Revista La U

PYMES: la Argentina que se apaga

Por Carlos Barros

Desde mediados de 2023 se viene avizorando una caída de la actividad comercial y del consumo, lo que repercute fuertemente en el mercado interno, provocando que las empresas produzcan menos, se generen menos contratos laborales, haya menos ingresos y disminuya la actividad comercial.

Así lo afirma el docente de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO), Mariano Figueroa, en Canal Xama de la UNSJ (33.1 de la TDA y 22 de Super HD), y señala que “esta situación se mantuvo hasta noviembre de 2024, en la que la actividad comenzó a mejorar, pero actualmente la actividad está en niveles similares al año 2023, es decir que volvió a disminuir”.

Sin embargo, hay una situación estructural en lo que respecta al mercado interno y a las pequeñas y medianas empresas que conviene aclarar.

Explica Figueroa que “al inicio del actual gobierno hubo una devaluación que, artificialmente, abarató el peso y produjo una fuerte caída del consumo. Cabe recordar que por mercado interno se entiende a todo bien y servicio que se produce y comercia dentro de las fronteras de Argentina, en contraposición con el mercado externo, que son bienes y servicios generados fronteras afuera”.

Entonces, queda claro que al devaluar el peso hubo muchas empresas que se beneficiaron, o al menos quedaron en una posición más cómoda, porque exportaron a un dólar alto, hicieron pagos internos en pesos más baratos y les generó muchas e importantes ganancias, en el marco de la existencia de un cepo que restringía la salida de divisas y la compra de insumos.

Dicotomía peso – inflación

Dice el docente que en este momento el gobierno nacional se encuentra en una dicotomía: o abarata el peso y promueve exportaciones o lo encarece y baja la inflación.

Durante 2024 el peso comenzó a encarecerse y a disminuir la divisa norteamericana, lo que históricamente produce que los exportadores frenen los envíos al exterior y no liquiden.

“Las teorías económicas se entrecruzan desde las diferentes tribunas políticas», continúa el docente. «Pero, lo que no se tiene muy en cuenta, es que más allá de las opciones, en el medio de esta situación están las Pymes (pequeñas y medianas empresas), que se van apagando, y eso que el gobierno tiene herramientas para contemplar ambas opciones y decidir. Es más, el gobierno debería fortalecer y sostener las dos posiciones”, agrega.

No hay política productiva sin gasto fiscal

Figueroa asevera que el gobierno ha decidido abandonar toda política que implique un gasto fiscal pero advierte que “no existe política productiva sin gasto fiscal. No existe política productiva sin dinero, porque se necesita del acceso al crédito”.

De hecho, el acceso al crédito de las Pymes es muy bajo, con un régimen impositivo “muy opresor” con impuestos directos que tienden a la baja del consumo y en el medio un esquema cambiario que no beneficia al exportador, no es competitivo.

Al parecer, estima Figueroa, el gobierno tiene como meta política la baja de inflación por la cercanía de la contienda electoral, a pesar de que esto desate una debacle en las Pymes y las empresas exportadoras.

Por último, señala que el gobierno nacional, lejos de utilizar las herramientas de gasto fiscal que tiene el Estado, viene tomando medidas contrarias, como la apertura de exportaciones en algunos sectores, o (como se conoció esta semana) la compra de maquinarias y herramientas usadas, que es una medida que beneficia a grandes empresas que seautocompran” para remitir dividendos o utilidades hacia afuera, ya que en realidad el cepo sigue existiendo, sólo se eliminó para personas físicas, pero no para personas jurídicas.

Imagen de portada: IA

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