edición 47
AÑO VII - Nº 47 | Mayo 2010
Entrevista
Rector de la Universidad Nacional de San Juan
“Hubo ámbitos en que quedó en evidencia el interés en asignar responsables sobre lo ocurrido, sin tener conocimiento de la normativa vigente en la Universidad”, sostuvo el Rector de la Universidad Nacional de San Juan, en diálogo con esta revista sobre los hechos que siguieron al accidente que terminó con la vida de un alumno en la Facultad de Ingeniería.
El lunes 8 de marzo la fatalidad se hacía presente en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de San Juan. Fernando Reinoso, alumno de 32 años, a punto de egresar como ingeniero agrimensor de esta casa de estudios, se convertía en víctima, presuntamente, de una descarga eléctrica cuando se encontraba en el edificio de Agrimensura. El lamentable suceso conmovió a la comunidad universitaria. Por ello, luego de una jornada de duelo en el seno de la UNSJ, el rector de esta casa, Dr. Benjamín Kuchen, emitía una Resolución mediante la cual disponía la suspensión, a partir del lunes 15 de marzo, de las actividades académicas, administrativas, deportivas y recreativas en todo el ámbito de esta institución, a los efectos de determinar las condiciones de riesgo eléctrico en todos sus edificios. Fue entonces que se iniciaron los trabajos pertinentes para normalizar sus instalaciones, obras que estuvieron a cargo de personal de la Secretaría de Obras y Servicios de esta casa, de personal de áreas de mantenimiento de las facultades e institutos preuniversitarios, y de técnicos externos a esta Universidad. Finalmente, en el transcurso de los días subsiguientes, las unidades académicas y dependencias de la UNSJ fueron obteniendo las certificaciones como ámbitos aptos para ser usados por la comunidad universitaria. Al respecto, Revista La Universidad dialogó con el Dr. Benjamín Kuchen.
-¿Cómo está la Universidad después de lo que pasó en la Facultad de Ingeniería?
-El riesgo eléctrico se ha reducido casi en su totalidad. Han sido revisados por los peritos judiciales y de la universidad prácticamente todos los edificios, lográndose, por parte del Juez Mattar, la autorización de uso en casi todos ellos. Donde los tiempos de reparación o reinstalación son muy altos se están buscando otras alternativas para continuar con la actividad. Nuestra Universidad tiene más de 110.000 metros cuadrados de edificios de distintas épocas con una cantidad muy grande de espacios abiertos con iluminación y riego, lo que implica alta complejidad, presupuesto y esfuerzos constantes.

-¿Por qué se tomó la decisión de suspender las actividades?
-Porque se privilegió garantizar la seguridad de todos, si bien en muchos edificios el riesgo eléctrico era mínimo, incluso menor que en muchos otros lugares públicos y privados que no pertenecen a la universidad, creímos conveniente darle tranquilidad a la comunidad universitaria. Aquí no hubo especulaciones de ningún tipo, se hizo lo que había que hacer. Al mismo tiempo la suspensión nos permitió trabajar en la revisión, adecuación y reparación en forma más clara, rápida y segura.

-¿La Universidad venía haciendo mantenimientos y obras en materia de seguridad?
-La mayor parte del presupuesto propio destinado a obras en los últimos años fue destinado a trabajos de seguridad, y las obras generales realizadas estuvieron hechas bajo ese concepto. La propia Secretaría de Obras y Servicios presentó al Consejo Superior en 2004 un informe que fue aprobado y distribuido en las unidades, donde se puntualizaban las falencias que tenían los edificios en materia de higiene y seguridad. Tanto el Rectorado como las unidades académicas han tratado de resolver los problemas que se señalaban. Así, se trabajó en la consolidación de varios edificios, renovación y adecuación de las instalaciones de gas, en mejorar las condiciones de accesibilidad y evacuación de personas y renovación y adecuación de las instalaciones eléctricas y minimización del riesgo de incendio. Se dictaron además varios cursos de capacitación sobre higiene y seguridad. Un informe detallado de Auditoría Interna realizado en 2008 dio cuenta sobre todos estos aspectos. Además, ese mismo año nuestra Universidad fue visitada y evaluada con resultados positivos por el Coordinador de Higiene y Seguridad del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).

-¿Hubo partidas presupuestarias específicas para obras de seguridad?
-En 2004 se distribuyeron en forma específica 160 mil pesos a las unidades académicas y además otros 120 mil sobre la base de un informe del Comité de Higiene y Seguridad de la UNSJ. Además, en los distintos ejercicios presupuestarios se asignan partidas que tienen por objeto el mantenimiento de edificios, que lógicamente incluye el mantenimiento eléctrico. Evidentemente es deseable un presupuesto mayor para este fin.

-¿Cómo están las estadísticas de accidentes en la UNSJ en relación a otros organismos?
-Los datos de accidentología del sistema universitario son comparativamente bajos. En nuestra Universidad se presentan al año, en promedio, 10 notificaciones por cada 1000 empleados ante la ART. Y estas notificaciones no sólo corresponden a accidentes de trabajo sino también a enfermedades laborales y accidentes que se producen camino al trabajo o de regreso.

-¿Por qué usted evitó hablar de responsabilidades sobre el hecho ocurrido en la Facultad de Ingeniería?
-Frente a un hecho de esta magnitud, estoy convencido que lo importante es actuar con rapidez para solucionar los problemas y evitar que sucedan hechos similares. Las responsabilidades están definidas en las normas y su determinación corresponde a los organismos o unidades competentes. En ese sentido, he ordenado la instrucción de un sumario para investigar el hecho.

-¿Qué reflexión le merece el tratamiento mediático que tuvo el tema?
-En general, creo que los medios de mayor impacto en la opinión pública provincial hicieron un tratamiento equilibrado. En otros ámbitos creo que quedó en evidencia el interés en asignar responsables sobre lo ocurrido, sin tener conocimiento de la normativa vigente en la Universidad y analizando los hechos de manera descontextualizada.

-¿Se trató el tema en el CIN?
-En el último plenario, que se realizó en Rosario, el Coordinador del Comité de Seguridad e Higiene del CIN expuso sobre los distintos programas y actividades del comité para los próximos años. En ese marco se trató el hecho ocurrido en San Juan y la necesidad de apurar programas que incluyan específicamente el riesgo eléctrico.

-¿Qué impacto tendrá en el presupuesto la inversión realizada en estas obras?
-Si bien aún no se han concluido, las acciones inmediatas realizadas superan el monto del millón de pesos. Por el momento se están afrontando con financiamiento propio, pero estamos preparando una solicitud de subvención directa por parte de la SPU.

-¿Qué medidas se están instrumentando para fortalecer la seguridad?
-En lo inmediato, seguiremos ejecutando el plan de trabajo que la Secretaría de Obras y Servicios le presentó al Juez contravencional para afrontar esta coyuntura. Por otra parte, hemos convocado al Comité de Higiene y Seguridad de la UNSJ y nos hemos puesto en contacto con el Comité de Seguridad e Higiene del CIN para elaborar programas de seguridad integral que abarquen todos los aspectos involucrados en la seguridad. Mientras tanto, creo que es necesario que todos reflexionemos y aprendamos de lo que pasó.

1) Cantidad de trabajadores siniestrados en un año, por cada mil trabajadores expuestos.

2) Cantidad de jornadas de trabajo que se pierden en el año por cada mil trabajadores expuestos.

3)Cantidad de jornadas de trabajo que se pierden en promedio anual, por cada trabajador siniestrado.

Fuente: Superintendencia de Riesgos de Trabajo- Dirección de Recursos Humanos -UNSJ

  ARQ. GUILLERMO COTO | SECRETARIO DE OBRAS Y SERVICIOS DE LA UNSJ
“Se privilegió el trabajo en edificios que reciben alumnos”
ARQ. GUILLERMO COTO -¿Qué trabajos eléctricos se hicieron durante la contingencia?
-El objetivo fue dejar los edificios con el mínimo riesgo eléctrico y de incendio. En primera instancia, la tarea fue dejar todos los tableros generales y secundarios debidamente calibrados con sus correspondientes puestas a tierra, disyuntores diferenciales, térmicas, tapas y contratapas de gabinetes y cartelería de seguridad. Un segundo paso fue habilitar los tomacorrientes necesarios en cada espacio para que se pueda desarrollar las actividades con normalidad. En el orden de prioridades se privilegió el trabajo en aquellos edificios que reciben alumnos. Los trabajos fueron supervisados por un profesional eléctrico matriculado, designado por la Secretaría de Obras y Servicios, y cada unidad trabajó con independencia en cuanto a la contratación de mano de obra y compra de materiales.

-¿Qué se está haciendo ahora?
-Aparte de supervisar los trabajos eléctricos que se están llevando a cabo en cada unidad de la UNSJ, estamos relevando los archivos para saber el historial de cada edificio, que es una tarea que se había comenzado a realizar antes del hecho ocurrido en el Departamento de Agrimensura de la Facultad de Ingeniería. Específicamente sobre las instalaciones eléctricas, estamos analizando qué edificios tienen planos aprobados y cuáles no. Muchos edificios son muy viejos y no tienen planos, otros han sufrido modificaciones importantes al cambiar sus usos con el tiempo; es por ello que junto al trabajo eléctrico se están haciendo conforme a obra para luego solicitar las inspecciones y autorizaciones en los municipios que correspondan. Luego seguiremos con las tramitaciones en el Departamento de Bomberos y en Planeamiento y Desarrollo Urbano con el objeto de obtener las habilitaciones correspondientes.

-¿Se puede estimar el tiempo que llevará obtener las habilitaciones definitivas?
-Eso dependerá del estado de la documentación técnica de cada edificio en particular. Normalmente este trámite para edificios ya construidos se inicia con el pedido de desarchivo del expediente en la Dirección de Planeamiento. Del análisis del mismo se obtendrán las tareas a realizar en cada caso. Es muy probable que en muchos casos se deban confeccionar planos conforme a obra y con ellos solicitar una inspección para así obtener la correspondiente certificación. Estos trámites, que involucran varias dependencias de la administración pública, normalmente son bastante demorosos por lo cual es difícil estimar un tiempo exacto.

  ARQ. ANDRÉS FIANDRINO | COMITÉ DE SEGURIDAD E HIGIENE DEL CIN
“El problema de la seguridad es la falta de concientización”
ARQ. ANDRÉS FIANDRINO El Comité de Seguridad e Higiene es el órgano responsable de asesorar al Comité Ejecutivo del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) en todo lo concerniente a higiene y seguridad laboral de las universidades nacionales. Es el ámbito donde se coordinan políticas y programas de acción tendientes a la prevención de riesgos. El comité, compuesto por los representantes de los servicios de seguridad e higiene de las universidades, entró en funciones en 2003, pero fue a partir del accidente ocurrido a fines de 2007 en la Universidad de Rio Cuarto (Ver La tragedia de Río Cuarto) cuando su tarea cobró relevancia a nivel nacional. Revista La Universidad conversó con el coordinador del Comité, Arq. Andrés Fiandrino, sobre la situación de la seguridad en las universidades públicas.

-¿Qué se está haciendo actualmente en materia de seguridad?
-Está en ejecución un programa de seguridad para laboratorios. Además está finalizando la primera etapa de un Plan de Evacuación que consiste en obras de escaleras y salidas de emergencia. Son obras por 24 millones de pesos financiados por la Secretaría de Políticas Universitarias. La segunda etapa tiene que ver con instalaciones eléctricas y de gas. Sobre este tema, en el CIN tenemos desde noviembre del año pasado el relevamiento de varias universidades por un monto aproximado de 20 millones de pesos. Es probable que a partir de lo ocurrido en San Juan se acelere la aprobación del financiamiento desde el Ministerio de Educación.

-¿Hay muchos edificios con riesgo eléctrico y de gas?
-Depende del tamaño y la antigüedad de las universidades. Hay muchas universidades nuevas que no tienen mayores inconvenientes. Los problemas están en aquellas más antiguas que tienen edificios viejos.

-De todos modos, la seguridad no depende sólo de obras…
-Por supuesto que no, el Plan de Evacuación es sólo una primera etapa de un Programa de Seguridad que contempla también una capacitación nacional para el personal, que se está acordando con los gremios en paritarias, y también la realización de simulacros.

-¿Cuál es el problema común que presentan las universidades en materia de seguridad?
-Le diría que el principal problema es la falta de concientización.

-Pareciera ser un tema del que nadie se hace cargo…
-Es necesario hacer conciencia que todos somos responsable de la seguridad, en todos los niveles de decisiones. Todo mando intermedio que tiene personal a cargo es responsable de la seguridad de su personal. El tema de las incumbencias de responsabilidades es una cadena que va desde abajo hasta arriba y es imposible evitarla.

-¿Qué dicen las estadísticas sobre los accidentes en las universidades?
-La accidentología de las universidades nacionales ronda el 1 por ciento, es decir que no es grave; la mayoría de los accidentes es menor, excepto, claro está, lo que pasó en Río Cuarto y ahora en San Juan.

La tragedia de Rio Cuarto
El siniestro más próximo en el ámbito universitario se remonta a lo sucedido el 5 de diciembre de 2007 en un laboratorio de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), cuando un incendio seguido por una fuerte detonación dejó como saldo 6 muertos y 18 heridos. Ese día, al momento de la explosión, un grupo de investigadores realizaba una serie de ensayos con hexano (un solvente orgánico altamente volátil e inflamable), en el marco de un convenio existente entre la UNRC y la firma De Smet.
El hecho derivó en duras críticas de la comunidad, lo que obligó a las autoridades universitarias a revisar todo el sistema de seguridad de la UNRC y al Consejo Interuniversitario Nacional a impulsar un programa de seguridad para laboratorios.
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