Educación musical, derecho de todos

Comparte

El Profesorado Universitario en Educación Musical y la Licenciatura en Educación Musical del Departamento de Música de la FFHA generaron un espacio de Intervención Musical en escuelas de Rawson y Pocito.

Escribe Mg. Mónica Lucero | Titular de la Cátedra de Educación Musical – FFHA

Tema de tapa: La cultura desde las universidades

Definimos como intervención musical la acción de interactuar conocimiento musical y presentar propuestas innovadoras, procediendo de manera participativa, haciendo uso del juego como herramienta necesaria en el proceso de enseñanza-aprendizaje en un espacio armonioso y creativo. Una intervención musical busca construir un puente entre el público y los músicos en escena, que los vincule eficazmente en el quehacer musical. Los copartícipes en esta intervención fueron las comunidades educativas de la Escuela América, institución primaria estatal de jornada completa de El Monte, en Rawson; y de la Escuela Pedro Álvarez, de Pocito; alumnos, profesores y adscriptos de las cátedras de Educación Musical. Las cátedras de Producción de Recursos Didácticos en Educación Musical, Educación Musical 1 y 2 de la Carrera Profesorado Universitario en Educación Musical y Licenciatura en Educación Musical, del Departamento de Música de la Facultad de Filosofía Humanidades y Artes de la UNSJ generaron el espacio Intervención Musical sobre la premisa “el valor humano de la Educación Musical, derecho de todos”.
Durante el presente ciclo lectivo los estudiantes de Educación Musical participaron en un espacio de trabajo denominado ensamble, donde desarrollaron sus trabajos creativos, ejecuciones de conjunto vocal e instrumental, propuestas didácticas y sus posibilidades de aplicación artística y pedagógica. La intervención es una de las acciones producidas desde este lugar.
Con un repertorio que abarca desde ejecuciones de percusión corporal hasta cumbia, pasando por candombe instrumental-vocal, bossa nova y tango, se atraviesa por un abanico de contenidos rítmicos, melódicos y de movimiento que refuerzan los desarrollados en los diseños curriculares escolares del área artística en general y musical en particular.
La observación participante se enriqueció a través del diálogo con la supervisora del área música, docentes, personal y alumnos de cada escuela visitada.
Compartir desde el armado del escenario, las preguntas y respuestas verbales y musicales, las ejecuciones, las melodías, el baile y la merienda ha confirmado la idea que impulsa el pensamiento donde el quehacer musical es un bien para ser compartido. Tenemos la responsabilidad de asegurar su presencia y permanencia desde nuestro lugar como educadores musicales. //