edición 55
AÑO VIII - Nº 55 | NOVIEMBRE de 2011
Entrevista a Osvaldo Bayer
El historiador, escritor y periodista Osvaldo Bayer dialogó con Revista La Universidad. Fue en el contexto del reconocimiento hacia su obra y trayectoria por parte de la Universidad Nacional de San Juan mediante la entrega del Doctorado Honoris Causa.
POR daniel gil, fabián rojas Y omar cereso

El escritor, historiador y periodista Osvaldo Bayer recibió el Doctorado Honoris Causa por parte de la Universidad Nacional de San Juan. El fundamento de la entrega de esta distinción está impreso en el Artículo 1º de la Resolución 100/11 del Consejo Superior de esta casa de estudios, el cual dice: "Otorgase el título de Doctor Honoris Causa de la UNSJ al historiador, escritor y periodista argentino Osvaldo Bayer por la trayectoria llevada a cabo como periodista, escritor, pensador, novelista, ensayista, guionista, cumpliendo con el papel de intelectual lúcido y crítico, que con rigurosidad y fundamento habla de su propia realidad social e histórica, en un todo de acuerdo con lo establecido en el artículo 130 del Estatuto Universitario de esta Casa de Altos Estudios". El otorgamiento del Doctorado fue una instancia propicia para que el autor de "La Patagonia rebelde" conceda una entrevista exclusiva a Revista La Universidad. Derechos humanos, ética en la historia, academicismo historiográfico, su visión crítica sobre próceres argentinos, Mariano Grondona, el uso interesado del folklore, entre otros temas, son abordados por uno de los pensadores más preclaros de la Argentina contemporánea.

-Tras la reapertura democrática en Argentina se da la necesidad de revisar la historia con un sentido crítico, ¿qué opinión tiene al respecto?
-Estoy involucrado en eso profundamente, dado que me parece un insulto a los derechos humanos y a la mayoría de la población argentina por ejemplo que tengamos como monumento más grande de la Capital Federal y en el lugar más céntrico al General Roca, autor del genocidio en la Campaña del desierto, y que no esté allí el General San Martín o alguno de los libertadores de Mayo, como Castelli, Moreno o Belgrano. Ellos quisieron terminar con el racismo y devolverles sus derechos a los pueblos originarios. Además nunca se nos ha enseñado en los colegios que Roca restableció la esclavitud, que en Argentina había sido eliminada en 1813.

-¿El restablecimiento de la esclavitud está registrado en la prensa de la época?
-Los testimonios están en diarios de 1879. Hubo avisos oficiales del presidente Avellaneda sobre reparto de indios. "A toda familia que lo requiera se le entregará un indio como peón o una 'china' (en esos términos) como sirvienta. Después están los informes oficiales de que hubo centenares de originarios enviados a la Isla Martín García a hacer construcciones de tipo militar. Y también están las cartas del ya presidente Roca, enviando a representantes de pueblos originarios a trabajar a la zafra de Tucumán.

-Y hubo medios de comunicación que apoyaron esas acciones, ¿no?
-El Diario La Nación, por ejemplo, apoyó la Campaña del desierto. Pero también sucedieron cosas que ese diario no quiso dejar pasar por alto. Roca efectuó un fusilamiento de 60 representantes de pueblos originarios en la provincia de Buenos Aires y quedaron los cadáveres en exhibición. La Nación le dedicó todo un artículo y al día siguiente salió un editorial titulado "Impunidad".

-Hoy, ese diario y sus columnistas historiadores buscan atacar directamente a una visión historiográfica como la suya o la de Felipe Pigna, por ejemplo. La intención parece ser incluir al historiador en el mismo modelo que tiene para el periodismo: historiadores adictos al gobierno e historiadores "objetivos", ¿es así?
-Sí, esa es una campaña de mala fe de Mariano Grondona y del historiador Alberto Romero, en la que dicen que nosotros queremos reemplazar el monumento a Roca por un monumento a Kirchner. Yo jamás pensé en eso. Siempre digo que hay que dejar pasar 50 años de la muerte de una persona para luego discutir si se le hace un monumento o no, en función de su trayectoria. Hay que analizarla posteriormente, cuando ya no haya influencia de ninguna parte. Nuestro pedido al Gobierno de Buenos Aires fue cambiar el monumento a ese genocida de Roca por uno a quien lo merezca. A la mujer de los pueblos originarios, en cuyo cuerpo se originó el mestizo, el criollo, que fue el soldado de nuestra independencia.

-Usted decía que existe un estudio antropológico sobre esa cuestión de sangre.
-Sí, hay un profundo estudio de antropología de la Universidad de Buenos Aires que señala que entre el 56 y el 61 por ciento de la población argentina tiene algo de sangre de los pueblos originarios, a través del mestizo. Por eso creo que es una falta de respeto a la mayoría de la población el monumento a ese genocida, quien en todos sus discursos los trataba como salvajes o bárbaros.

-Historiadores como usted tal vez tienen una producción historiográfica accesible al público, mientras que otros se dirigen a sus pares. ¿Esto tiene que ver con aquel ataque a ustedes?
- Sí, y ese es el denominado academicismo, es decir, ellos se leen entre ellos. Nosotros hemos adoptado un idioma periodístico fácil pero siempre basado en la verdad histórica. En historia no se puede falsificar los hechos. Cuando uno produce alguna falsificación siempre habrá un historiador que encuentre la documentación científica para demostrar que hubo mentira. Hay que decir la verdad, hay que decir lo bueno y denunciar lo malo en cuanto a nuestros próceres.

-¿Los academicistas son propensos a escribir la historia oficial?
-Por supuesto, y se ha demostrado. No se puede decir una palabra contra Roca, a pesar de que está comprobado con documentación histórica, con sus propios discursos, con el informe de la comisión científica que acompañó a Roca. Todas estas cosas están en el Archivo General de la Nación. La reesclavización está en la prensa diaria de 1879. ¿Por qué negar eso? El monumento a Roca además es una vergüenza porque fue realizado por un gobierno no democrático, elegido por el fraude patriótico en la década del '30, la década infame. Eso fue cuando el hijo de Roca fue elegido vicepresidente del General Justo. Es Roca hijo quien propone el monumento, que se inauguró en 1940 con el gobierno de Ortiz, también elegido por fraude patriótico.

Un debate por las tierras

"Hay que hacer un debate, y hacerlo en la forma más científica posible, sobre la distribución de tierras. Hay que hacer congresos de historiadores, probar las cosas que se sostienen y realmente hacer una verdadera justicia en este tema. Hay que ver por ejemplo la concesión que Roca hizo en Santa Cruz, donde dio 2 millones 500 mil hectáreas a 137 estancieros ingleses y a ningún argentino".

-¿En qué medida lo ideológico incide en el trabajo del historiador? Porque también se debate que hay revisionistas que faltan a la verdad por adherir a determinado pensamiento ideológico.
-La historia no debe tener color político. La historia tiene que manejarse solamente por la ética, por la moral. El respeto a la vida es denunciar a aquellos que tomaron a la muerte como una solución política, es la defensa de los derechos de todos, de la democracia, de los principios de la libertad, nunca respaldar a una dictadura.

-El Doctorado que le entrega la Universidad Nacional de San Juan generó alguna polémica. Esa polémica está en función de que éste es un año sarmientino, y hay quienes piensan que tal vez sea un momento inoportuno para entregarle el reconocimiento porque a usted se lo considera muy crítico de Sarmiento.
-De Sarmiento también hay que decir la verdad. Tiene cosas muy positivas, no lo vamos a negar, pero también tiene cosas negativas, como por ejemplo el racismo y también se sabe que impuso la pena de muerte, como en el caso del Chacho Peñaloza. El racismo de Sarmiento hay que mencionarlo porque se puede ver no solamente en los escritos contra los pueblos originarios, aquello de "indios piojosos", o de "no hay que ahorrar sangre de gauchos". También hay que verlo cuando Alberdi le señala que hay que traer inmigrantes europeos y Sarmiento le responde que sí, pero solamente europeos del norte. Estaba en contra de traer inmigrantes italianos y españoles. No es como se dice por ahí, que son cuestiones de época. En esa época también había pensadores muy morales en este sentido. Los errores de Sarmiento hay que decirlos, como también sus aciertos.

-¿Qué rescata como aciertos?
-Principalmente rescato la defensa de la escuela pública, y ver el porvenir justamente en la enseñanza. Su respeto a los docentes también. Esto fue algo absolutamente positivo.

-Usted nombró recién a las maestras de Estados Unidos, país que también se formó sobre un genocidio. ¿Se traspasó ese modelo a Argentina?
-Sí, por supuesto. Fue seguir esos ejemplos del país del norte. No era luchar por la civilización. La civilización tiene que erigirse no sobre la muerte del distinto sino realmente tratar de que todos nos adaptemos a la existencia de los demás. Había tierra para todos en la Argentina, no era necesario ese genocidio sobre los pueblos originarios.

Crisis capitalista

"El sistema capitalista no logra una estabilidad. Siempre están los años de florecimiento, de gran entusiasmo, y los años de crisis que sumen a las masas en la desesperación. Acabo de estar en Europa y hay una gran preocupación. La gente que ha ahorrado está desesperada porque el Euro se viene abajo. Quién paga esos nervios, ese miedo. Quién paga esa violencia subterránea que siempre tiene el capitalismo. Es hora de que pensadores economistas se reúnan y propongan un sistema que regule todo y que se pueda vivir con dignidad".

Poncho y chambergo como disfraz

-El liberalismo decimonónico fue el que triunfó sobre gauchos y caudillos. Pero, ¿cómo se explica que en la actualidad sectores ultraconservadores generalmente apelan a la tradición del gaucho y las cosas del pasado por cuestiones de identidad?
-Sí, mientras todo sea folklórico, mientras tenga que ver con las canciones, la música y el baile, les parece muy bien. Pero por favor que nadie se meta con la propiedad de la tierra, con sus propiedades, ni con la averiguación de cómo se consiguieron. Cómo se consiguieron esos 40 millones de hectáreas que fueron repartidas entre 1200 estancieros de la Sociedad Rural; cómo la Campaña del desierto fue cofinanciada por esa entidad; cómo el señor Martínez de Hoz, fundador de la Sociedad Rural y su primer presidente, ofreció 1500 caballos y material bélico al ejército para alejar para siempre al salvaje, al bárbaro, más allá del Río Negro. Para eso sí eran salvajes y bárbaros los mestizos y los de sangre originaria. Pero los terratenientes se ponen un poncho y un chambergo los fines de semana, eso sí rescatan de los gauchos.

El Honoris Causa de la UNSJ

"Siento un profundo agradecimiento. Yo que tuve que sufrir ocho años de exilio, la quema de mis libros, de pronto ahora me premian con algo tan noble como este doctorado. Estoy muy agradecido al Rector de la UNSJ y a todos aquellos que se adhirieron a proponer mi nombre. Siempre voy a sentirme honrado por esta distinción". (Osvaldo Bayer)

Resumen de trayectoria

Osvaldo Bayer nació en Santa Fe en 1927. En 1950 comenzó a trabajar como colaborador en revistas y dos años más tarde viajó a Alemania para estudiar Historia, en Hamburgo. En 1956 empezó a trabajar como redactor en "Noticias Gráficas". A partir de entonces inició un largo periplo por distintos medios de comunicación de Argentina, incluyendo la fundación de "La Chispa", al que él mismo denominó como "el primer periódico independiente de la Patagonia"; además fue redactor de Clarín, medio que abandonó cuando murió Roberto Noble y Ernestina Herrera, su esposa, asumió la dirección. En 1970 Editorial Galerna publicó su ensayo "Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia". Entre 1972 y 1975 esa editorial también publicó los cuatro tomos de "La Patagonia rebelde" y se estrenó el film homónimo. Por estas publicaciones tuvo que exiliarse y lo hizo en Berlín (Alemania). En ese país ejerció la docencia hasta que regresó a Argentina en 1983, año en que escribió el guión del film "Todo es ausencia". En 1984 recibió el "Premio Kónex, diploma al mérito". En ese año se publicó su ensayo "Exilio", escrito en colaboración con el poeta Juan Gelman. En 1987 comenzó a colaborar en el recién aparecido diario Página 12. En los años sucesivos escribió numerosos guiones de films y ensayos, e inclusive participó en documentales. En 2001 Editorial Planeta publicó su novela "Rainer y Minou" y se estrenó en Buenos Aires "Los cuentos del timonel", documental sobre Osvaldo Bayer dirigido por Eduardo Montes Bradley.
El Ddoctorado Honoris Causa entregado por la UNSJ ya es la séptima distinción de este tipo que recibe Osvaldo Bayer. En 2004 fue declarado Huésped de Honor por la Universidad Nacional del Litoral y en 2007 recibió de la Presidencia de la Nación el premio "Azucena Villaflor" por Derechos Humanos.

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