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RUBÉN FONTANA

Ganó la letra

Pudor. Para Rubén Fontana ese sentimiento fue uno de los motivos que lo llevaron a diseñar una nueva fuente tipográfica. Según contó durante su visita a San Juan, le dio vergüenza estar enseñando algo que él no había hecho nunca. Rubén Fontana es uno de los diseñadores gráficos más prestigiosos del país y fue el impulsor de la incorporación de la enseñanza de la tipografía a la carrera de Diseño Gráfico de la UBA y hasta 1997 fue titular de las cátedras de Tipografía I, II y III de esa carrera.

Invitado por la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (FAUD) de la UNSJ, Rubén Fontana disertó en un salón colmado de estudiantes de diseño y profesionales de esta disciplina y otras relacionadas con la comunicación gráfica. Luego de su conferencia, titulada "Ganarse la letra", se habilitó en el Foyer del Auditorio Juan Victoria la muestra de trabajo de la Bienal Letras Latinas 2004, exposición que nuclea los trabajos más destacados de la tipografía latinoamericana y que en su convocatoria original se llevó a cabo simultaneamente en Buenos Aires, Santiago, San Pablo y Puerto de Veracruz.

Fontana es el director de la revista "Tipográfica", publicación especializada que se edita en la Argentina desde 1987 y precisamente para esta revista diseñó la fuente denominada Fontana nd.
Pero como si ese medio y sus necesidades de comunicación no hubieran sido suficientes, Fontana confesó sus dificultades para "iniciar un trabajo por el simple hecho de la forma". Entonces, busca argumentos. Para diseñar su sistema tipográfico el argumento fue el idioma. "Las fuentes -dice- siempre fueron hechas por gente que habla y escribe en otro idioma: ingleses, holandeses, alemanes, suizos. Ninguno de estos diseñadores históricos en el mundo ha diseñado fuentes teniendo como idioma materno el español y esto, que puede no significar nada, es un tema no menor. Implica una cantidad de compromisos que solamente el idioma es capaz de condicionar". El trabajo que Fontana relató en su conferencia parte de la base de la configuración de las palabras y sonidos del idioma español, algunas de cuyas características son, por ejemplo, que al igual que los latinos tiene en su configuración de la palabra mayor cantidad de vocales, razón por la cual las palabras son más largas, pero también menos agresivas formalmente. A pesar de su riqueza, el español sólo lo ha hecho incorporando la letra "ñ" al alfabeto, aunque tiene otros sonidos que le son propios, como la "ch". Precisamente para ella la fuente Fontana propone un diseño que la considera prácticamente un solo signo y no la unión de la c y la h.

"La cultura de la letra, el alfabeto y la tipografía es el eslabón entre el conocimiento y la socialización del saber, entre lo que es la historia y lo por venir. La única protección que tiene este bien público ha recaído en la responsabilidad del que diseña las fuentes, es decir, que no hay ninguna institución mundial que esté protegiendo la cosa tipográfica que es de uso común y cotidiano para todos los humanos” afirma Fontana, para agregar que “Miles de tipógrafos en el mundo han buscado la alquimia que permite contar, a través de la letra, el discurso del hombre. Desde hace unos dos mil años que la tipografía no cambia de forma, es decir que se vienen repitiendo las fórmulas para expresar las mismas formas. Pero pareciera ser que hay un interés en las personas que trabajan en esto de ver de qué manera se puede optimizar algo que ya ha sido recorrido por tantísima gente". Ese es el trabajo de desarrollo tipográfico de los 252 signos que componen un alfabeto. "Es mucho trabajo -cuenta-. Uno tiene la idea de que sólo con 27 letras compone todo y después se encuentra con que tiene otras 27 para las mayúsculas, tiene los números, los paréntesis, los puntos, en fin, todo lo que hace falta para conformar un alfabeto". Esa riqueza de signos y la convicción de que sólo tienen razón de ser pensando en que la letra se hace para otros, quedó plasmada cuando, a poco de finalizar su exposición en San Juan, Rubén Fontana ofreció al público su versión tipográfica del tango "Gallo Ciego", un ejemplo de su experiencia de "escribir sonidos".