Hay cuestiones que están surgiendo. Cosas que sólo han sido planteadas por intelectuales, pero nunca por gente como nosotros, que ha permanecido fuera de un debate abierto. Cuestiones invisibles. Ante esto, el documental "La educación prohibida" se propone activarnos críticamente frente al sistema educativo actual.

Desde hace décadas están vigentes las luchas por la educación pública, laica y gratuita, la participación estudiantil, el boleto escolar, los reclamos docentes, entre otras cuestiones. Pero hasta ahora no ha existido un movimiento que haya logrado plantearle al poder, y que haya instalado en el sentido común, un cuestionamiento al sistema educativo de fondo.
La educación prohibida, estrenada recientemente y financiada por cientos de co-productores, fue realizada en ocho países de Iberoamérica a través de entrevistas a diferentes educadores partícipes de experiencias educativas no convencionales. Es un documental que surge con este propósito: activarnos críticamente frente al sistema educativo actual, y mostrarnos diversas soluciones para la educación, dejando abierto su concepto para que podamos construirlo.
La división de edades, los test estandarizados, las clases obligatorias, los planes de estudio aislados de la realidad, el sistema de calificaciones, las presiones sobre los alumnos y docentes, el sistema de premios y castigos, el encierro, los horarios estrictos y la estructura verticalista de la escuela, son elementos relevantes que dan cuenta de la función de la educación que conocemos. La escuela significa un espacio de tedio y aburrimiento para alumnos de cualquier edad y de cualquier lugar del mundo, donde se adiestra homogéneamente a ciudadanos obedientes, consumistas y eficaces, deshumanizándolos y convirtiéndolos en números, reprimiendo sus subjetividades e individualidades. Se trata de un sistema de exclusión donde se decide qué lugar en la sociedad debe ocupar cada uno, a través de la superación de barreras y objetivos que desde afuera se nos imponen. En el paradigma educativo en el cual estamos inmersos, el sistema nos construye, y no podemos ser nosotros los protagonistas de nuestra propia educación.
Desde las diversas experiencias educativas presentes en el documental, podemos comenzar a pensar en una educación que no reprima individualidades ni subjetividades sino que las estimule. Esto debería dejar de ser una utopía para empezar a ser una urgencia, para lo cual es necesario que no sólo unos pocos se planteen esta crítica y comiencen a construir su propia educación, sino que surja desde los estudiantes más jóvenes hasta padres y docentes, quienes, al fin y al cabo, también son víctimas de este sistema.
La educación prohibida sintetiza de forma clara toda esta crítica, que ha sido desarrollada por filósofos y pedagogos como Foucault, Freire, ..., para acercárnosla y así poder apropiarnos y difundir estas ideas, sin ser intelectuales. El resto es actuar.