Hace 33 años que está estrechamente vinculado con la Escuela Industrial "Domingo Faustino Sarmiento". El Mg. Jorge Gutiérrez determina ese cómputo con la suma de sus seis años como ex alumno y sus 27 como profesor en esa escuela. Desde el 26 de febrero último, ese vínculo tomó otro cariz (para él, seguramente, el más significativo), porque ese fue el día en que llegó a la Dirección del establecimiento para hacerse cargo, por medio año, de su conducción como interventor. Fue la mañana en que el rector de la UNSJ, Dr. Oscar Nasisi, dispuso la intervención del instituto luego de un dictamen de la Dirección de Asuntos Legales, el cual aconsejaba la separación del cargo de director del Ing. Carlos Astudillo mientras se investigan hechos denunciados por docentes de la escuela. Jorge Gutiérrez había participado del concurso hace unos años para dirigir la escuela, pero quedó segundo. "Me sentí manoseado por un manejo irregular de mi concurso", dice. Luego añade: "Tal vez estos sean mis únicos seis meses de gestión, no se sabe. Si concluido este tiempo se abre un concurso para definir el nuevo director, voy a postularme. Como también podría hacerlo el Ing. Astudillo si no se descubre alguna irregularidad en su gestión, que es algo que se está investigando", avisa Gutiérrez. Ese concurso será en septiembre.

-¿Con qué panorama se encontró cuando llegó a la escuela?
-Para contestar esa pregunta primero tengo que decir que soy ex alumno de esta institución. Entonces, desde el punto de vista del personal, puedo asegurar que fue una sorpresa para todos e incluso para mí. Yo esperaba el concurso de septiembre próximo, pero tres días antes de la intervención me comunicaron lo que iba a suceder y me ofrecieron ser el interventor. Fue una sorpresa para mí y para la gente que ese día estaba trabajando. Más allá de los motivos por los cuales pueda haber sido separado del cargo el ingeniero Carlos Astudillo, hago hincapié en el recurso humano de la escuela. La estructura humana y social que siempre hubo en la escuela está rota. He encontrado una institución con relaciones humanas deterioradas.

-¿Habla de los docentes de la escuela?
-Estamos hablando en general. Aquí convivimos docentes, jefes de Talleres, PAU. No veo bien al personal. Es decir, veo que esa camaradería que hubo siempre en la Escuela Industrial de pronto se rompió. Algo se rompió.

-¿Las relaciones son más difíciles?
-Sí, digo que las relaciones son más difíciles. Digo que en los últimos seis años hubo gente que se quejó y que ahora, a raíz de la intervención, más gente se está quejando. Es como que antes todo el mundo estaba callado, y ahora es como que ven una oportunidad en la que todos empiezan a hablar y a hacer comentarios sobre por qué una situación, por qué otra.

-¿Cual debería ser el trabajo a realizar por la intervención de la escuela?
-Llevo como empleado 27 años en esta escuela, más mis 6 años como alumno. Esto es un respaldo humano que yo siento, es como decir que a mucha gente la conozco desde diferentes roles, desde mi rol de alumno, de jefe de trabajos prácticos, de profesor. Esta es la parte que tengo a favor, de saber quiénes son, cómo son, cómo han sido antes de la gestión anterior, cómo han trabajado. Me he abocado a recuperar un poquito esos valores de todo este personal, que es muy buena gente. La idea es volver a incluirla en un equipo de trabajo y que se puedan rescatar todos esos valores que ellos tienen. No me sobra ningún empleado, realmente. La idea es que podamos rediseñar procesos. Yo estoy hasta el 26 de agosto, cuando se cumplen los 6 meses de intervención, y la idea con la cual yo vengo es la de restablecer y dejar la escuela tanto hacia dentro como hacia afuera en otro nivel. Y articulada también con la mayor cantidad de instituciones posibles.

-¿Ya se reunió con el personal?
-Cuando fue la intervención les dije a los periodistas que vinieron que les iba a dar entrevistas luego de 20 días. Lo hice porque mi idea fue, y así lo hice, empezar a caminar la escuela y comentarle al personal cuál era mi situación como interventor. Y también la idea fue tranquilizarlos, en el sentido de decirles que yo no vine a sacar a nadie. Al ser esta una intervención, todo lo que yo mueva o deje de mover es de manera transitoria. Tuve reunión con los profesores, PAU y todos los estamentos.

-¿La escuela sigue funcionando normalmente?
-Así es. Todo lo que se ha venido haciendo lo he continuado, obviamente con un previo análisis para, en el caso de existir un convenio, por ejemplo, ver si es coherente, y si tiene renovación automática continuar con ellos. Si no la tiene, lo analizamos, incluso para llamar a licitaciones para el bufet, por ejemplo. Todo lo bueno que se hizo hay que continuarlo y potenciarlo. Otra cosa de la cual me he dado cuenta es que la escuela, dentro de la UNSJ, estaba aislada. Hace poco, desde la Facultad de Arquitectura me preguntaron si yo podía recibir en la escuela una cátedra de Maquetería. Les contesté que sí y me dijeron que tenían convenio con la Escuela Boero hace tres años y en cambio nunca pudieron hacerlo con la Escuela Industrial. Gente de Ciencias Exactas me propuso lo mismo. Yo quiero articular. Acá hay 1.400 jóvenes todos los años, ellos son la materia prima de nuestra universidad. Qué mejor que hacer convenios articulados con todas las facultades.

-¿Qué opinión tiene de lo sucedido?
-Yo siempre me mantuve al margen de la gestión anterior, porque me sentí manoseado por la manera irregular en que se dio el concurso en el que quedé en segundo lugar. Yo tenía dos opciones: poner obstáculos a la gestión que comenzaba en la escuela, o venir y cumplir con mi trabajo y nada más. Tomé la decisión de no ponerle obstáculos en nada al ingeniero Astudillo, porque entendí que no era su problema sino de la autoridad de la UNSJ en ese momento. Esto me posibilitó no involucrarme con ninguno de los grupos de la escuela que hablaron con el rector Nasisi. Preferí quedarme solo y no dañar a la institución. Me sorprendió la intervención porque ya estaba pensando en prepararme para el concurso del 7 de septiembre.