
Francisco fue una figura incómoda para el poder establecido y el orden conservador de la Iglesia Católica. Fue un mandatario que incluyó el diálogo interreligioso, sobre todo porque se dio cuenta de que sin las tradiciones indígenas no existe la posibilidad de un mundo armonioso y justo para todos y todas.
Por Belén Ferrer
El término Papa refiere a altas personalidades políticas del Imperio romano, está formado por las palabras pons, «puente», y facere, «hacer», con un significado real de «constructor de puentes». Además de ser el jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, cada Papa de la historia tuvo el rol de ser «un puente entre Dios y la Tierra», un intermediario que «recibe los mensajes divinos» para preservar y enseñar la fe cristiana, interpretar el Evangelio y velar por la unidad de la Iglesia y la paz en el mundo.
En estos tiempos se respira un gran rechazo a las figuras de la política, y el Papa no fue una excepción, ya que representó una figura política incómoda para el poder establecido y el orden conservador. Como líder de su Iglesia, pregonó una idea de pueblo muy diferente a la meritocracia y el individualismo. El Papa Humanista tuvo verdaderas misiones de paz y diálogo interreligioso, sobre todo con los Pueblos Originarios (PPOO).
Francisco Ceballos, referente del Programa Universitario de Asuntos Indígenas (PUAI) de la UNSJ e integrante de ENDEPA www.endepa.org.ar (Equipo Nacional de Pastoral Aborigen), considera que el papado de Francisco ha influenciado fuertemente hacia dentro de la Iglesia Católica en el acercamiento, no solamente a las problemáticas de los PPOO, sino a un verdadero diálogo interreligioso entre las prácticas ancestrales de los PPOO y las prácticas de la iglesia católica: “No ha quedado en una utopía el diálogo intercultural e interreligioso, sino que se ha plasmado en discusiones que han movilizado incluso hacia las estructuras internas de la Iglesia Católica. No solo logró escuchar, acompañar, conversar, sino también generar estos diálogos teológicos, dogmáticos, filosóficos desde la perspectiva de los PPOO y con la mirada también de la Iglesia Católica”.
En el Foro Mundial de los PPOO, el Papa Francisco dijo que “defender a los PPOO es una cuestión de garantía de futuro. La tierra, el agua y los alimentos no son meros bienes, sino la base misma de la vida y de la relación de estos pueblos con la naturaleza”.
A su vez, aclaró que defender estos derechos no es sólo una cuestión de justicia, sino el resguardo de un futuro sostenible para todos: “Animados por el sentido de pertenencia a la familia humana podemos asegurar a las generaciones futuras un mundo en línea con la belleza y la bondad que guiaron las manos de Dios al crearlo. De ahí el deseo de que los responsables de las naciones puedan tomar las medidas adecuadas para que la familia humana camine unida en la búsqueda del bien común, de modo que nadie quede excluido y nadie se quede atrás”, concluyó el Papa en su discurso.
Vale rescatar otra frase del Papa sobre esta temática: “La tradición es la fe viva de los muertos”, y qué es sino la cosmovisión de los PPOO. Sobre esto, explica: “La tradición es la raíz de la inspiración para avanzar en la Iglesia. Es importante entender bien el papel de la tradición, que siempre está abierta como las raíces del árbol. El árbol crece así, en ese sentido es la garantía del futuro, no es una pieza de museo”.
Si escuchábamos hablar al Papa Francisco sobre el planeta, él la nombraba como la “Casa Común”, un término que utiliza en su encíclica Laudato Si (https://www.vatican.va/content/dam/francesco/pdf/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si_sp.pdf). Quizás haber sido un cura jesuita del mal llamado “Tercer mundo” le dio la posibilidad de empaparse de cosmovisiones más cercanas a las raíces de la humanidad y a la Madre Tierra.
Ceballos comenta que esta encíclica generó una serie de rispideces y oposiciones muy fuertes hacia el interior de la Iglesia Católica en especial porque manifestaba ese diálogo interreligioso donde había una posibilidad de comprender, entender, reducir estas instancias de sesgamiento que se daba desde la fe, desde la doctrina, abriéndose a una interpretación, a una mirada desde la cosmovisión indígena: “Eso ha generado y va a seguir generando discusiones hacia el interior de la Iglesia, sobre todo en una corriente de pensamiento que sigue imponiendo a la religión católica como una cuestión dogmática superior a las prácticas religiosas indígenas”, aclaró.
El Papa, en más de 40 viajes por el mundo, logró compartir con los PPOO de cada territorio al que visitaba: “Él manifestaba públicamente en discursos, en reuniones, en asambleas su comunión con la cosmovisión indígena. Y en el caso puntual de la Argentina tuvo un acompañamiento muy cercano con los referentes de la Comisión Episcopal de la Pastoral Aborigen y el equipo ENDEPA. Constantemente se preocupó e interesó por el derrotero de este equipo, poniéndolo en la discusión pública. De hecho, cuando ocurrían hechos puntuales en el territorio de América o de Argentina específicamente, siempre tuvo alguna manifestación pública sobre su parecer de la necesidad de resguardar, proteger y sostener los derechos de los PPOO”, explicó el referente del PUAI.
El Papa Humanista dejó fijada la idea de que sin el reconocimiento de las tradiciones indígenas el mundo no será capaz de enfrentar las nuevas formas de colonialismo ideológico y cultural que destruyen el estilo de vida de los Pueblos que viven en armonía con la Madre Tierra e imposibilitan que estas costumbres sean adoptadas por las nuevas generaciones para cuidar la Casa Común.
Imagen: Encuentro Mundial de Movimientos Populares en Santa Cruz, Bolivia (Vatican News)