“En la dictadura, en la Universidad se intentó censurar el conocimiento”

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Víctor Algañaráz, docente e investigador de la UNSJ, es  coautor del libro “Cuarenta años. Voces del último golpe de Estado”, que junto a Mariana González presentaron el 28 de marzo en la Legislatura.

Publicado por Fabián Rojas, el 22-03-2016 para www.unsj.edu.ar

-¿Qué avances rescatás a cuarenta años de aquel asalto a las instituciones el 24 de marzo de 1976 por parte de las fuerzas armadas?
-Cuarenta años nos lleva a pensar que se ha avanzado en develar la verdad de lo sucedido, enjuiciar, condenar a los que sean culpables, pero sobre todo se ha avanzado en tener siempre viva la memoria, nunca dejar de pensar en que esos hechos tenebrosos no deben volver a ocurrir. Hubo avances, sobre todo en la última década. Pero como hito significativo ya la recuperación de la democracia en el ’83 fue fundamental; luego el enjuiciamiento a las juntas militares en el ’85. Más tarde, en 2004, ese hecho de Kirchner descolgando cuadros de los genocidas tuvo un gran simbolismo social y nacional. Y en 2007 se avanzó mucho cuando comenzaron los mega juicios, que no sólo involucraron a las cúpulas del poder militar, sino a todos quienes tuvieron otras responsabilidades.

-Otro paso importante se dio tal vez en lo terminológico: cada vez con más frecuencia aquella dictadura militar comenzó a ser denominada “dictadura cívico militar”…
-Eso fue fundamental, fue reconocer la totalidad de un plan sistemático para refundar la nación, reorganizarlo desde sus bases. Y esto no solamente incluía un papel de las fuerzas armadas sino de sectores civiles. Es importante resaltar que las carteras de Educación y Economía, esenciales en cualquier país, estuvieron a cargo de civiles: Martínez de Hoz, en Economía; Ricardo Bruera, en Educación. Y a raíz de eso hubo otras responsabilidades de grupos económicos y religiosos. Así, luego empezaron a aparecer estudios muy serios que develaron la integralidad que tuvo aquel golpe de Estado y lo nocivo que fue para todo el tejido social.

-Parece haber marchas y contramarchas, de todas maneras. ¿Ves como un retroceso que tantas veces se dude sobre el número de desaparecidos?
-Creo que lo importante no es centrarse sólo en las cifras, sino en las atrocidades cometidas. Sin dudas yo soy un defensor de esta cifra (30 mil desaparecidos) que redondea esa gran tragedia argentina, pero poner en discusión el número nos obnubila el contenido de lo que sucedió. Marchas y contramarchas hubo varias. En San Juan hubo muchos avances, los dos juicios de lesa humanidad, organizaciones que vienen consolidándose como H.I.J.OS., etc. Pero eso no quita contramarchas como el de las cifras y, más significativo, la fuga de dos represores como Olivera y De Marchi.

-En algunos trabajos hablabas, respecto de la Universidad en aquella época, de que los investigadores trabajaban “desde las catacumbas”…
-En esto de la responsabilidad civil del proceso dictatorial, la Universidad ocupó un rol fundamental, no sólo porque la mayoría de los detenidos o desaparecidos era personal de aquí, sino que también hubo cambios de planes de estudio. Hubo además un intento de cierre la carrera de Sociología (de la UNSJ); hubo sin dudas un intento de censura al conocimiento. Y a raíz de esto, grupos de investigación empezaron a trabajar “desde las catacumbas”, sin exponerse. Hacer investigación en esos años era complicado; sobre todo, dar cuenta de lo que estaba pasando. Por lo tanto, eso también significó una actitud de resistencia. //


Libro

40 años-Voces del último golpe de estado.
40 años-Voces del último golpe de estado.

A fines de marzo, en la Sala de Vicegobernadores de la Legislatura de San Juan se presentó el libro «Cuarenta años. Voces del último golpe de Estado”, publicación de Víctor Algañaráz y Mariana González, que rescata testimonios de  sanjuaninos que sufrieron la represión en sus diversas formas.