edición 47
AÑO VII - Nº 47 | Mayo 2010
ENTREVISTA | MIRTA ROMERO | DIRECTORA DEL IRPHA DE LA FAUD
“El sismo de Chile es un llamado de atención”

Para la directora del Instituto Regional de Planificación y Hábitat (IRPHa), dependiente de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, “no es esperable en San Juan un terremoto con la misma magnitud que el de Chile”, sin embargo, advierte: “Debemos estar preparados”. La Arq. Mirta Romero, quien desde hace 18 años trabaja en la temática, desarrolla en esta entrevista un concepto clave para abordar el riesgo sísmico: “vulnerabilidad sísmica”.

-¿Qué debe entenderse por riesgo sísmico?
-Es un concepto que involucra no sólo el peligro o amenaza sino también la vulnerabilidad de lo que está expuesto. Un gran terremoto, en un lugar donde no hay algo expuesto, o donde las condiciones de vulnerabilidad son muy bajas, no genera riesgo o éste es mínimo. Riesgo sísmico es la posibilidad de que un evento de este origen genere consecuencias humanas, económicas, sociales, materiales y ambientales negativas en un lugar y tiempo determinados.

-La vulnerabilidad parece ser un concepto clave para entender el riesgo sísmico.
-Cuando se habla de vulnerabilidad, no debe considerarse sólo lo físico, es decir las características de las construcciones, las infraestructuras, etc., sino también lo social. Esto implica detectar las fragilidades, la falta de resiliencia de esa comunidad expuesta y su capacidad de respuesta ante un evento natural. Porque producido el terremoto, es muy importante lo que pasa al día siguiente. De la capacidad de reacción de la comunidad, de que los centros de salud sigan funcionando, de la existencia de una organización y de una contención social, depende que se aumenten o disminuyan las pérdidas colaterales. Eso es lo que hace la diferencia, agudizándose o paliándose los efectos.

-¿En qué condiciones de vulnerabilidad estaría San Juan ante un evento de tal magnitud?
-Habría que empezar por aclarar que no es esperable en nuestra provincia un terremoto de la misma magnitud, por la diferencia de nivel de sismicidad. Lo que históricamente hemos tenido aquí es una magnitud (energía liberada) de 7.4 en el terremoto del '44, y de 7 en el de Caucete. Pero la magnitud nos da la idea de la medida como fenómeno geofísico en forma global; es preferible hacer referencia a la intensidad, porque ésta es la medida que se relaciona con el daño. Su evaluación tiene como base las sensaciones experimentadas por las personas, los efectos en las construcciones y también en las cosas u objetos materiales y artificiales.

-La intensidad, entonces, está más relacionada con la vulnerabilidad existente…
-Cuando se produjo el sismo del ‘77, en la ciudad de San Juan no tuvimos intensidad IX sino entre VII y VIII. Entonces hubo menos daños. Si se hubiera producido un sismo como el de Caucete, pero más cercano a la ciudad de San Juan, como el del '44, hubiéramos tenido más daños de los que hubo. En un estudio realizado por el IRPHa entre 2000 y 2002 sobre vulnerabilidad física del Gran San Juan, procesamos alrededor de 200 mil edificios. Evaluamos el estado de daños que iba a sufrir la edificación. Esa información se graficó de tal manera que en un plano del Gran San Juan están indicados sectores y áreas que sufrirían mayores daños en la edificación. Hay que actualizar esos datos, porque en 10 años ha variado mucho la situación.

-¿El IRPHa ha seguido trabajando en este tema?
-Desde fines de 2009 estamos trabajando en un PICTO (Proyecto de Investigación Científica y Tecnológica Orientado) sobre Riesgo y Vulnerabilidad Sísmica, donde se van a actualizar los datos y se va a incluir la vulnerabilidad social, que en aquel momento no se tuvo en cuenta porque estábamos recién empezando a trabajar con este concepto. En este proyecto participan la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNSJ, el INPRES y la Universidad Nacional de Cuyo a través de su Facultad de Ingeniería. Los resultados de este estudio aplicado al Gran San Juan nos van a permitir ver claramente identificados los sectores que tienen vulnerabilidades altas; dónde se van a tener los mayores problemas. Es importante poder leer eso en el espacio para poder planificar. Y eso después debe ser transferido a la sociedad. Lo debe tomar el sector público, que tiene el poder de decisión, y así en conjunto elaborar y poner en ejecución estos planes, para que realmente estemos preparados. Las 48 horas después del terremoto marcan la diferencia en cuanto a la cantidad de víctimas.

-¿Dónde somos más vulnerables, en lo físico o en lo social?
-Debemos ver las dos cosas, porque la vulnerabilidad social se expresa también en lo físico. La vulnerabilidad social tiene que ver con redes sociales, organizaciones sociales, capacidad de organización y de respuesta, existencia o no de planes para la emergencia. Y todo eso tiene que ver con un Estado presente, con una sociedad organizada. Una sociedad con redes sociales, solidaria, es distinta a un modelo donde todo queda librado al libre juego de las leyes del mercado. Yo creo que algo de eso también se ha visto en Chile.

-A partir de esos estudios, ¿qué es lo que cambió en la forma de encarar las previsiones de un sismo?
-No mucho, pero este es un problema mundial. En general, tiene que ver con el paradigma que ha venido imperando, en donde la seguridad se asociaba sólo a la seguridad estructural. Por ejemplo, los hospitales, en la mayoría de los casos, no salen de función después de un sismo porque tengan problemas estructurales, sino por falta de consideración en lo que atañe al diseño de los elementos no estructurales, en la existencia de vulnerabilidades funcionales y organizativas. Cuando hablo de elementos no estructurales, me estoy refiriendo a tabiques, carpinterías, cielorrasos, etc., líneas vitales de funcionamiento (agua, electricidad, cloacas, gas), mobiliario, equipamiento, provisión de gases medicinales, etc. Generalmente no se tiene en cuenta un diseño adecuado para responder a este tipo de situaciones.

-¿Qué aspectos deben considerarse para la elaboración de un plan de emergencia?
-Es necesario tener presente que cada desastre genera distintos tipos de heridos y requerimientos de atención. Un aspecto a considerar es la vulnerabilidad funcional. Así, por ejemplo, los hospitales tienen que estar diseñados para este tipo de emergencia; se debe saber cuáles van a ser las áreas más solicitadas y qué sectores se pueden destinar a apoyar esas áreas. Después está el análisis de las vulnerabilidades externas: helipuertos, distancia y vulnerabilidad de los caminos al aeropuerto, accesibilidad de los sectores urbanos más vulnerables, vulnerabilidad de la red vial en general, flujo y estacionamiento de vehículos, accesibilidad peatonal, etc. También la vulnerabilidad de los edificios o estructuras vecinas, eficiencia para conectarse a la red local o regional de emergencia, etc. La Organi-zación Panamericana de Salud viene insistiendo en que cada hospital debe tener su propio Plan de Contingencia, hecho en función de las vulnerabilidades del propio edificio.

-¿Qué conclusiones deja para San Juan lo sucedido en Chile?
-Es un llamado de atención, porque vamos a tener un terremoto, no sabemos cuándo pero nos va a suceder y tenemos que estar preparados para actuar. No debemos quedarnos con que San Juan es la ciudad más segura del país. Ya sabemos que la seguridad no la garantiza sólo una buena estructura. Cuando uno arma un Plan de Emergencia es importante manejar los datos con los que estamos trabajando. Cuando llegue el momento, es imprescindible manejar los escenarios posibles; conocer las zonas problemáticas; los centros de salud que sí o sí tienen que estar funcionando; cuántos heridos son esperables, a dónde vamos a derivarlos; qué vías son las que tienen que estar aseguradas; cómo va a ser la comunicación; qué edificios escolares van a funcionar como albergues, etc.

Liceo Polivalente Mariano Latorre -Curanilahu
Daños en estructura Liceo Polivalente Mariano Latorre -Curanilahue
Colapso Centro de Concepción.
Colapso Centro de Concepción
Ciudad de Talcahuano.
Daños en la ciudad de Talcahuano
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