edición 49
aÑO VII - Nº 49 | septiembre 2010
Columna de Teatro
El aire de mayo
Por Alicia Castañeda y Sergio López
Programa Desarrollo de la Investigación y de la
Creación Dramática (DICDRA)
Instituto Ricardo Güiraldes - FFHA - UNSJ
El marco del bicentenario desató una gran cantidad de actividades institucionales, entre ellas, las artísticas; obras que además de compartir la urgencia de lo didáctico, pertenecen de algún modo al incómodo género del encargo. Esta doble tensión requiere un producto apto para la mayor cantidad de público posible. Con estas restricciones, el elenco de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes puso en escena, en la Biblioteca Franklin, El aire de mayo, obra escrita por Susana Lage, quien también se hizo cargo de la dirección junto a José Annecchini.
La autora ofrece una obra de corte histórico sin dejarse llevar por la ampulosidad del discurso épico. Asimismo, entronca su obra en otra historia, la del teatro sanjuanino, retomando un episodio ya tratado para reelaborarlo dramatúrgicamente: el escarnio público de una mujer de pensamiento emancipador.
La escena se presenta partida en dos tiempos: desde el presente se evoca el pasado mediante un montaje simultáneo. La evocación es la respuesta a una pregunta por el 1810 en San Juan que hace el personaje femenino joven. Esta división se unifica armoniosamente desde la dirección de la puesta en el momento del clímax. La historia provinciana se cuenta desde el modo de ver y sentir de dos mujeres: la burguesa, con rebeldía juvenil, y la marginal, que se gana la vida con artes adivinatorias. En esta filigrana se deja ver la trama urdida por hombres de uno y otro bando. El diseño de luces acompaña la mirada nostálgica, con tonos sepia. Los personajes, vestidos de blanco, por efecto de la luz reafirman esa mirada.
Alcira Soria trabaja su personaje sutilmente desde la media voz hasta la intensidad que permite que aflore el conflicto. Su actuación no se priva de matices: los silencios, los gestos tiernos, la risa, el enojo, la mirada nostálgica, todo vuelve verosímil la superación del pasado. El público entra en el juego, le cree, la sigue. Todos quedamos envueltos, como su interlocutora, su propia hija, en su verdad escénica. En la otra zona de actuación se halla el contrapunto cómico. La voz impostada de la adivina nos invade, nos invita a reírnos. Sus errores en los cálculos de las fechas patrias por venir, captados en complicidad desde el público, plantean otra forma del juego. Es este personaje bufonesco, actuado de manera potente por Cristina Castro, con un movimiento corporal ondulatorio, el encargado de poner en situación los acontecimientos.
La división en dos tiempos con sus correspondientes espacios responde a una pregunta, estructura que nos devuelve en espejo la condición de espectadores que asistimos interesados por conocer la historia provincial. En tiempos en que se declaman verdades históricas, El aire de mayo, con una puesta lograda, que se despega con oficio de los condicionamientos de producción, despliega la pregunta como medio de acceder al pasado, para construir una honesta porción de verdad.
FICHA TÉCNICA
Obra: El aire de mayo
Autor: Susana Lage
Actores: Alcira Soria, Noelia Lara, Romina Martín, Cristina Castro, Hugo Vega, Rolando Ruiz, Nahuel Aciar, Adrián Ruiz
Escenografía y Vestuario: Daniel Quinteros. Asistentes: Edgar Lucero y Rolando Ruiz
Maquillaje: Noelia Torres
Iluminación: Federico Hueso
Banda sonora: Música: Nahuel Aciar, Lisando Aristimuño. Edición: Sergio Manganelli
Asistentes de escena: Joaquín Lage y Edgar Lucero
Dirección y Puesta en Escena: Susana Lage y José Annecchini
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