proyectos
De Apolo a Angelino
Modelo y contramodelo
de actuación en el actor sanjuanino. Incidencias
del concepto de modernidad en la práctica actoral
y de puesta en Oscar Kümmel.
escribe
Profesor Jorge Fernández
Integrante del equipo de investigación del proyecto
Historia del Teatro Sanjuanino
Instituto de Literatura Ricardo Güiraldes - Facultad
de Filosofía, Humanidades y Artes - UNSJ
La
determinación de las características de la
teatralidad sanjuanina se convierte en prioritaria a medida
que avanzan las investigaciones sobre el teatro realizado
en la segunda mitad del siglo XX en la provincia de San
Juan.
Entre la creación del Instituto Superior de Artes
(ISA) en 1960 y fin del siglo XX, transcurre un lapso decisivo
para el teatro local. Durante esos años se percibe
claramente una aceleración de los procesos de desarrollo
del modelo de actuación, que posteriormente daría
origen y acrecentamiento al micro sistema sanjuanino de
puestas teatrales.
Creemos, se produce un movimiento impulsado por una modernidad
creciente que sustituye progresivamente los sedimentos socio-culturales
instalados por la ideología del “arte culto”,
que constituía desde 1900 a 1945 aproximadamente,
la tradición en el modelo de actuación y en
la práctica sobre la puesta teatral en la provincia.
Esta ideología “culta” se reavivaría
después del golpe militar de 1955, declinando posteriormente
sobre fines de la década del ‘50.
El trabajo fue focalizado en dos puntos de un eje diacrónico
sobre el que postulamos se constituiría parte de
la estética del teatro local. Un punto inicial es
la puesta de El Apolo de Bellac de Jean Giraudoux, obra
de la que participa Oscar Kümmel en el personaje central.
El otro punto convergente es Angelino, donde tenemos a Kümmel
director de actores, produciendo la transposición
de su epistemia actoral a “discípulos”,
mostrando uno de los momentos de madurez estética
de su trayectoria y accediendo al reconocimiento del campo
teatral nacional.
La hipótesis es que entre ambos sucesos culturales
habría surgido el proceso originador del modelo de
actuación moderno en la provincia. Este proceso estaría
dado por la constitución de un contramodelo en oposición
a un modelo legitimado y preexistente.
Llega la modernización
La concepción académica
y esteticista del ISA y de su Escuela de Arte Dramático
(1960-1965), (concretizada en sus prácticas teatrales
y estéticas provenientes de la tradición europea
del actor culto y decantadas en el imaginario teatral sanjuanino)
confrontó con una nueva concepción teatral,
la que llamaremos “la modernización”.
Este sistema ideológico externo fue ocupando el lugar
de los saberes y prácticas teatrales provenientes
de la tradición previa al siglo XX o de sus primeras
décadas. Por medio de sustituciones graduales, superposiciones
y ocasionales enfrentamientos, en un proceso que creemos
se verifica entre las décadas de 1960 a 1980.
Además, por su innegable importancia señalamos
a Kümmel como el agente posibilitador de significativos
cambios en el campo teatral sanjuanino. Su trabajo es la
línea conductora durante décadas del teatro
en la provincia. No dejó de producir obras, formar
actores y proponer una estética que mucho más
allá de sus limitaciones, ha servido y servirá
de referente para el campo teatral provincial. Así
la modernización estuvo dada por el cuerpo del actor,
colocado como eje de la teatralidad, conviviendo junto a
la escenografía y la ambientación en una nueva
modelización, la integración expresiva. Apropiación
esta, del modelo porteño tomada del movimiento Nuevo
Teatro (Asquini, Boero) de gran influencia en las provincias.
El Apolo de Bellac: un ensayo
sobre la corporalidad del actor (La puesta)
El Apolo de Bellac se estrenó
en San Juan, el 23 de mayo de 1964 con la dirección
de Juan Carlos Vázquez Vela en la sala del teatro
de cámara del ISA, el legendario “Globito”.
Durante esta obra, Oscar Kümmel da inicio formal de
su carrera como actor. Participaron Oscar Kümmel como
el Señor de Bellac, Fausto Procopio, Josefina Zaballa,
Amalia de Gatti, Dora López y Silvia Luffi, Juan
C. Vázquez Vela, Manuel Szvalb, Victor Correa, Humberto
Correa, Victor Bonacci, Francisco Russo, Elva Baigorri como
señorita Chevredent e Hilda Imparado.
La génesis de un contramodelo
Siguiendo
a Osvaldo Pellettieri, diremos que la historia interna posibilita
aclarar sobre la evolución de las formas y a través
de ella explicar los cambios y su relación con los
contextos socioculturales y estéticos. Así
lo indicaría la presencia y testimonios de Kümmel
y de Russo como actores de neto hacer corporal. Es desde
esta posición reconstructiva, que hablamos de este
germen de la corporalidad expresiva del actor local. Como
prefigura de la poética en Kümmel y de las posteriores
estéticas presentes en el teatro sanjuanino. Oscar
Kümmel fue construyendo un modelo de puesta y de actuación
que repelía el realismo y el academicismo, tanto
en su sentido de actuación como de puesta. Así
aferrado al ilusionismo durante sus primeras obras, donde
alternaba dirección con actuación, para ir
dando paso a una particular y nueva actitud farsesca del
teatro. Paralelamente fue “diseñando”
un tipo de corporalidad para sus actores y para sí
mismo, que exploraba relacionando la gestualidad del mimo
con el discurso de la farsa, géneros estos casi desconocidos
en la provincia. Así la aparente simplicidad de sus
puestas en escena encubría el “mecanismo”,
lo artefáctico de sus montajes. Éste es quizás
uno de los rasgos de modernidad que ostentaban sus obras.
Angelino: consolidación
del actor moderno (La puesta)
Pedro Asquini (1915 – 2003),
director y dramaturgo porteño, le acerca su texto
Angelino a Kümmel y éste lo adapta a la pantomima.
Kümmel forma en 1984 el grupo “Los mimos de Drum”,
que integraron como actores mimos: Juan Carlos Carta, Patricia
Savastano, María Rosa Plana, Carlota Herrera, Gustavo
Gentile, Alfredo Lémole y Jorge Fernandez. La obra
fue estrenada el 6 de noviembre de 1984 en el Teatro Sarmiento.
La escenografía, vestuario e iluminación estuvieron
a cargo del propio Kümmel, la música en vivo
por Daniel Clavijo y como ayudante de escena, Mario Morales.
Angelino presentó una estructura en escenas que se
articulaba por la presencia del personaje central; la obra,
aún carente de intriga y de progreso en la acción,
se resolvía por la generación de relaciones
entre Angelino y los personajes, que articulaban por la
interacción teatral de artefactos a la manera de
teatro en el teatro. Las actuaciones en pantomima fueron
construidas desde una práctica tradicional que las
situaban en el horizonte de un Marceau y Decrou, para ir
adoptando formas mucho más expresionistas en lo corporal.
Con actores exigidos en su capacidad física, de respuesta
rápida ante el imprevisto, solventes al abordar diferentes
personajes, capaces de mostrar seres etéreos o graves
desde una construcción corporal.
Sostenemos que Kümmel ya ha consolidado un modelo de
puesta y de actuación a partir de 1983, tanto en
las técnicas de actuación como en el tipo
de puesta en escena dentro del campo teatral provincial.
Aquello que funcionó como contramodelo durante las
décadas de los ‘60 y los ‘70 bajo una
marca de modernidad, quedaba legitimado y vuelto modelo,
imponiendo su hegemonía por sobre las demás
prácticas teatrales en la provincia.
Conclusión
Es así que situamos a Kümmel
como agente generador de importantes cambios en el campo
teatral de la provincia, como instrumentador de una modernidad
en la puesta en escena local, a partir de 1970 y como formador
de actores que a su vez replicaran cambios en el desarrollo
del teatro sanjuanino. Actores que serán llevados
a demostrar desde sus cuerpos una expansión del texto
espectacular como nuevo modelo actoral. Y desde la puesta
en escena, la aparición de un “maquinismo”,
que fue signo de originalidad provinciana dentro de un contexto
nacional.
Podemos establecer un nexo de aproximación y de reapropiación
por parte de Kümmel actor y director, con el modelo
porteño de Nuevo Teatro. Hablamos de la relación
constructiva actoral que se estableció en la modelización
del actor local y que remitía al actor “modernizado”
aparecido en Buenos Aires a partir de 1950. Kümmel
adopta luego a Ferretti, Cuzzani, Dragún y otros
autores con los que haría de alguna manera intertexto
como es el caso de Angelino.
Este proceso debe ser entendido también como parte
de una lucha por legitimar esa modernidad que se establecía
gradualmente en San Juan y se haría esencial en el
circuito provincial. Se hace más que evidente que
el teatro se reconstituye a sí mismo. |