AÑO IV - Nº32 - DICIEMBRE 2007  

La comunicación como nexo

El desafío de ver un poco más allá

ESCRIBE
Gabriela Lucero
Miembro del Centro de Comunicación Integral

Conexión, nexo, enlace, trama, intermedio, comunidad… Palabras que recorrían nuestras cabezas en la ardua tarea de ponerle nombre a las ganas de hacer y crear. Así fue como nació lo que hoy se denomina “Centro de Comunicación Integral”.
Después del II Congreso Internacional de Filosofía, en el Departamento Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO), formamos un equipo de trabajo entre los docentes y alumnos que tuvimos la responsabilidad de ocuparnos de la tarea de prensa y difusión de ese acontecimiento. El trabajo realizado durante aquellos días nos sirvió como disparador para generar y desarrollar un espacio de vinculación, transferencia y extensión entre la comunidad universitaria y la sociedad. Identificados con la idea de brindar servicios, soluciones, encauzar saberes, técnicas, recursos y estrategias que mejoren la calidad de vida de la comunidad, nuestro equipo se potenció con la posibilidad de continuar trabajando con el aval institucional de la universidad. En esa gestión nos encontramos hoy.

Sandra Buso e Ivana Nielsen, docentes miembros del Centro de Comunicacion Integral FACSO - UNSJ

El Centro de Comunicación Integral funciona en el aula-taller del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la FACSO, en el Complejo Universitario Islas Malvinas (CUIM). Si bien este espacio está aún en proceso de gestación institucional, en términos prácticos no dejamos de trabajar desde aquel encuentro motivador. Las actividades y proyectos no cesan de incentivarnos: Por ejemplo, nuestra representación de la FACSO en la ‘Oferta Educativa 2007’, un proyecto de extensión sobre lenguaje audiovisual, el proyecto de Comunicación Institucional del Departamento de Ciencias de la Comunicación, la gráfica para la Secretaría de Bienestar Universitario, entre otros.

Se trata de un hacer que nos absorbe en la sinergia del trabajo en equipo y que nos mueve a la integración, al aprendizaje constante y a la reflexión crítica sobre los saberes teóricos, la práctica y su aplicación a partir de necesidades sociales reales. “Como docentes percibimos la capacidad para generar y hacernos cargo de diversos trabajos sociales con responsabilidad, además de contar con el entusiasmo y compromiso de los
alumnos que nos incentivan a generar y valorar las competencias reales con las que contamos” afirma Sandra Buso, y continúa “a través de estas actividades de extensión y transferencia se pone en superficie algunos saberes que no están, que sólo los da la práctica real y que sabemos es importante reforzarlas”. La constante crisis y cuestionamiento que vive el sistema educativo universitario debe -consideramos- transgredirse a través de la confrontación del conocimiento teórico y científico con problemáticas cotidianas, prácticas y necesidades sociales que lleven a la reflexión, al cuestionamiento y debate sobre el “qué”, “cómo” y “para qué” nos formamos en el ámbito académico.
En este marco, la formación académica en el área de la Comunicación Social tiene sus particularidades. La investigación sobre campos laborales y profesionales de la comunicación en San Juan, del GEICOM (Gabinete de Estudios e Investigaciones en Comunicación) del Departamento de Ciencias de la Comunicación, realizada por Leticia Berger, Mónica Raffaele, Mónica Coca, Cristina López y Alberto Goya, revelan el actual estado de ambigüedad sobre las concepciones del comunicador social y su práctica profesional. La formación de oficio frente a la formación académica del comunicador objeta constantemente la visión sobre su profesionalización y legitimación social. En “Caminos andados, caminos por andar. Caminos laborales y mercados profesionales de la Comunicación en San Juan” (Ediciones de la FACSO - UNSJ, octubre de 1999), publicación de la investigación antes mencionada, se evidencia la incertidumbre del alumno y egresado en Comunicación Social.
La “falta de una identidad profesional” como también “la sensación de habitar un espacio disciplinar difuso y compartido con otros profesionales”, según relatos de egresados, son afirmaciones reiteradas que se suman a la visión difusa, amplia e inespecífica por parte de empresarios, instituciones y sociedad en general sobre el rol del comunicador. Y es esta indefinición sobre el reconocimiento del comunicador social el origen esencial que nos aúna en este desafío y nuevo hacer. “Es indudable que la gran mayoría de empresas e instituciones captan a los estudiantes y egresados de nuestras carreras en comunicación como mano de obra barata... Con este “Centro de Comunicación Integral” se proyecta trabajar para legitimar la profesionalización de la comunicación desde la propia institución y así revalorizar al futuro profesional del comunicador social”, sostiene Sandra Buso.

El desafío está planteado: legitimar y reconocer el rol del comunicador social, reflexionar críticamente sobre la formación académica del comunicador social, pero, sobre todo, en la -ya- inevitable vinculación con las necesidades y problemáticas sociales que nos demandan activos, autocríticos y comprometidos.
El notable auge que vive hoy el campo de la comunicación social en nuestra cotidianeidad nos impulsa a trabajar con exigencias tanto para docentes, egresados y alumnos. Empresas, organismos públicos y privados, e instituciones sociales de toda índole buscan incorporar a la comunicación como un área fundamental en su propio devenir. “Es llamativa la demanda de distintas áreas, como desde los mismos departamentos de la Facultad de Sociales, que ya solicitan asesoramiento, lo cual demuestra que existe una necesidad real de los servicios que este centro de comunicación pretende brindar” cuenta Ivana Nielsen. Las exigencias del trabajo orientan a un hacer más integral y estratégico “En las actividades realizadas nos damos cuenta que no podemos hablar de comunicación periodística o publicitaria sin pensar en la comunicación de una manera integral” expresa Buso. Esto también nos lleva a repensar constantemente sobre la actividad del comunicador, debatir en grupo y aprender a trabajar en equipo. Si bien cada proyecto y tarea que se emprende se trabaja con alumnos, siempre se encara con la tutoría de docentes, pero sin perder de vista nuestros objetivos comunes.
En el constante reconstruir de este espacio es que vuelven -otra vez- los posibles nombres para este “Centro de Comunicación Integral”: lazos, red, comunidad… Como todo ser en su nacimiento, cuesta definirnos, nombrarnos e identificarnos. Entonces nos decidimos: el Catalejo “Centro de Comunicación Integral”. Fernando Lahora fundamenta: “viene por la búsqueda de algo que nos conjuga con la comunicación pero también con la particularidad que nos une como grupo de trabajo, esto es, la capacidad de ver cosas a lo lejos y, por supuesto, con perspectivas distintas a cualquier otra rama del conocimiento”.
Con este espacio asumimos la posta, nos creemos capaces de comprometernos con los desafíos planteados, porque buscamos nuevos caminos y nos reunimos con el empeño de aprender –en el hacer conjunto- a ver un poco más allá.

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PUBLICACIÓN DE LA SECRETARÍA
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