Dueño de una tonada entrerriana que nunca se terminó de borrar, el profesor Alfredo Moneta, jubilado desde hace un año, continúa trabajando en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFN) de la UNSJ como colaborador en la cátedra de Paleontología, de las carreras de Biología y Geología, de la que fue titular por más de 30 años.
Pasa entre 2 y 4 días a la semana en un box del Instituto de Geología “Dr. Emiliano Aparicio” (INGEO,) donde ayuda con la planificación de las cátedras, brinda consultas espontáneas y comparte conocimientos con docentes y alumnos.
“No me quiero ir de aquí porque es lo que siempre hice. La docencia nos ayuda a no envejecer tan rápido porque estamos en permanente contacto con gente mucho más joven que nosotros, aprendemos cosas, nos conocemos, contamos historias. La relación entre docentes y alumnos de las carreras de Biología y Geología es muy amistosa y tiene que ver con los tiempos compartidos y las tareas realizadas en grupos. Yo he disfrutado mucho de todo eso”, dice Moneta.
Entre libros y marchas
Alfredo Moneta es el menor de cinco hermanos y nació el 22 de julio de 1940 en la provincia de Entre Ríos, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. A los 22 años se fue a La Plata con la intención de estudiar Geología, pero una vez allá la Paleontología lo atrapó. “Paleontología es una fusión de la Biología y la Geología, por eso cambié de opinión. Esto de poder combinar dos objetos de estudio me pareció muy interesante”, explica.
Vive en pareja desde hace 22 años, tiene dos hijos de su primer matrimonio y dos nietos, asegura que no tiene tiempo libre porque nunca deja de hacer cosas. Se define como un “gran lector” y cuenta que su abuelo tenía una biblioteca enorme donde él se pasaba horas entre los libros, cuando era chico. Ahí incursionó en diversas áreas del conocimiento, pero siempre fue la naturaleza el tema que más lo atrajo. “Nunca dejé de leer, hasta el día de hoy me obligo a apagar la luz en las noches porque podría pasarme el día entero leyendo”, agrega.
Como alumno fue muy activo, con una militancia comprometida, participó de diversos movimientos estudiantiles, integró centros de estudiantes y fue consejero superior. Vivió en La Plata hasta 1976, cuando aceptó una oferta para trabajar como director del Museo de Ciencias Naturales de la FCEFN de la UNSJ y se vino. “A veces pienso que me vine en el momento justo, yo era bastante revoltoso y participaba de cuanto movimiento estudiantil había. Si la dictadura militar me hubiese encontrado en La Plata, no sé si estaría aquí. Acá en San Juan me encontré con mucho trabajo, un Museo muy deteriorado, bajos recursos y poco personal. Eso me mantuvo ocupado y me ayudó a bajar un poco el perfil durante el Proceso”, cuenta con una sonrisa.
23 años con el Museo
Desde 1977 y hasta 2000, Moneta se hizo cargo del Museo de Ciencias Naturales. En ese período se incorporó la investigación, se realizaron convenios con empresas locales y se le adjudicó al Museo la tarea paleontológica de Ischigualasto. Inició el proyecto de elaboración de copias fósiles de dinosaurios, que trajo buenos resultados porque cada copia vendida servía para solventar gastos y remodelaciones en la institución. En 2000 renunció al Museo y siguió como docente de Paleontología, trabajo que también hacia desde el ‘77.
Estudiar y en la universidad
Cuando recuerda sus años de estudiante, Alfredo Moneta afirma que le costó mucho la facultad porque tuvo que ser responsable de un día para el otro y asegura que es un problema que a menudo observa en los estudiantes. “Los chicos que ingresan en la facultad no están preparados para tanta libertad. Vienen de la escuela donde las maestras y las madres los obligan a estudiar y se topan con una libertad que muchas veces no saben manejar. La universidad les da el poder de administrar sus tiempos y muchos alumnos no entienden lo que eso significa y se pasan años mintiéndose a sí mismos. Para ser estudiante universitario no hay que descansar demasiado, es la única manera de alcanzar el objetivo. Sin dudas hay fallas en el sistema educativo, pero los alumnos suelen ser muy confiados, y distraídos también”, concluye. |