edición 50
aÑO VII - Nº 50 | noviembre 2010
Con 70 años y ya jubilado, el Paleontólogo Alfredo Moneta recuerda sus tiempos como profesor en las carreras de Biología y Geología y director del Museo de Ciencias Naturales de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Hoy continúa colaborando con sus cátedras y afirma que nunca dejará de hacerlo, ya que el contacto con docentes y alumnos lo mantiene activo.
Por JULIETA GALLEGUILLO
Dueño de una tonada entrerriana que nunca se terminó de borrar, el profesor Alfredo Moneta, jubilado desde hace un año, continúa trabajando en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFN) de la UNSJ como colaborador en la cátedra de Paleontología, de las carreras de Biología y Geología, de la que fue titular por más de 30 años.
Pasa entre 2 y 4 días a la semana en un box del Instituto de Geología “Dr. Emiliano Aparicio” (INGEO,) donde ayuda con la planificación de las cátedras, brinda consultas espontáneas y comparte conocimientos con docentes y alumnos.
“No me quiero ir de aquí porque es lo que siempre hice. La docencia nos ayuda a no envejecer tan rápido porque estamos en permanente contacto con gente mucho más joven que nosotros, aprendemos cosas, nos conocemos, contamos historias. La relación entre docentes y alumnos de las carreras de Biología y Geología es muy amistosa y tiene que ver con los tiempos compartidos y las tareas realizadas en grupos. Yo he disfrutado mucho de todo eso”, dice Moneta.

Entre libros y marchas

Alfredo Moneta es el menor de cinco hermanos y nació el 22 de julio de 1940 en la provincia de Entre Ríos, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. A los 22 años se fue a La Plata con la intención de estudiar Geología, pero una vez allá la Paleontología lo atrapó. “Paleontología es una fusión de la Biología y la Geología, por eso cambié de opinión. Esto de poder combinar dos objetos de estudio me pareció muy interesante”, explica.
Vive en pareja desde hace 22 años, tiene dos hijos de su primer matrimonio y dos nietos, asegura que no tiene tiempo libre porque nunca deja de hacer cosas. Se define como un “gran lector” y cuenta que su abuelo tenía una biblioteca enorme donde él se pasaba horas entre los libros, cuando era chico. Ahí incursionó en diversas áreas del conocimiento, pero siempre fue la naturaleza el tema que más lo atrajo. “Nunca dejé de leer, hasta el día de hoy me obligo a apagar la luz en las noches porque podría pasarme el día entero leyendo”, agrega.
Como alumno fue muy activo, con una militancia comprometida, participó de diversos movimientos estudiantiles, integró centros de estudiantes y fue consejero superior. Vivió en La Plata hasta 1976, cuando aceptó una oferta para trabajar como director del Museo de Ciencias Naturales de la FCEFN de la UNSJ y se vino. “A veces pienso que me vine en el momento justo, yo era bastante revoltoso y participaba de cuanto movimiento estudiantil había. Si la dictadura militar me hubiese encontrado en La Plata, no sé si estaría aquí. Acá en San Juan me encontré con mucho trabajo, un Museo muy deteriorado, bajos recursos y poco personal. Eso me mantuvo ocupado y me ayudó a bajar un poco el perfil durante el Proceso”, cuenta con una sonrisa.

23 años con el Museo

Desde 1977 y hasta 2000, Moneta se hizo cargo del Museo de Ciencias Naturales. En ese período se incorporó la investigación, se realizaron convenios con empresas locales y se le adjudicó al Museo la tarea paleontológica de Ischigualasto. Inició el proyecto de elaboración de copias fósiles de dinosaurios, que trajo buenos resultados porque cada copia vendida servía para solventar gastos y remodelaciones en la institución. En 2000 renunció al Museo y siguió como docente de Paleontología, trabajo que también hacia desde el ‘77.

Estudiar y en la universidad

Cuando recuerda sus años de estudiante, Alfredo Moneta afirma que le costó mucho la facultad porque tuvo que ser responsable de un día para el otro y asegura que es un problema que a menudo observa en los estudiantes. “Los chicos que ingresan en la facultad no están preparados para tanta libertad. Vienen de la escuela donde las maestras y las madres los obligan a estudiar y se topan con una libertad que muchas veces no saben manejar. La universidad les da el poder de administrar sus tiempos y muchos alumnos no entienden lo que eso significa y se pasan años mintiéndose a sí mismos. Para ser estudiante universitario no hay que descansar demasiado, es la única manera de alcanzar el objetivo. Sin dudas hay fallas en el sistema educativo, pero los alumnos suelen ser muy confiados, y distraídos también”, concluye.

Ischigualasto en los últimos 30 años

El profesor Alfredo Moneta fue protagonista en el crecimiento de la actividad paleontológica en San Juan, en la década del ‘70. Afirma que a partir de 1978 hubo un fuerte empuje en la investigación debido a una serie de hallazgos realizados en Ischigualasto, un yacimiento que se creía agotado. Estos hallazgos permitieron que el foco de los estudios se centrara en esa zona. Comenzaron a tramitarse subsidios, especialmente para el análisis de animales vertebrados, grandes, con estructuras óseas de importancia, y comenzó una nueva etapa en la investigación paleontológica en San Juan. “Los recursos económicos siempre fueron y serán escasos pero cuando se trata de un yacimiento de estas características los fondos surgen de algún lado. En 1987, se trabaron relaciones con instituciones de EEUU y Europa, se firmaron convenios y la investigación creció de forma inesperada”, señala el paleontólogo. Un año más tarde la UNSJ realizó una campaña a través de la cual atrajo a jóvenes investigadores, muchos egresados de la misma universidad, quienes iniciaron diferentes proyectos de investigación y son quienes hoy continúan al frente del Instituto y Museo de Ciencias Naturales y del yacimiento de Ischigualasto.
Actualmente, una vez alejado del Museo, Moneta sostiene que la venta de réplicas y las muestras internacionales favorecen las investigaciones. “La venta de réplicas idénticas a los fósiles hallados en Ischigualasto en los últimos años y las muestras a nivel internacional son una gran idea; en Argentina no se le da tanta importancia a este tipo de exposiciones pero en países como Alemania o Japón, miles de personas pagan para ver las réplicas y es así como surge una buena parte de los recursos para sustentar la investigación actual, sin dejar de lado los subsidios y el interés de grandes empresas. Ischigualasto es uno de los yacimientos paleontológicos más importantes del mundo que alberga la historia de 180 y 220 millones de años de reptiles y mamíferos; es una fuente de investigación que aún hoy no deja de sorprendernos”, valora.

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