en el Fogón de los Arrieros…

-Cuando la cultura se vuelve un espectáculo, semióticamente se construye un discurso que produce determinados efectos. Hoy las industrias culturales y creativas también pueden aportar muchos elementos narrativos novedosos e interesantes. Pero siempre hay una decisión política.

– ¿Es saludable para una cultura tener presente su tradición?

-Por supuesto que sí. Lo que siempre es importante es la memoria colectiva de un pueblo. La memoria debe ser constantemente recreada y resignificada de acuerdo con los avatares del momento histórico que se está viviendo. Tengamos en cuenta que la tradición nos recuerda cómo somos, cómo hablamos, cómo nos vestimos, en qué creemos, cuál es nuestra mirada del mundo.

-Identidad, que le dicen…

-Sí, nos permite construir una identidad colectiva. En este sentido, negar la tradición es “cancelar” lo que somos, si me permitís emplear una expresión muy actual pero muy potente en el universo semántico de las redes sociales digitales. Aquí la comunicación social juega un papel crucial en el terreno de la cultura, precisamente, como proceso político.

– ¿Entonces la tradición es un antídoto contra corrientes colonizadoras actuales?

-Retomando el planteo inicial, siempre depende de concepciones y decisiones políticas. Cuando hoy vemos la propuesta de un proyecto de país que ha construido un discurso que enuncia “empezar de cero”, que implica borrar nuestra historia, nuestras luchas y los derechos que hemos adquirido, advertimos claramente que nuestras culturas (siempre en plural) están siendo amenazadas. Están en peligro.

-O sea, el discurso político no debe olvidar la tradición…

– Es necesario que los procesos políticos de reconstrucción de la identidad colectiva sean éticos, inclusivos, responsables y comprometidos con nuestras tradiciones que hoy están en diálogo con procesos emergentes, con las tecnologías, con el mercado y con los medios de comunicación tradicionales. En este sentido, las Ciencias Sociales tienen mucho conocimiento para aportar. La comunicación social que propiciamos desde la universidad pública así lo entiende.

– ¿Cómo sale la tradición en una batalla con este capitalismo globalizado?

-Yo prefiero hablar del fenómeno de la “mundialización” en el terreno de la cultura, más que de globalización. La globalización aspira a borrar las diferencias y en materia social y cultural ninguna diferencia puede ser borrada ni eliminada, sólo puede invisibilizarse, y por un tiempo, nada más.

– Por eso, “globalizado”, ¿la tradición no pierde frente a ese capitalismo globalizado?

-Insisto en la necesidad de un trabajo constante de reconfiguración socio-cultural. Las amenazas siempre están presentes y dependen coyunturalmente del momento histórico que se transita y de la presencia o ausencia del Estado. En este sentido, debemos aspirar a proyectos y programas de gestión cultural que contemplen a las diversidades y que reconozcan a la identidad cultural como un derecho humano. Y esto se hace con conocimiento, sensibilidad y voluntad política.

Imagen de portada: Diseño de Cosme Yáñez, guionista y director de la Escenificación del Fogón de los Arrieros, según interpretación escénica de Nelly Táñez.