edición 48
AÑO VII - Nº 48 | JULIO 2010
Herman Moral, saxofonista
De pequeño se enamoró de la música gracias a su madre y a la Banda de la Ciudad de Pontevedra, en época de posguerra. En su España natal, Herman Moral siempre soñó con tocar en una orquesta sinfónica, algo que pudo cristalizar muchos años después, cuando llegó a San Juan. Profesor del Departamento de Música de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes y miembro de la Orquesta Sinfónica de la UNSJ, hoy, a sus 67 años, muestra su apuro para que sus alumnos egresen antes de que él se jubile.
Por JULIETA GALLEGUILLO
Nació en la provincia gallega de Pontevedra, en 1942. Su madre era ama de casa y tocaba el piano, y su padre fue un mecánico de aviones que además tenía un negocio de bicicletas y accesorios para el deporte. Herman empezó a salpicarse de música desde muy chico: a sus 5 años ya incursionaba en el piano. Con una infancia difícil, como la de muchos chicos españoles en época de la segunda posguerra, la música le quitaba gran parte de su tiempo. “Éramos cuatro varones bravos, mi mamá nos ponía a estudiar instrumentos para mantenernos quietos. No pasábamos hambre ni miserias como otros niños de esa época, pero tampoco vivíamos una vida del todo plena. Trabajábamos para ayudar en la casa y casi no jugábamos, nuestro juego era la música. El único que se dedicó a esto profesionalmente fui yo”, recuerda Herman.
Luego de varios inviernos junto al piano, a sus 12 años comenzó a estudiar en el Conservatorio Provincial de Pontevedra. A todos los instrumentos les encontraba algo interesante y para todos tenía facilidad -según comenta-; pero un día fue con su familia a escuchar a la Banda de Música de la Ciudad de Pontevedra, conoció a sus integrantes y empezó a practicar con ellos. “Antes la música no se hacía a nivel profesional como ahora –dice-, era una cuestión más pueblerina y familiar y yo supe, en cuanto los vi, que quería tocar en una orquesta”.
Más de medio siglo después, en una pequeña aula del segundo subsuelo del Auditorio Juan Victoria, con las paredes empapeladas de recortes de diarios, folletería de espectáculos y listas con nombres de alumnos, el profesor de Música e Instrumentos de Viento Herman Moral pasa muchas horas de sus días junto a un atril, partituras y su saxofón. Profesor titular de la cátedra de Saxofón del Departamento de Música de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan, trabaja desde hace más de 30 años para esta casa de estudios. Junto al profesor Omar Llull, fallecido en 2004, fundaron el “Jazz Ensamble” en 1987, con el que realizaron numerosas giras y grabaciones, y el “Cuarteto de Saxofones” en 1996. “Con Llull hemos vivido muchas experiencias y visto pasar por las aulas a miles de chicos con deseos de hacer música. Que un alumno egrese es una satisfacción muy grande para nosotros porque sabemos que es difícil, son muchos años de estudio y esfuerzo”, admite el profesor.

Los tiempos de andar
A sus 17 años Herman Moral hizo el servicio militar obligatorio e intentó sin éxito entrar en la banda del ejército. Fue después cuando, junto a un grupo de amigos, integró “Sky”, una banda de música popular y jazz. “En esa época nos iba muy bien, ganábamos mucho dinero y nos comprábamos los mejores instrumentos. Conocí medio mundo haciendo lo que más me gustaba y me gusta, música, era fantástico”, cuenta, con un dejo que enreda nostalgia y felicidad.
Uno de esos tantos viajes trajo a Herman a la Argentina y, en un crucero a Tierra del Fuego, conoció a su esposa Graciela, con quien siguió comunicándose por carta, hasta que ella decidió irse a España siguiendo la huella de ese músico de ultramar. En 1964 tuvieron que regresar a la Argentina debido a una enfermedad que padecía la mamá de Graciela. Entonces decidieron quedarse. Cuatro años más tarde nacía Luis Felipe, su primer hijo, y tres años después, Guillermina.

El lugar para tocar
Al llegar a Buenos Aires Herman siguió tomando clases de nivel superior en el Conservatorio Nacional Carlos López Buchardo, con el profesor Alfredo Montanaro, quien le consiguió una vacante como flautista de la Orquesta Sinfónica de la UNSJ, en 1975. “Ni lo dudé, me vine inmediatamente. Era lo que había buscado siempre”, recuerda. Así fue cómo Moral llegó a San Juan siguiendo el sueño de tocar en una orquesta. Un año más tarde llegó su esposa, quien entró a trabajar como profesora de Filosofía en la FFHA, y se quedaron en la provincia definitivamente.
Además de dedicarle 30 años de su vida a los alumnos y a la Orquesta Sinfónica de la UNSJ, Herman Moral trabajó 16 años en La Rioja, dictando la cátedra de Flauta Traversa en el Instituto de Formación Docente Continua en Arte y Comunicación Profesor Alberto Crulcich. “Herman es excelente tanto como profesor como compañero de trabajo, desde 1999 trabajo con él y admiro su capacidad de brindarse. Se preocupa no sólo por el nivel educativo y laboral sino también por las personas en general. Siempre está pendiente del ánimo de sus alumnos y se ofrece para ayudar en todo momento”, valora la profesora Mariana Cuadra, su ex alumna y, actualmente, Jefa de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Saxofón del Dpto. de Música de la FFHA, en la que Moral es titular.
A sus 67 años, mientras se debate en una lucha interna entre el deseo de jubilarse y el apuro por incentivar a varios de sus alumnos a que egresen antes que él deje la cátedra, Herman asegura que la familia, la música, la Orquesta Sinfónica y la docencia lo han hecho un hombre feliz. “Soy un agradecido de la vida porque he hecho siempre lo que me gusta. La música es ingrata a veces porque uno estudia muchas horas para que la obra salga perfecta pero en el escenario una falla tonta puede provocar que todo haya sido en vano. Es una de las pocas artes que no se puede corregir y eso hace que haya que dedicarle más esfuerzo. De igual manera es una de las disciplinas que la gente más disfruta, y cuando las cosas salen como lo planeado en el escenario, el aplauso del público hace que todo valga la pena”, define el músico.

Herman Moral toca en la Orquesta Sinfónica de la UNSJ
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