edición 51
AÑO VIII - Nº 51 | marzo de 2011
CONVENIO ENTRE LA ESCUELA INDUSTRIAL Y EL MINISTERIO DE DESARROLLO HUMANO DE LA PROVINCIA
EIDFS: Una sana invitación al mundo de los oficios
La Escuela Industrial “Domingo F. Sarmiento” puso al servicio de jóvenes en situación social vulnerable y con problemas de adicciones talleres de oficios en diferentes centros de contención.
El Programa se denomina “Curso de entrenamiento para el trabajo. Dispositivo de acompañamiento comunitario para jóvenes incluidos en el Programa Libertad Asistida”, y se trata de un Convenio entre la Universidad Nacional de San Juan, a través de la Escuela Industrial “Domingo F. Sarmiento”, y el Ministerio de Desarrollo Humano y Promoción Social de la Provincia, a través de la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia. Consiste en un plan para adolescentes de hasta 18 años en estado de vulnerabilidad social y con problemas de adicción, que comenzó en enero y acaba de finalizar. Pero también los cursos fueron recibidos por jóvenes de ambos sexos que no presentan problemas sociales y que residen en barrios humildes.
“Estos talleres fueron recibidos con mucho interés y alegría por parte de los encargados o tutores de los institutos, porque las prácticas benefician mucho a los jóvenes, que en total sumaron más de cien, ya que la contención mediante trabajos y aprendizajes es indispensable para ellos”, señala el Ing. Gustavo Alborch, coordinador del Programa por parte de la Escuela Industrial. Los talleres se desarrollaron en el Centro de Promoción Juvenil Valdoco, del Barrio Santa Teresa de Calcuta, de Pocito; en el Hogar Centro Ambulatorio de Trata-miento de Adicciones para Adolescentes y Jóvenes San Benito; y en el Instituto María del Carmen, que contiene a adolescentes mujeres.
El programa se amplió con la cobertura de jóvenes que no presentan problemas pero que viven en zonas o barrios humildes, y también con adolescentes del Instituto Nazario Benavidez, que se sumaron al Centro Valdoco y al San Benito. “Nos interesaba brindar una oferta distinta, por eso a los talleres clásicos como plomería o electricidad agregamos cocina y artesanías, porque queríamos que tenga una fácil aceptabilidad por parte de las chicas. Pero nos equivocamos, porque a los jóvenes también les interesó la gastronomía”, explica el Ing. Carlos Astudillo, director de la Escuela Industrial.
En el Centro Valdoco los jóvenes asistieron a talleres de Cocina y Artesanías; en San Benito, a los de Electricidad y Plomería; y en el Instituto María del Carmen, a Corte y Confección. A los adolescentes se les entregará un certificado de cursado de los talleres.
 
PROF. ESTELA KÜMMEL: TALLER DE COCINA EN CENTRO VALDOCO
“Les ha encantado el taller”
Estela Kummel, taller de cocina“Tuvimos un grupo de seis chicas de los barrios La Estación y Teresa de Calcuta, de forma permanente, y del Instituto Nazario Benavídez vienen cinco varones. Asistieron dos días por semana, cuatro horas por día. A estos chicos les ha encantado el taller, han aprendido muchas cosas. También se ha apuntado a que esto puede servir como microemprendimientos. Les enseñamos a hacer pre pizzas, maizenitas y otras comidas. Un día aprendían a cocinar comidas dulces y otro, saladas. Son jóvenes que han tenido a veces problemas con la justicia o que vienen de barrios carenciados, entonces hay que mostrarles que se puede cambiar, sin que eso implique grandes costos económicos”.
PROF. CARLOS CAMPILONGO: TALLER DE PLOMERÍA EN HOGAR SAN BENITO
"Noto en ellos que quieren aprender”

Carlos Campilongp, taller de plomería"Les enseñamos instalación de cloacas, de agua, el funcionamiento de un calefón y muchas cosas más. Yo noto en ellos que quieren aprender, preguntan mucho, se meten en el tema. Primero les doy la teoría y luego la práctica, y ahí, en la práctica, se nota que han atendido. Veo que son chicos que han andado en la calle sin hacer nada, como extraviados, que les falta mucho cariño de hogar. Una vez les conté parte de mi vida, desde el fallecimiento de mi padre hasta hoy. Todos me prestaban mucha atención, hasta que uno de ellos me preguntó: ‘profesor, ¿puedo darle un abrazo?’. Ahí es donde veo que están faltos de cariño. Trato de darles el mayor cariño posible, y yo sé que lo reciben, porque yo también recibo su compensación, que es su atención y ese abrazo”.

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