Cantonismo y conservadorismo: la década del `30 en San Juan

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Aquella que José Luis Torres denominara “la década infame” (1930 – 1943), no terminó de comenzar en San Juan sino hasta después de la caída del segundo gobierno constitucional del Dr. Federico Cantoni (1932 – 1934).

Por Elio Noé Salcedo

Un movimiento anti democrático y contrarrevolucionario de los sectores conservadores –al que el propio cantonismo había ayudado a establecer a nivel nacional con la lógica de su trágico e inmanejable anti yrigoyenismo-, terminó arrojando del poder al caudillo popular sanjuanino -atentado contra su vida mediante- y dejó el camino allanado para la intervención federal a la provincia.

La intervención había sido reclamada al presidente Agustín P. Justo por una delegación del Partido Demócrata Nacional (conservador) veinte días antes de producirse. Curiosamente, esa delegación estaba presidida por el zar del azúcar, Robustiano Patrón Costa, cuyos intereses comerciales chocaban con la progresista iniciativa cantonista de crear la “Azucarera de Cuyo” con el fin de transformar y diversificar la estructura económica de la provincia.

Los “revolucionarios” sanjuaninos que asumieron la responsabilidad sobre los violentos sucesos, pertenecían a las fuerzas conservadoras, socialistas y radicales que en todo el país conformaban la “Concordancia” (transformada luego en “Contubernio”) e integraban la corte “democrática” del “régimen falaz y descreído” (incluidos los radicales anti personalistas) que en septiembre de 1930 derribó al gobierno constitucional de Hipólito Yrigoyen.

Ese “régimen” tan combatido por los radicales en su época nacional de oro, había vuelto al poder a través de un golpe a las autoridades legalmente elegidas y constituidas; al año siguiente había derribado al presidente de facto José Félix Uriburu; y con la abstención del radicalismo (desaconsejada por el mismo Yrigoyen en 1932, un año antes de morir), le había dejado libre el camino a la presidencia al general Agustín P. Justo. Las coincidencias entre los “revolucionarios” locales y el “democrático” Justo quedaron evidenciadas en la visita que tiempo después realizó el presidente Justo a la provincia y los discursos de los funcionarios locales que así lo expresaron.

Luego de 20 convulsionados días bajo la mira del “veedor” del P.E.N, general Juan R. Jones (el mismo apellido del mandatario asesinado en 1921), el domingo 25 de febrero de 1934 arribó a San Juan el interventor federal, contralmirante Ismael Galíndez, que en su breve gestión puso en marcha el plan “revolucionario”: atender las demandas de bodegueros, viñateros y comerciantes, disminuyendo considerablemente el presupuesto provincial (que había significado la punta de lanza del gobierno cantonista en su acción social y económica reparadora) y llamó a comicios –con los cantonistas consternados-, primero para diputados nacionales, el 11 de marzo de 1934, y luego para autoridades provinciales, el 22 de julio de ese mismo año.

En los comicios legislativos se produjo un amplio triunfo de los candidatos del Partido Demócrata Nacional (PDN) sobre los candidatos bloquistas, resultando elegidos diputados nacionales Santiago Graffigna y Honorio Basualdo. En las elecciones provinciales generales fue consagrada la fórmula conservadora del PDN: Juan Maurín – Oscar Correa Arce. En aquellas circunstancias, la única novedad que trajeron los comicios estuvo representada por la elección de Emar Acosta, la primera diputada mujer de toda la Argentina y América Latina, en el marco de la Constitución de 1927.

En las condiciones políticas, económicas y sociales planteadas por el nuevo gobierno, San Juan se acoplaba a los subterfugios de la “década infame”. Consecuencia de esa política y de esas conductas, serían la impugnación en la Legislatura local de los diplomas de cuatro de los seis diputados cantonistas, impidiéndoles que se incorporaran a la Cámara. Como lo reconoció hasta el propio diario oficialista (Tribuna), la maniobra “no tenía nada que ver con la legalidad del origen de los diplomas sino con la calidad de sus poseedores” –entiéndase, la ideología de los “poseedores”-. El otro episodio “digno” de esa década fue la quema del edificio donde funcionaban la sede del Partido Bloquista y los talleres y redacción del diario La Reforma. La reducción de impuestos y el pago de salarios con letras del Tesoro completaban el cuadro.

Cabe aclarar que ninguno de los gobiernos constitucionales cantonistas, ni el primero de don Federico (1923-25), ni el segundo de Aldo (1926-28), ni el tercero, otra vez de Federico Cantoni (1932-34), pudieron terminar su mandato legal, derribados como fueron por las fuerzas conservadoras de la provincia con apoyo nacional.

Fue entonces, con la asunción del nuevo gobierno conservador en 1934 –refieren Carmen Peñaloza de Varesse y Héctor D. Arias- que los viñateros organizaron un mitín solicitando la devolución de los impuestos cobrados a la uva por seguro obligatorio contra el granizo durante el gobierno de don Fico, a lo que el gobernador Maurín les contestó que encararía la difícil cuestión, pero señalando a la vez que desbordaba la capacidad financiera de la provincia. Era el callejón sin salida al que llevaban a San Juan las políticas conservadoras y la economía liberal de la Argentina oligárquica.

A mediados de 1937 hicieron crisis las disidencias dentro del partido gobernante, y el 31 de julio de ese año el grupo maurinista constituyó el Partido Demócrata Nacional Reorganizado, en contraposición al Partido Demócrata Nacional graffignista, que finalmente aparejó otra intervención a la provincia. Durante casi cuatro años, desde el 9 de abril de 1938 al 15 de enero de 1942, San Juan fue privada de su autonomía.

Finalmente, y después del paso de varios comisionados federales, en 1942 hubo nuevas elecciones de las que surgieron, con aires de conciliación entre los sanjuaninos, Pedro Valenzuela gobernador y Horacio Videla vicegobernador. En esta oportunidad también, la provincia recibió la corta visita del entonces presidente Ramón S, Castillo, oportunidad que permitió a los gobernantes locales expresar las coincidencias y solidaridad de su gobierno con la política del gobernante nacional.

De esta breve gestión, cabe destacar la terminación del pabellón de Clínica del Hospital Rawson y su montaje, al igual que la Sala de Primeros Auxilios del distrito de Barreal, aumentándose de esa forma en cerca de 200 camas la capacidad hospitalaria de la provincia. Se creó asimismo la Escuela de Enfermeros. La vieja Dirección General de Irrigación y Desagües fue transformada mediante ley en el Departamento de Hidráulica. En el orden financiero -refieren Peñaloza y Arias-, “en base a la ley 12.134 sobre régimen de unificación de impuestos internos”, las deudas anteriores fueron traspasadas a la Nación. Finalmente, como un símbolo de la gestión, dando un paso atrás respecto a su estructura estatal, se transformó el Banco Provincial de San Juan en una entidad mixta, tal cual lo conoceríamos hasta la década del 90, en la que fue directamente privatizado.

En definitiva, coincidimos en su conclusión con Susana T. Ramella de Jefferies, entre 1934 y 1943 “el poderoso sector vitivinícola se libró de los pesados impuestos y volvió a tener la hegemonía de la provincia como antes de 1923, pero no pudo destruir el legado de este movimiento populista (el cantonismo), la legislación social, que perdura hasta hoy, ni las obras de infraestructura que quedaron para siempre, como testimonio de esta época violenta y de gobiernos progresistas».

El 4 de junio de 1943 concluyó para todo el país la larga década caracterizada por la mishiadura, la entrega económica, los negociados y el fraude electoral. San Juan no había constituido una isla, salvo en el período de gobierno cantonista entre 1932 y 1934. El 15 de enero de 1944 -diez años después- encontró a San Juan tratando de reconstruir lo que “la década infame” y la caída del cantonismo habían permitido.

Comenzaba una época verdaderamente revolucionaria en todo el país. San Juan sería testigo y protagonista de este nuevo proceso transformador, no sin antes padecer esa tremenda tragedia humana y material que fue el terremoto de 1944.

Imagen de portada: Wikipedia, fotografía extraída del libro «Historia Argentina». Autor: Diego Abad de Santillán. TEA, Tipográfica Editora Argentina. 1971, Buenos Aires, Argentina.