edición 44
AÑO Vi Nº 44 | Septiembre 2009
Educación superior
En la Conferencia Mundial sobre Educación Superior realizada en la sede de la UNESCO, la posición de América latina y el Caribe logró eliminar conceptos de educación superior como “mercancía” y se adoptó el de “bien público”.
En un estado de fuerte avance en la construcción de las sociedades del conocimiento y, la vez, en un mundo que a menudo amenaza a la humanidad con pandemias, crisis financieras, calentamiento global, pobreza extrema y violencias, ¿era necesario reafirmar que la educación superior es un bien público? La respuesta es contundente: sí.
En la Conferencia Mundial sobre Educación
Superior realizada en julio pasado en la sede de la Unesco, en París, merodeó el concepto de educación superior como un “mercado” con buenas proyecciones de desarrollo. La visión emanaba de países europeos y asiáticos, con tendencia a considerar a esta educación como “servicio público”, en correlato con la Organización Mundial del Comercio, que la toma como un “bien transable”. De hecho, Ángel Gurría, secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dijo en la apertura de la Conferencia que “el mejor medio de lograr la eficiencia y la equidad es adoptar un modelo bien concebido, exigiendo a los estudiantes una contribución financiera, si bien es necesario obrar prudentemente, recomendando que se les dispense una ayuda financiera adecuada…”. La posición en bloque de América latina y el Caribe fue sólida y logró que se incorpore el concepto de “bien público”.

Los argumentos presentados y defendidos por América latina habían sido debatidos en la Conferencia Regional de Educación Superior que se realizó en Cartagena de Indias, Colombia, en 2008. Allí las discusiones se direccionaron a la redacción de un documento consensuado para hacer frente este año en París a las posiciones de las universidades europeas y asiáticas. “El bloque de América latina y el Caribe empujó el debate para que finalmente figure como quedó: bien público”, le dijo al diario Página 12, tras participar de la Conferencia, el por entonces ministro de Educación de la Nación, Juan Carlos Tedesco. Mientras que Carlos De Feo, secretario general de la CONADU, indicó que “el hecho de que haya quedado plasmado en la declaración final el concepto de bien público es aún más importante porque lo vincula con el papel que el Estado tiene que tener para el sostenimiento de la educación superior”.

El director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura, sostuvo en el encuentro que la educación superior está experimentando una “auténtica revolución”. Uno de los factores que enumeró como causantes de esa transformación es el fuerte incremento en la demanda, “…puesta de manifiesto por los 51 millones de nuevos estudiantes matriculados en los centros de enseñanza terciaria del mundo entero desde el año 2000”, expresó. Ese es, precisamente, el dato que seduce a los tecnócratas a ver la educación superior como un provechoso bien transable.

 

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