Universidad Nacional de San Juan - Argentina - Julio 2007 - Año IV - Nº 29

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Doctor Arturo AndrÉs Roig

El Maestro de la filosofía
latinoamericana

ES UNO DE LOS MÁS BRILLANTES PENSADORES ARGENTINOS. A LO LARGO DE SU FECUNDA OBRA ANALIZÓ LA REALIDAD DEL CONTINENTE DESDE UNA PERSPECTIVA CRÍTICA. EL SEGUNDO CONGRESO INTERNACIONAL EXTRAORDINARIO DE FILOSOFÍA LO DISTINGUIÓ MAESTRO DE LA FILOSOFÍA ARGENTINA.

Por fabiÁn rojas

En el primer número de este año Revista La U se ocupó, desde su nota de tapa, del necesario ejercicio de explorar y echar algo de luz, mediante el recurso de la opinión de estudiosos del tema, sobre el enigma del porvenir latinoamericano. En sus primeras páginas se preguntaba hacia dónde va Latinoamérica. Y lo hizo en el contexto de un incontrastable nuevo escenario geopolítico de esta enorme porción del continente. Aquella pregunta disparadora también -qué duda cabe- refería al proyecto humano y su futuro, el tema central del Segundo Congreso Internacional Extraordinario de Filosofía (SCIEF). Revista La U retoma el desafío de redescubrir Latinoa-mérica, pero esta vez desde la óptica de otros pensadores, empezando por el recientemente designado Maestro de la filosofía argentina, el mendocino Arturo Andrés Roig.

Filosofía de la liberación
“Respecto de la problemática de la liberación yo quisiera recordar una diferencia de conceptos (…): que nosotros los filósofos de la liberación (…) nos diferenciábamos de los filósofos anteriores, nuestros maestros, porque ellos habían hablado de la filosofía como una filosofía de la libertad (…). Nosotros dijimos no, la cuestión no es que la filosofía sea una filosofía de la libertad sino que tiene que ser de la liberación. ¿En qué radica el matiz de cambio de los términos? Desde el punto de vista filosófico radica en lo siguiente: que los teóricos de una filosofía de la libertad pensaron siempre en la libertad como una especie de libertad intelectual (…) Su capacidad de sobreponerse a lo empírico y manejarse con el a priori y todas sus categorías. Mientras nosotros pensamos que la liberación, más que una libertad interior, tenía que ver con una libertad exterior (…) Y así entendíamos la liberación: antes que ponernos a pensar filosóficamente qué es la libertad, lo que nos interesaba era pensar cómo vamos a hacer para que el hombre que está atado a situaciones de alienación, a situaciones de opresión, de miseria, de servidumbre; cómo vamos a hacer para que ese hombre se desate de su alienación, de su servidumbre, de su miseria. Y en ese desatarse estaba el contenido mismo de la palabra liberación. Y así lo sigo entendiendo (…)”. (Arturo A. Roig)

Caminar la Patria Grande

El filósofo Arturo Roig tuvo la posibilidad de recorrer América Latina. Trabajó especialmente en Centroamérica, en México, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú. Su quehacer historiográfico sobre la región surgió cuando era muy joven, durante el primer peronismo, cuando volvía de una estancia de estudios en Europa. “Allí se despertó el interés por la problemática del continente, de lo nuestro, y la conexión con una tradición que ya existía, y que a medida que la fuimos conociendo aumentó nuestro interés… Los ideales bolivarianos de unidad continental siempre han estado presentes”, apuntó. En ese entonces, como él describe, la agitación social era muy profunda, el movimiento obrero había alcanzado un vigor y una fuerza que no había tenido nunca en la historia del país. Argentina se le presentaba como una realidad que despertaba tanto interés como la europea para con sus pensadores. Pero en ese entonces no había en la universidad estudios que tuvieran que ver con América Latina. “Era una aberración, en aquellos años, pensar en una filosofía argentina o en filósofos argentinos”, comentó quien desde esos inicios creó una de las obras filosóficas latinoamericanas más profundas y originales del siglo XX.

La moralidad de la emergencia

El exiliado, el creador
Arturo Andrés Roig estudió filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza. Allí obtuvo su título de grado en 1949. Una década más tarde comenzó a ejercer como catedrático en esa Facultad, pero su desempeño quedó trunco en 1975, cuando la abominable dictadura militar se impuso en el 76 en nuestro país y tuvo que exiliarse en México. Luego se radicaría en Ecuador, donde trabajó en tres universidades investigando la historia de ese país y de Latinoamérica. Un año después del regreso de la democracia a la Argentina, Roig también retornó al país. “El reencuentro con la propia patria es el reencuentro con un mundo que, en muchos aspectos, se ha vuelto extraño”, declaró alguna vez. Aquí fue incorporado al CONICET, donde ejerció como investigador principal. Dirigió tanto el CRICYT como el Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales que creó en la misma institución.
Distinciones al Maestro
La labor del doctor Arturo Andrés Roig obtuvo diversos reconocimientos en los últimos veinte años. En 1989 la Universidad de Guadalajara (México) editó el libro Arturo Andrés Roig. Filósofo e historiador de las ideas. En 1993 la Universidad de Santo Tomás, de Colombia, le dedicó un número de su Revista Análisis. Su nombre fue incluido en la Enciclopédie Philosophique Universelle, editada por Presses Universitaires de Francia. En 1996 recibió en Argentina el “Premio Konex a las cien mejores figuras de la última década de las humanidades argentinas”, por su aporte en el campo de la Ética. En cuanto al Doctorado Honoris Causa, fue distinguido por las Universidades Nacional Autónoma de Nicaragua en 1994, Nacional de Río Cuarto, en 1996 y Nacional del Comahue, en 2001. También fue designado “Profesor Honorario” de la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador, en 1994, y en 2003 “Profesor Emérito” de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza.

Como elemento fundacional de la cultura latinoamericana, Arturo Roig le otorga un rol crucial a la Brevísima Relación de de la Destrucción de las Indias, del Padre Bartolomé de las Casas, texto que integra parte de la génesis del humanismo en América. Ese escrito que denuncia el avasallamiento de la dignidad de los pueblos americanos es para él un símbolo de nuestra historia. Las dictaduras y sus resultados confirmaron una repetición de esa figura trágica. “Nuestra filosofía está en relación con eso, pero también con una filosofía latinoamericana que quiere ser una Filosofía para la Liberación”. Por eso también Roig recupera textos de finales del siglo XV y de mediados del XVI, como Discurso de la Dignidad del Hombre, de Juan Pico de la Mirándola, y Diálogo sobre la dignidad del hombre, de Fernán Pérez de Oliva, y tantos otros. Esto le permitió al autor unir la noción de la dignidad al fenómeno de la emergencia social, y de esa manera plantear la “moralidad de la emergencia” en América Latina. La noción de emergencia se encuentra relacionada con la de función utópica, que en lo social se caracteriza por encarnar un rechazo hacia las totalizaciones dominantes opresoras, ejercidas a través del sometimiento a leyes legitimadas en muchos casos desde los principios naturales. La función utópica permite la resistencia a la lógica del poder. Se trata de la moral de la protesta, producto de movimientos sociales sublevados ante una ética del poder, esa que niega las necesidades coesenciales a la dignidad del ser humano. Roig recurre a los escritos de José Martí, José Ingenieros, Ernesto Guevara, Juan Montalvo, a la problemática femenina, para hacer jugar a la fuerza de una subjetividad emergente. Y pone sobre el tapete la noción kantiana del ser humano como fin en sí, pero desde un presente teñido por nuevas situaciones sociales, políticas y económicas.

Nuestro símbolo sangriento

El maestro Roig considera que la filosofía latinoamericana no se preocupa por el problema del ser, no es una ontología en el sentido tradicional, como teoría del ser, sino que entiende que la filosofía se ocupa del modo de ser de un determinado hombre, concreto, histórico, el hombre al que se llama latinoamericano y que tiene una historia muy concreta. “Una historia que además tiene sus símbolos –expresó el filósofo en una entrevista-, y a lo mejor en esos símbolos el más sangriento, el más triste, el más lamentable de todos es ese símbolo que se conoce con el nombre de Destrucción de las Indias. Que nuestra historia está signada por ese símbolo, como si cada tanto tiempo nuestras Indias fueran destruidas. Acuérdense ustedes del golpe de Pinochet, del golpe de los militares argentinos, acuérdense de los ‘contras’ y de las masacres de los nicaragüenses, acordémonos de las masacres en Guatemala. Entonces, ¿qué es todo eso desde el punto de vista filosófico?, pues es la repetición de una figura trágica que la venimos arrastrando desde que la vio el Padre las Casas, aquella Brevísima relación de la destrucción de las Indias que se transformó en una larguísima destrucción de la historia de las Indias. Pienso yo que la filosofía está en relación con eso, por lo menos esta filosofía latinoamericana que quiere ser además filosofía para la liberación”.

La alienación periférica

En una entrevista para un medio extranjero, Arturo Roig sostuvo que en América Latina existe una manera de filosofar basada en una problemática social que es la dependencia económica, social, política y de todo tipo. “Esa dependencia llega a límites muy graves y muy duros que podrían ser considerados como una forma de esclavitud, pero que es general y llamamos dependencia… Si vemos el caso del primer Marx, cuando empezó a trabajar, medita sobre el problema de la alienación… La alienación es el problema de la dependencia visto dentro de la sociedad capitalista europea. La dependencia es nuestro modo de alienación en la relación Imperio-Colonia en el mundo contemporáneo, y un grupo de filósofos latinoamericanos nos hemos interesado por esa problemática”, señaló. “¿Sólo un grupo de filósofos?”, preguntó la entrevistadora. “Efectivamente, no todos los filósofos de América Latina están interesados en ese problema. Hay muchísimos que no les interesa”, respondió Roig.

Historia de las ideas
Una de las obras más destacadas de Arturo Roig es la Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano. El texto operó como impulsor de la disciplina Historia de las ideas en casi todos los países de Latinoamérica. “El filósofo, si tiene una figura actualmente, es la figura que le da su necesidad de salirse de los estrictos marcos en que se entendió el quehacer filosófico tradicionalmente. De alguna manera la Historia de las Ideas rompía esos marcos –explicó Roig, ya retirado de la cátedra-. La Historia de las Ideas es algo así como la muchacha díscola de la familia. Frente a lo que era la filosofía académica, la Historia de las Ideas venía a romper un poco con el academicismo”.

Exclusión: una manera de morir

En una conferencia realizada en 2002 en Mendoza, titulada Necesidad de una segunda independencia, Arturo Roig esbozó: “…Como surge de las palabras de Simón Bolívar, la patria tiene que ver con nuestros padres, es la ‘madre patria’, tal como ellos la llamaron desde la que también soñaron con una patria mejor (…) Hay, pues, una patria que juega como ideal y que es a la vez sentimiento y, muchas veces, sentimiento de dolor y cuya categoría básica es la de inclusión en una humanidad y en una tierra, aún cuando la patria real haya sido construida de marginaciones y exclusiones. No dejemos de mirar, pues, esa patria real, tal como la sufrimos en nuestros días, patria de marginación y exclusión que repite una experiencia de muerte celosamente encubierta por una historiografía liberal desde el mitrismo y aun desde esa historiografía autodenominada ‘revisionista’. (…) ¿Qué fueron en la segunda mitad del siglo nuestros atroces campos de concentración donde fue asesinada una generación de muchachas y muchachos argentinos? (…) Evidentemente, expresión brutal de la exclusión. El neoliberalismo disfrazado de democracia continuó su tarea (…) Una esquizofrenia social profunda ha dividido a los seres humanos en este nuevo mundo colonial que nos ha tocado vivir: por una parte, los que el sistema necesita, en función de su enloquecedora carrera de acumulación de capital y de poder militar y, por la otra, los seres humanos excedentes, los que están demás (…) Los marginados no están fuera, están en todo caso en los bordes del sistema que es, a pesar de todo, un manera de pertenecer al mismo. Pero la exclusión generada desde las formas salvajes del capitalismo es simplemente una manera de morir”.

América Latina y Occidente

Arturo Roig sostiene que existe un pensamiento en América Latina que se preocupa por esta parte del continente. “Son pensadores que practican lo que puede llamarse filosofía latinoamericana, un pensar que se ocupa de la propia realidad”, pero luego añadió que “es difícil separar América Latina de Occidente, está conformada por el mundo occidental en buena medida, pero su occidentalismo no es el europeo. Acá se han dado respuestas nativas, regionales, propias, a las problemáticas que vienen de Europa. Tenemos un modo de ser occidentales que nos separa del Occidente europeo”

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Fuentes:
-Arturo Roig ante la condición humana, de Estela Fernández Nadal –CONICET-.
-Periódico La verdad, Venezuela.
-Una trayectoria intelectual. Entrevista con Arturo Andrés Roig, Entrevista de Javier Pinedo en Apéndice de La Universidad hacia la Democracia. Bases doctrinarias e históricas para la constitución de una pedagogía participativa, de Arturo A. Roig. Editorial de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 1998.
-Diversos medios latinoamericanos

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