Corazón de gran puerto cabeza de atalaya
quisieras de la estatua hoy bajarte,
estar entre nosotros poner el hombro ver
si hacer andar lo que no anda.
Y esos niños ahí bajo tus alas ¿qué? Ah,
estudian futuro.
Don Domingo Faustino es, se llama;
pero aquí los antiguos suponían
questaba mal de la cabeza lo que hablaba
de escuelas, minería, el gusano de seda
y pan para todos, el que todavía no alcanza.
El viento nuestro fuerte fue su guía.
Así corrió este genio desvelado
alumbrándose a velas para leer
mucho de lo que hizo.
Es que sacó de su ciudad de adobes
no sé qué empuje ir y fue a otros países,
chapucero de idiomas, a traer
algo de lo que faltaba.
Nadie podrá sacarte ni siquiera una
hoja del laurel que te adorna la calva, nadie
podrá atajar los palos que diste merecidos.
Y me despido ya con el mayor respeto.
Gracias don Sarmiento,
deseo que continúe con buena salú. |