Enseñar o entrenar

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Escribe: Rector Dr. Ing. Oscar Nasisi

En este mes en que se celebra el Día del Profesor y cuando estamos próximos a la etapa en que nuestros egresados recientes reciben sus títulos de grado, quiero reflexionar sobre una aparente dicotomía que, según creo, y como casi todo, depende de quién y cómo se observe, es decir, depende del observador. Es la dicotomía entre enseñar y entrenar.
Durante mucho tiempo hemos sostenido que una de las funciones básicas de la universidad es enseñar, transferir conocimientos, formar profesionales. Pudimos luego advertir que con enseñar no alcanzaba o que, como señala el pedagogo brasileño Paulo Freire, “enseñar no es transferir conocimientos sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción”. Por otro lado, y con una visión más instrumental de la educación, hubo quienes quisieron equiparar a la enseñanza con un entrenamiento para el mundo del trabajo, despojándola del costado más enriquecedor, que es el del intercambio. Aquí de nuevo Freire pone luz, cuando sostiene que “no hay docencia sin discencia”, entendiendo por discente al que aprende.
El lugar del docente, entonces, es el del eterno aprendiz. El que siempre está dispuesto a actualizar conocimientos, a encontrar maneras distintas de motivar a los estudiantes, el que escucha las preguntas y estimula para la búsqueda de respuestas, sin asumir un rol paternalista. El que asiente a lo que puede aprender en el intercambio con sus estudiantes y permite la búsqueda por caminos, opiniones e ideologías que tal vez no son los suyos. Un docente discente, sobre todo, respeta y se respeta a sí mismo.
Consagrada como derecho humano fundamental, el principio de libertad de cátedra sostenido en la Reforma Universitaria de 1918, es la garantía de que la labor del docente universitario se ejerce sin ningún tipo de censura o limitación. Pero estoy convencido de que al mismo tiempo entraña el compromiso de realizar la tarea de enseñar de manera responsable, posibilitando el debate y la pluralidad de pensamiento, el acceso a distintas fuentes y la construcción colectiva de nuevas ideas y conocimientos. Una enseñanza que es atravesada por la solidaridad, el compromiso y el ideal de justicia sólo es posible en estos términos.
Pasar y dejar huella: creo que esta es, por lejos, la definición de la tarea docente que más se ajusta a lo que la sociedad de hoy necesita.