edición 57
AÑO Ix - Nº 57 | mayo de 2012
entrevistA | INGENIERO ENRIQUE MARTÍNEZ | EX PRESIDENTE DEL INTI
"Tendría poco sentido que la universidad no tenga como meta el vínculo con la comunidad"
El ingeniero Enrique Martínez, ex presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, dialogó con esta revista antes de arribar a San Juan para brindar una conferencia en la UNSJ. Aquí habla de la implicancia de la transferencia tecnológica de la universidad pública al medio y expone su visión sobre la minería en Argentina.
INGENIERO ENRIQUE MARTÍNEZ

Enrique Mario Martínez es ingeniero químico y tiene una vasta trayectoria en temas relacionados con la innovación tecnológica-científica. Fue Presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) entre 1986 y 1988 y entre 2002 y 2011, Decano de la Facultad de Ingeniería de la UBA (1973-1974), Secretario de la Pequeña y Mediana Empresa de la Nación (2000 – 2001) y Diputado Nacional (1999 – 2000). Es una de las voces más consultadas para hablar de industria, tecnología y políticas públicas, por sus contribuciones al desarrollo económico y la generación de empleo. Hace días ofreció en la Universidad Nacional de San Juan la conferencia denominada "Transferencia de tecnologías para el desarrollo local. El aporte posible de la Universidad pública". "Si se cuenta con las tecnologías necesarias para mejorar la calidad de vida en comunidades pequeñas y rurales, por supuesto que se puede detener un poco la migración a la ciudad desde el campo", le dijo a Revista La Universidad.

-En cuanto a transferencia tecnológica, ¿cuál es el posible aporte de la universidad pública al desarrollo local?
-Esto depende categóricamente de la forma en que la universidad se coloque frente al tema, con dos miradas alternativas. Primero, se dispone de una serie de saberes y se los ofrece al medio. Segundo, se pone el énfasis en identificar las demandas empresarias o sociales, reales o potenciales, se las evalúa y a partir de allí se organiza la transferencia. Mi criterio es que sólo el segundo camino permite el aporte. En ese caso, lo que se brinde puede ser de gran importancia para el desarrollo local.

-El sector productivo suele requerir tiempos de ejecución de proyectos mucho más acotados que los que en realidad maneja la universidad, ¿El INTI u otros organismos públicos implementan alguna política para agilizar la transferencia a la comunidad?
-En las universidades, al igual que en el resto del sistema de Ciencia y Técnica, hay saberes académicos de diversa naturaleza, que se fortalecen de manera sistemática, en función de los planes que cada ámbito formule para enriquecer técnicamente a su gente. La agilidad de la transferencia se consigue cuando hay un grupo específico dedicado a servir de nexo entre esos saberes y las necesidades o demandas comunitarias. A partir de conocer la correspondencia entre estas demandas y la oferta desde la academia o, al menos, lo que puede ser más cercano, se pueden realizar las adaptaciones en la oferta que hagan más rápida la transferencia.

- Cuando se habla de transferencia desde la universidad, ¿se habla de transferir a industrias o a sectores sociales específicos?
-Se habla de los dos campos. La diferencia es que en el primer caso, las industrias pueden tener necesidades subjetivas razonablemente claras. Por el contrario, los sectores sociales suelen tener necesidades objetivas, que a veces se perciben con claridad desde dentro de la comunidad y otras veces no. Por lo tanto, en el segundo plano es normalmente necesario transitar primero por una etapa de identificación del problema a resolver, que es más laboriosa e interdisciplinaria que la que se plantea cuando el interlocutor es un industrial.

-Usted hace tiempo elaboró un documento titulado "La solidaridad tecnológica", allí dice que el conocimiento es un componente esencial del desarrollo y que además es más importante que el capital, ¿bajo esta cuestión "axiológica" usted ubica la transferencia tecnológica desde las universidades al medio?
-Las universidades forman jóvenes en diversas disciplinas. La generación y diseminación de conocimiento que eso implica justifica su rol. El punto es que además las universidades tienen cuerpos docentes con dedicación exclusiva que realizan tareas de investigación y desarrollo, y poco sentido tendría que no se planteen como meta establecer un vínculo con la comunidad.

-Sigue en el centro del debate nacional la minería. Respecto a este tema parece haber dos ejes. Uno de ellos tiene que ver con la cuestión ambiental, en tanto que el otro se relaciona con quiénes son los que explotan los recursos naturales. ¿En cuál de estos dos ejes usted pondría más el foco para debatir?
-Ambos forman parte de una cuestión superior a ellos. La minería existe para producir bienes de consumo final o elementos que se integran a esos bienes. Tal como está organizada en la Argentina, el agregado de valor para llegar a contar con esos bienes se concreta en el extranjero. Eso es un modelo de generación de una riqueza aparente en el presente y una segura pobreza futura, con el agotamiento de cada mina. El debate central debería estar en que la explotación minera no es más que el primer eslabón de cadenas industriales, que deben ser evaluadas y diseñadas de modo tal de asegurar que el valor incorporado localmente sea el máximo. A partir de entender qué se quiere producir, en qué cantidades para mercado interno y cuáles para exportar, surge el ritmo de extracción minera necesario. Con esa metodología es seguro que la vida útil de las minas sería mucho mayor que las programadas, porque las explotaciones no deberían ser mega. El tema ambiental sería más manejable y resoluble y las inversiones estarían al alcance de capitales públicos o privados del país. Sobre la tecnología no hay mucho que decir porque está disponible, salvo para metales muy sofisticados y de reciente uso masivo; pero aún en estos casos, los desarrollos están al alcance del medio local. Este es el debate pertinente y no cuestiones parciales, que quedan contenidas en él.

FRAGMENTOS DE LA CONFERENCIA

"La inversión de fondos es un subproducto del conocimiento"

El Ing. Enrique Martínez brindó en el Edificio Central de la UNSJ la conferencia "Transferencia de tecnologías para el desarrollo local. El aporte posible de la Universidad pública". Lo que sigue son fragmentos de los conceptos vertidos por el ex Presidente del INTI.

Mitos en el desarrollo local "El primer problema con el desarrollo local es tener claro el objetivo, es decir, saber qué le pasa a la comunidad sobre la cual se está ejecutando un programa de desarrollo local. Con regularidad, se pasa directamente a los instrumentos, es decir, se promueve negocios en un lugar y con eso se sostiene que se estimula el desarrollo local, que todo negocio es bueno para el desarrollo local y, por lo tanto, hagamos negocios, que el desarrollo vendrá. Eso es falso. Por ejemplo, el sentido de instalar a Fiat en Argentina es para reducir el número de cosechadoras que se importen. Pero la pregunta que no se hizo es: ¿qué les pasa a los que ya producen cosechadoras en Argentina con la llegada de Fiat? ¿Venderán más, menos? No basta con anunciar una inversión industrial en algún lugar para concluir que eso apuntala el desarrollo".

Trabajo golondrina "El trabajo golondrina involucra una cantidad indefinida de personas en Argentina, digamos alrededor de 50 mil personas. Una parte relevante proviene de regiones santiagueñas: Atamisqui y Loreto. Los políticos locales dicen 'el trabajo golondrina es la salvación del pueblo'. El intendente de Atamisqui me dijo que Monsanto es la salvación porque se lleva de allí dos mil personas por año y luego de seis meses vuelven con más plata por mes que lo que gana un empleado público del pueblo. ¿Entra en la ecuación de desarrollo local de Atamisqui el hecho de que ese pueblo durante casi ocho meses está habitado sólo por empleados públicos, mujeres grandes que cuidan a los hijos de las chicas -que en paralelo con los trabajadores golondrinas se van a trabajar como empleadas domésticas a Buenos Aires o a Rosario- y jubilados o viejos que no tienen capacidad para sumarse al trabajo golondrina? Podría convenirse que allí hay una comunidad rasgada, fraccionada, destruida. La gente está empleada, pero esa comunidad no está mejor".

La minería "Si en lugar de producir, por ejemplo, concentrado de cobre, producimos alambre, cada alambre vale cuatro veces el concentrado. Entonces, para generar el mismo valor, en vez de agotar la mina en 15 años, la podemos agotar en 60 y generamos el mismo valor. Si en lugar de pensar en cómo hacer el agujero lo más grande posible y vaciarlo lo más rápido posible, pensamos en la producción de cobre necesaria para el mercado interno y en la posibilidad de exportarlo y tratamos de que toda la cadena de valor se desarrolle en Argentina, no tendremos un proyecto de 15 años sino de un siglo. Hay una secuencia que va desde la materia prima hasta el consumo final, y a eso llamo cadena de valor. La inserción de los negocios locales en la cadena de valor debe ser con la máxima autonomía, de un modo que se tenga el mayor control posible sobre la renta general. El que hace negocios quiere que sea lo más rápido posible para recuperar lo invertido prontamente. Él tiene su derecho a pensar el negocio en esos términos. El que no tiene derecho a pensar el desarrollo local en términos de negocio es el responsable del desarrollo local, que no es la minera sino el organizador de la comunidad".

Cadena de valor virtuosa "Deberíamos usar los miles de kilómetros de minerales bajo tierra desde la necesidad comunitaria. Definir el negocio a escala de lo que podemos fabricar como bien final para el mercado interno y para exportar en términos competitivos, y desde allí construir la cadena de valor al revés, hasta definir cuánto mineral tenemos que extraer. Ojalá tengamos una cadena de valor virtuosa, de potente valor agregado, que incorpore mucho conocimiento, que ocupe toda la gente y que haga bienes complejos, esperando el mineral allá en la mina, y que no se nos termine nunca. Y que cuando se termine, podamos importarlo de Sudáfrica o de África, porque el segmento potente de generación de riqueza lo habremos tenido acá. Eso es pensar desde la comunidad hacia el recurso natural. Eso vale para el litio, para el cobre, el oro y cualquier otro mineral".

El sol y la Universidad "Hay que convertir en política de Estado el hecho de que el conocimiento tiene que estar en el centro de cualquier proyecto de desarrollo, y no la inversión. La inversión de fondos es un subproducto, lo central es el conocimiento. No cabe duda que San Juan, con la Universidad y otros ámbitos técnicos, debería estar trabajando en hacer ingeniería inversa de una planta de generación de energía solar, para decidir los buscadores de sol, el sistema de cableado, de distribución, de acumulación. Para decidir si se puede hacer o no. Y si aparece la posibilidad de que sí, si faltan elementos técnicos, allí hay trabajo para investigación en la Universidad. Y si no hay falta de elementos técnicos, hay un esfuerzo de vinculación entre la Universidad, el Estado y las empresas para entender cómo éstas puedan hacerlo. La provincia del sol podría tener una industria solar de primera magnitud. No generación de energía solar sino industria de generación de energía solar".

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