Las penas son de nosotros, las vaquitas…

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Natalia Silva, ingeniera, docente de la UNSJ e integrante del INTA, reflejó que en San Juan y la región hay un alto porcentaje de personas contratadas y asalariadas en las explotaciones agropecuarias: un no control sobre la tierra que trabajan.

Por Fabián Rojas

Imagen de portada: uniondetrabajadoresdelatierra.com.ar

“A diario comemos, entonces los alimentos y quiénes los producen nos ponen en el centro a las personas, por lo cual está bien abordar el tema desde esa parte social; es lo que queremos transmitir”, introdujo en la columna “Desarrollo sustentable – Los alimentos y su cuestión social”, desarrollada en Xama Noticias, la ingeniera y docente de la UNSJ, Natalia Silva.

En una línea de abordaje de ese universo de personas productoras detrás de la comida, la docente de Ingeniería Agronómica de la Facultad de Ingeniería comentó que, de acuerdo a un estudio del INTA, en San Juan y en la Región Cuyo existe un alto número de personas asalariadas en el campo. “Para que el alimento llegue a la mesa tiene que haber una organización de personas que lo haga posible. En esa organización está el valor de quienes trabajan con la tierra a diario, pero muchas veces no son dueños ni dueñas de los medios, o sea, de esa tierra. En San Juan pasa que la mayoría de las personas que está en contacto directo con la tierra y con las plantas, son empleadas del campo. Alrededor del cincuenta por ciento de las explotaciones agropecuarias tiene asalariadas y asalariados contratados”, dijo Silva.

El dato es importante porque permite a consumidores y consumidoras de alimentos ver cómo se distribuye gran parte de ese dinero que siempre se paga para comprar la comida. “No es lo mismo que una empresa sea una multinacional dedicada al negocio, a hacer más rentable su dinero y a capitalizarse a través de producir alimentos, que una empresa de personas que se autoorganizan para producir, o un emprendedor que ha avanzado en la cadena de comercialización y le compra directamente al productor”, señaló.

Conocer esas diferencias en agentes que producen en el campo contribuye a que personas consumidoras sean más protagonistas en la cadena de alimentos, aseguró la ingeniera. Luego graficó: “San Juan tiene dos grandes mercados concentradores de alimentos: la Feria y Mercado de Abasto de Capital y el Mercado Concentrador de Rawson. Funcionan distinto: una es del Estado, el otro es de la Sociedad de Chacareros. Entonces si decido ir a uno o a otro, tengo que conocer qué hay detrás de la comida (se refiere a la organización del trabajo para producir los alimentos del campo que allí se venden)”.

También integrante de la Cooperativa Boca del Tigre, del departamento San Martín, Natalia Silva sostuvo que las políticas públicas deben potenciar a productores/as directos que comercializan; organizar a trabajadores/as para que tengan medios de producción, como cooperativas de trabajo y de producción, y saber cómo operan empresas multinacionales para generar políticas impositivas y de redistribución. “Entendiendo que es todo muy distinto y no es homogéneo, es que se pueden generar políticas sectoriales que hagan sostenible al desarrollo rural, comprendiendo su parte social”, sostuvo.