Miguel Báez es estudiante de 5to año de la licenciatura en Artes Visuales de la FFHA. Desde agosto cursa materias en la Universidad Autónoma de Tlaxcala, a través de plataformas digitales gracias a una beca de intercambio que otorga la UNSJ, en el marco del programa PILA-MEX. El joven asegura que el futuro de la educación universitaria estará fuertemente ligado a la virtualidad.
Por Francisco Lahti
Miguel Báez es estudiante del 5to año de la licenciatura en Artes Visuales de la FFHA. Desde agosto cursa materias en la Universidad Autónoma de Tlaxcala de México, gracias a una beca de intercambio que otorga la UNSJ, en el marco del programa PILA-MEX. “Son las becas de intercambio que se han otorgado siempre, sólo que en este contexto al no poder viajar, se realizan de manera virtual”, explica Miguel. No obstante, – amplía- los procedimientos para postularse son los mismos: enviar currículum, carta aval etc. Esperar a que te diga la UNSJ si quedaste o no, y si es así desde San Juan te postulan a las universidades que este programa ofrece (y que el alumno analiza y elije previamente) y según tus antecedentes esa universidad que elegís te acepta o no.
Miguel se enteró de la beca, a través del WhatsApp que tiene la UNSJ. Explica que es un número que agendas y solo recibís ahí la info que envían. “La experiencia es muy satisfactoria, aunque lo mejor hubiera sido viajar a México, prefiero el contacto y la interacción con el docente en el aula, nunca había cursado online, solo el primer cuatrimestre en la UNSJ y fue un poco ‘revolucionario’ porque no estamos acostumbrados a la virtualidad. Las clases son muy dinámicas, llevamos un ritmo muy bueno y me aferro a todo el conocimiento que estoy adquiriendo y compartiendo con profesores y compañeros”.
Miguel cursa todos los días: Pensamiento contemporáneo del arte, Trabajo recepcional e Ilustración digital, en turnos que varían según la materia. “Como hay dos horas de diferencia con México, hay días que curso de una a cinco de la tarde. Otros, de cinco a ocho, de siete a diez. El horario es siempre de tarde.
Al no poder viajar al país azteca por la pandemia, cuenta que “las clases se dan a través de plataformas como Google meet y Jisti meet, ya que la universidad está dictando el curso de manera online. Duran el mismo tiempo que en las clases presenciales. El o la docente da la clase, explica, nos interpela, todos opinamos y debatimos. Luego se nos deja tarea para hacer y subir a la plataforma de la universidad de Tlaxcala donde se me creó un usuario”. Miguel agrega que en esa misma plataforma cargan las notas.
También envía trabajos vía mail, los parciales son generalmente de entrega de trabajos que luego se defienden en clase. “La universidad de Tlaxcala me ha tratado y me trata de manera excelente, me siento un alumno más”, destaca.
Para Miguel, sus expectativas para el próximo año apuntan a recibirse. “En México estoy cursando mis últimas materias y una en la que debo hacer parte de la tesis. Eso es una ventaja, ya que aquí la tesis generalmente la hacés completa después de concluir con el cursado”.
El alumno cuenta que lo que más lo sorprendió fue que su conexión a internet se comporte a la altura y que las clases funcionen en una plataforma. Por supuesto – agrega- que hay cuestiones como el delay y la mala señal que interfieren, pero cuando hay buena señal se repasa lo que no se escuchó.
Cuenta, a modo de anécdota, que el primer día de una materia, un compañero de México intentaba conectarse, la señal no era buena y dijo una grosería dirigida a su internet. La clase entera lo escuchó. El profesor le pidió la precaución de tener el micrófono siempre apagado antes de iniciar la sesión. “Desde ahí, creo que es lo primero de lo que todos nos aseguramos antes de la conexión”.