La palabra, una forma de modificar lo conocido

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En este trabajo final de tesis de la carrera Licenciatura en Artes Visuales, el objetivo fue poner en evidencia el poder de la palabra en cuanto a su capacidad de modificar nuestro conocimiento del mundo, como así también, tratar de cuestionar lo establecido en cuanto a qué es considerado arte, por qué se lo considera de ese modo y sobre todo intentar desnudar los poderes que mueven las fichas dentro de este campo.

Escribe: Gisela Villarroel – Licenciada en Artes Visuales – FFHA – UNSJ

Tema de tapa: La cultura desde las universidades

Parto de una premisa fundamental: somos a partir del lenguaje, él existe previamente a cada uno de nosotros y nos formamos a partir de la lengua en la que nacemos, ella determina toda nuestra estructura intelectual, emocional, psíquica; por lo tanto es nuestra estructura cultural, y además, es la que nos permite acceder e interactuar en el mundo que nos rodea, imponiéndonos silenciosamente todas las reglas para ello. Mediante este proyecto me propuse, sin embargo, tratar de hacerle trampas al lenguaje, jugar con los sentidos, trastocarlos, cuestionar lo preestablecido.
El objetivo de este trabajo visual es poner en evidencia el poder de la palabra, mostrar su capacidad de modificar nuestro conocimiento del mundo, o de hacer ver aquello que nos resulta natural con otra mirada. Entablar un diálogo con otras obras de arte y otros artistas, y con cuestiones propias de la institución arte. Utilizar la capacidad poética de la palabra, en el sentido de construcción de nuevos discursos, nuevos universos posibles, nuevas formas de mirar lo conocido.
De esta manera las palabras son el material con el que se construye este trabajo, y desde allí abordo muchas facetas de ellas, sus significados, los diferentes análisis semióticos o semiológicos que puedan hacerse de ellas, lo que connotan y lo que denotan. Las resonancias y los diálogos que puedan surgir en el entorno en que son instaladas.
En esta obra en particular la poiesis se plantea a partir de la visualidad de las palabras y sus significancias, entran en juego los espacios donde ellas se instalan y en algunos casos los marcos o soportes que las acompañan, generando una construcción de sentido -dada por los diálogos que se establecen con el entorno y la historia del arte-, además de un juego visual.
“Irrupciones posibles, desbordes de la palabra en una poética visual”.

El proceso de producción
Según Paul Klee, para la producción de la obra “es el camino lo que es esencial, que tiene un carácter productivo, el devenir se coloca encima del ser”.
Las características de esta producción, que pretende establecer un diálogo con el entorno en donde acontece, hacen que su elaboración previa sea una parte muy importante de la obra, en la que se observó e investigó tanto el espacio de Museo como las obras expuestas, relacionando todo con la institución Arte y la historia del arte.
No es un trabajo a priori construido, acabado; tiene un proceso de construcción, el cual se alimenta de la observación y el diálogo con todo lo que rodea a la instauración, inclusive aquello que no está a la vista, como todas las teorías relacionadas con la lingüística, la poética y la crítica del arte, entendiendo la palabra crítica como la entendía Kant: una forma de abordar un objeto para conocerlo, para determinar sus alcances y sus límites. La misma acepción que le diera Sartre en su “Crítica de la Razón dialéctica”.
Teniendo en cuenta el desarrollo de la creación de la obra puedo decir, siguiendo la teoría de Paul Klee, que la misma es un proceso de construcción y un proceso en el sentido de procesamiento, de formación de significado. En su desarrollo ella cambia o perturba el conocimiento del mundo que me era familiar antes de abordarla, me hace repensar mis conceptos, posiciones y parámetros, por lo tanto la producción de la obra “me procesa”.
Abordar la obra como proceso no significa pensarla como un medio para llegar a un fin determinado sino como un devenir, en el cual estoy abierta a encontrar en el camino la lógica interna de este proceso, para esto muchas veces es necesario dar lugar al “no saber”, a la duda, estar atento a los imprevistos o señales internas o externas que surgen en la construcción de la obra, que en mi opinión no dejan de aparecer en las diferentes lecturas o miradas que hago de ella.
Me interesó particularmente en este proceso y en el trabajo realizado poner en tensión teorías y producciones del ámbito del arte. Tratar de cuestionar lo establecido en cuanto a qué es considerado arte, por qué se lo considera de ese modo; y sobre todo intentar desnudar los poderes que mueven las fichas en el campo del arte, teniendo en cuenta en este caso las teorías de campo de Pierre Bourdieu, como los estudios sobre el poder en Michael Foucault.
Como mencionaba en el principio, está claro que para estas acciones mi herramienta de trabajo ha sido el lenguaje y todo lo que él moviliza y carga consigo cuando queremos acceder a nuestros saberes, nuestros parámetros y formas de decir y de mirar el mundo en el que vivimos y sus diferentes facetas. //

El poder de la palabra