Los medios de comunicación desconocen la discapacidad. Una persona con discapacidad es una persona con un déficit, con ceguera, disminución visual, discapacidad intelectual, hemiplejia, etc., no es "especial", ese término invisibiliza y la invisibilización excluye. Tampoco somos sordos o minusválidos o Dawn, somos personas con una determinada discapacidad. Las barreras arquitectónicas son las más fáciles de superar, las actitudinales son las que más nos perjudican. Cuando se diferencia a las escuelas normales de las especiales, se crea una barrera, un niño con discapacidad no puede acceder a una escuela normal, para eso tiene la especial. Cada vez que se organiza una maratón para personas con discapacidad, propuesta que parece buena pero no lo es, se nos niega la posibilidad de compartir cosas con personas sin discapacidad, de integrarnos a ese mundo que también es nuestro. Todo lo que se adapte para las personas con discapacidad deja de ser inclusivo. Nosotros no nos avergonzamos de tener este déficit, queremos que nos miren y que nos acepten en espacios comunes, queremos ser parte de todo, nosotros sabremos hasta dónde llegar, dependiendo de nuestros límites. Vivimos en una sociedad excluyente que te encasilla, fundada en prejuicios. Una persona que tiene una discapacidad de determinado tipo, tiene otras capacidades con las que puede aportar algo a la sociedad, desde otro enfoque, desde su lugar. La falta de políticas de inclusión permite un doble juego, la persona con discapacidad se siente excluida entre personas sin discapacidad, entonces empieza a formar guetos entre sus pares, donde se siente libre y cómoda, fomentando una autoexclusión. Mejorar la terminología que utilizamos es el primer paso. Los eufemismos remarcan estereotipos, son discriminatorios e invisibilizan.