Editorial

por Benjamín Kuchen
Rector U.N.S.J.

Por una propuesta educativa autónoma

Atravesada por las diferentes lógicas y prácticas de las distintas disciplinas y profesiones, la Universidad Nacional de San Juan ha realizado recientemente su oferta académica a los jóvenes que están terminando sus estudios de nivel secundario. Con el propósito de democratizar el acceso al conocimiento y adecuarse a las demandas sociales y del mundo del trabajo, ha ofrecido un total de 62 titulaciones. Los estudiantes en nuestra Universidad, pueden cursar carreras que cubren un amplio espectro de campos profesionales. Las consultas realizadas por los estudiantes en relación con los programas de becas y de asistencia que tiene la universidad, reflejan también el hecho de que la UNSJ, como institución pública, además de tener como objetivo central prepararlos para encarar la vida, responde a la expectativa de contención social.

Tanto en la visita a los departamentos alejados como en la oferta central en la Escuela Industrial Sarmiento durante la primera semana de agosto, pueden destacarse por lo menos algunos aspectos. Por un lado, la gran afluencia de estudiantes que superó ampliamente la cifra de años anteriores. Más de 4000 alumnos participaron activamente de la muestra. Este hecho pone de manifiesto el interés y la clara intención de una gran mayoría de jóvenes de continuar estudios universitarios. Se percibe que cada vez está más afianzada la necesidad de ingresar a la Universidad, ya sea por motivaciones socioculturales, dada la valoración social que otorga la posesión de un título universitario, o por la convicción de poseer herramientas más potentes y seguras para enfrentar la vida.

Por otro lado, llama la atención la falta de definición de una gran parte de estudiantes sobre qué carrera seguir. Un porcentaje reducido tiene claridad sobre lo que le pueden aportar las distintas carreras, su grado de dificultad, los contenidos centrales de cada una de ellas, las posibilidades de acceder a fuentes de trabajo, etc. Estos dos aspectos, corroborados mediante consultas a los visitantes, dan la pauta de que mayoritariamente la juventud ve la necesidad de realizar estudios superiores, pero manifiestan ansiedad y preocupación por encontrar la carrera que va a definir su vida. Y no es para menos.

En los últimos años, el incremento de la exclusión social, el énfasis de los servicios sobre lo productivo, la existencia de una sociedad altamente competitiva, generan en el estudiante, prematuramente, una tensión para la proyección de su futuro que contrasta con la tranquilidad con que los jóvenes, en décadas pasadas, elegían su formación. Cuál es la salida laboral o la profesión como herramienta para vivir se convierten en los criterios claves que orientan la selección de la carrera. Se impone la idea de un graduado universitario con preparación apropiada para que pueda insertarse en un mundo laboral marcado por los dos procesos básicos que caracterizan la época actual: la globalización y la revolución tecnológica. Esto trae serias implicancias para la Institución Universitaria: definir el perfil de los graduados y los alcances de las carreras siguiendo únicamente los dictados del mercado alteraría el rol de la Universidad como lugar de desarrollo de la ideas, del libre movimiento científico y la creación del arte. En consecuencia, la Universidad debe enfrentar el desafío de conectarse con la sociedad para responder a sus demandas, sin someterse a las necesidades del mercado, preservando su autonomía.

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