El turismo es fenómeno y multiactividad, mueve la tercera parte de la población global, ocupa el 9% del GDP, y según la Organización Mundial del Turismo genera uno de cada 12 empleos en el mundo. Se supone que una gran mayoría de nosotros viajamos motivados principalmente por la realización de vacaciones, generalmente en familia, pareja o amigos, sin embargo solo un 7% no posee motivo único.
En el marco de este motivo "no único" es que me permito inscribir el turismo de vinos y bodegas de Argentina, denominado "Caminos del vino de Argentina". Desde nuestros Andes gloriosos -y su paso por oasis de regadío natural en que se esconde la mayor riqueza enológica del país-, a la relación productiva encabezada por Mendoza "Capital de la Bebida
Nacional" le sigue Salta "La linda" y San Juan "La estrella de los Andes", estos polos de atracción han motivado más de 2.096.838 de visitas durante el año 2010, solo en la provincia de Mendoza, según la Comisión Nacional de Turismo Vitivinícola de Bodegas de Argentina.
La clave del motivo "no único" se encuentra en su terruño, en ese mundo sorprendente de vinos que día a día atrae cada vez más adeptos y turistas de lugares como Estados Unidos, Brasil, Inglaterra y Francia. La añoranza de un pasado, de un país y el deseo de progreso de las familias migrantes de 1930, propiciaron el origen de las bodegas actuales, que con tintes de arquitectura moderna y reciclado forman parte de uno de los recursos turístico más importante de Argentina.
En San Juan, cada bodega ofrece una "terroir" diferente; algunas, vinos orgánicos; otras, espumantes que utilizan método tradicionales, entre otras que ofrecen el vino de cuatro estaciones y algunas cuyos platos exquisitos son gourmets o cocina de autor. A estas bellezas edilicias se les suma la hospitalidad con que los sanjuaninos atienden al turista, además de la relación precio-calidad en cuanto a varietales tales como el Shiraz o Cabernet Sauvignon. Mendoza, con su exquisito Malbec y su gran oferta en actividades recreativas en viñedos que incluyen hasta paseos en globos aerostáticos; y Salta, con hoteles y spas de bodegas que son un ensueño. Una visita que vale la pena realizar, todo un mundo concentrado en el 0,001 % de una botella de vino.