Como cada primera mitad de año desde 2008, fuimos invitados a participar de una nueva edición del Festival 30.000 de Teatro por la Memoria que, mediante el cruce de diversos lenguajes artísticos, enfoca temáticas que atañen a los derechos humanos, la recuperación de la identidad, la memoria de la última dictadura militar y los treinta años pasados desde la guerra de Malvinas. Hagamos ahora un poco de memoria de los anteriores festivales para encender la expectativa del próximo.
Era marzo de 2008 y los sanjuaninos eran llamados al teatro, al teatro como lugar público, para el Festival Provincial Teatro de la Memoria, que luego recibió el nombre de 30.000 y adquirió estatus nacional. Había todavía algo de conjura esa vez primera. Los medios volvían de una larga amnesia, como en las telenovelas. Pero el teatro no se estaba acoplando al mood de la dirección política nacional. El teatro siempre fue un espacio político. De hecho, muchas de las obras del primer festival de la memoria eran re-estrenos. Las obras ya habían sido estrenadas, el contexto era nuevo: "Potestad" del Círculo de Tiza o en "Donde El viento hace buñuelos", del grupo Sobretabla, por ejemplo. Los que asistamos a la nueva edición del 30.000 tendremos oportunidad de volver a ver esta última obra o de verla por primera vez. En 2009 hubo dramaturgia escrita para y por el festival. Fue el caso de "El cuerpo de los expiados", de Ariel Sampaolesi, y de "La permanencia", de Juan Carlos Carta, llevadas a escena por el Candado y el Círculo de Tiza, respectivamente.

El 30.000 se ha caracterizado por ser multidisciplinario, los artistas de la provincia acuden a la convocatoria de los teatristas: teatro, danza, semimontados, instalaciones, muestras visuales, charlas, recitales. Todas estas manifestaciones unidas por un hilo conductor: la memoria. Y no se trata de una memoria circunscripta al horror de la última dictadura militar, el 30.000 es la asamblea donde se ejercita y construye toda la memoria de un pueblo. Fue así en el primer festival con "Sumersión" del Círculo de Tiza y con las obras que volvían sobre los hechos y personajes de la revolución de mayo en la última edición del mismo: "Variaciones Moreno" y "La revolución de mayo", puestas en escena por José Annechinni y Rubén González Mayo, respectivamente.
Mirado históricamente, este festival surgió como contrapunto (o contra-festival) de la Teatrina o Fiesta Provincial del Teatro. Así, y retrospectivamente, el evento original cumplió con la función de generar un espacio de inclusión para hacedores que tomaron distancia del desgaste institucional que venía sufriendo la actividad teatral de la provincia. Con posterioridad a esa primera toma de posición fuerte de los hacedores más representativos del canon productivo, no sólo se instauró la continuidad del 30.000 como festival, sino que además cobró, tanto para los hacedores como para el público, una relevancia comparable a la de la Fiesta Provincial del Teatro.