Universidad e industrias culturales

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Escribe: Rector Dr. Ing. Oscar Nasisi

Quiero abordar en este espacio la relación existente entre universidad e industrias culturales y creativas. Para hacerlo es preciso definir primero qué se entiende por industrias culturales y creativas. Tomaremos en este caso el enunciado de la UNESCO, que las define como “aquellos sectores de actividad organizada que tienen como objeto principal la producción o la reproducción, la promoción, la difusión y/o la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial”. Como ampliación, la UNESCO aporta como principales características de las industrias culturales las siguientes: intersección entre la economía, la cultura y el derecho; incorporan la creatividad como componente central de la producción; tienen contenido artístico, cultural o patrimonial; los bienes, servicios y actividades son frecuentemente protegidas por la propiedad intelectual – derecho de autor y los derechos conexos; tienen doble naturaleza: económica (generación de riqueza y empleo) y cultural (generación de valores, sentido e identidades)innovación y re-creación; la demanda y comportamiento de los públicos es difícil de anticipar, pero podemos decir que el usuario pasa a ser el agente activo en la definición del producto y en su valoración. Así se constituyen acuerdos en la cadena de valor, identificar las partes constituyentes del sistema que suman al producto final en los factores intervinientes, el valor agregado desde dimensiones tangibles e intangibles abre el diálogo y la interacción con la lógica de la creatividad y la innovación.
En base a estas definiciones, creo necesario fijar el rol de la universidad pública como generadora de industrias culturales y creativas, como promotora de su existencia, en otras esferas. Es indudable que la UNSJ, en particular, a través de sus centros de creación y unidades académicas, genera contenidos culturales, aporta a los realizadores y a la vez se transfieren a la sociedad como actividad concreta de extensión universitaria. En atención a lo dicho, se impone ahora dar el siguiente paso: esto es, ser capaces de cambiar nuestra mirada y llevar estos contenidos a la categoría de industria de contenido, sin que esto implique una mella en su calidad creativa o artística. Estoy convencido que tenemos la capacidad y el talento que hace falta para articular áreas con el fin de concretar en el ámbito universitario una usina donde las ciencias humanas, las sociales y las exactas se den la mano para poner en valor nuestros productos culturales.
Hay ejemplos exitosos. La Editorial de la UNSJ es uno de ellos y las áreas de Publicaciones de las facultades también lo son. Xama, la señal televisiva de la UNSJ, va camino de serlo, cuando ponga en el aire sus producciones, que ahora se difunden por Internet. También lo son proyectos de extensión de diseño textil, tesis de grado y posgrado multimedial de producciones de facultades con software educativos y un paso no menor es la creación de la carrera de Estudios Teatrales.
La difusión es una parte importante, porque es indudable también que las industrias culturales tienen mucho que ver con la comunicación y es aquí donde tenemos que usar todas las tecnologías disponibles para que los contenidos universitarios lleguen cada vez a más personas.
Diagnosticando los puntos a reforzar es un aporte desde la universidad el perfeccionamiento de los procesos a partir de las materias primas, producción comercialización y consumo suscripto en un acuerdo de voluntades, construyendo los espacios. Creo firmemente que se abre un nuevo panorama para las industrias culturales y creativas universitarias. Está en nosotros tener la inteligencia necesaria para anticiparnos a lo que la sociedad nos demanda y poder responder con nuestros contenidos, que serán a la vez generadores de identidad, de desarrollo, de innovación y de transferencia. //