Universidad Nacional de San Juan - Argentina - Julio 2007 - Año IV - Nº 29

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Benjamín Kuchen
Rector - Universidad Nacional de San Juan

La responsabilidad de pensar-nos

Los distintos congresos de filosofía que se realizaron en Argentina, si bien tuvieron lugar en momentos nacionales e internacionales característicos de esa época, se propusieron repensar el futuro después de experiencias contemporáneas violentas, oclusivas y dolorosas para diferentes generaciones.

Cuando en 1949, en Mendoza, se reunían reconocidos pensadores en el Primer Congreso Nacional de Filosofía, las resonancias del horror de la posguerra y el fascismo aún se hacían presentes en el mismo evento. Había que remontar un mundo que había asistido al “mal absoluto”, ese mal que no puede ser abarcado por la comprensión humana. En Argentina el momento político se caracterizaba por la llegada del peronismo al poder con la fuerte presencia social de los trabajadores, y su necesidad de dar sustento teórico al movimiento.

El Congreso Internacional de Filosofía realizado 1987 en Córdoba se encuadra en el contexto de las posdictaduras de Argentina y de varios países vecinos del sur. En el país, el radicalismo intentaba consolidar la democracia. Nuevamente se abría un espacio de reflexión sobre lo que nos había pasado, cuyas heridas aún no podemos borrar ni entender. Hoy, no necesitamos mas que aludirlas con el término que trágicamente nos hizo conocidos en el mundo entero y que no requiere traducción a otros idiomas: desaparecidos.

El Congreso de Filosofía que tiene lugar en San Juan en 2007 se enmarca en un contexto político donde la marginalidad, la exclusión y la violencia que provocó el neoliberalismo necesitan ser revertidas. Éste se presentó como la superación de todas las ideologías instalando la idea del libre mercado sin control ni regulaciones, de la política entendida sólo como administración, del consenso como lugar de intercambio de favores y de la democracia reducida a sistema de reglas y procedimientos.

El postmodernismo que ahora nos cerca o engloba, a partir de sostener la muerte de los grandes relatos, de las utopías, y hasta la misma historia, pretende instalarnos en un reducido presente sin memoria y sin proyectos. No me siento contenido en este planteo. Deseo desafiar el desencanto del presente, el descreimiento de la política y las instituciones, la apatía que resulta de renunciar a los sueños y a las convicciones. No comparto el modelo de un pensamiento único y la idea de un sólo mundo posible en el que sólo caben algunos. Tal vez es el momento de animarse a inventar en lugar de imitar. Son los jóvenes los que tienen la energía y la creatividad para hacerlo. A ellos hay que darles el espacio para que desarrollen los nuevos proyectos.

En esta situación de proponer alternativas de futuro, la Universidad no puede quedar ajena a la responsabilidad de pensar-se y asumir los cambios que la conquista inalienable de la autonomía le permite. Renunciando a posturas corporativas, siendo capaz de criticarse a sí misma, realizando opciones éticas, apostando a la justicia, a la dignidad y al valor de la vida humana, no cabe duda de que construiremos una universidad mejor en un mundo deseado que integre dignamente a todos.

La Universidad Nacional de San Juan se alegra de poder brindar su ámbito para que este encuentro resulte fructífero.

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