Universidad Nacional de San Juan - Argentina - Junio 2007 - Año IV - Nº 28

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De Apolo a Angelino

Modelo y contramodelo de actuación en el actor sanjuanino. Incidencias del concepto de modernidad en la práctica actoral y de puesta en Oscar Kümmel.

escribe
Profesor Jorge Fernández
Integrante del equipo de investigación del proyecto Historia del Teatro Sanjuanino
Instituto de Literatura Ricardo Güiraldes - Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes - UNSJ

La determinación de las características de la teatralidad sanjuanina se convierte en prioritaria a medida que avanzan las investigaciones sobre el teatro realizado en la segunda mitad del siglo XX en la provincia de San Juan.
Entre la creación del Instituto Superior de Artes (ISA) en 1960 y fin del siglo XX, transcurre un lapso decisivo para el teatro local. Durante esos años se percibe claramente una aceleración de los procesos de desarrollo del modelo de actuación, que posteriormente daría origen y acrecentamiento al micro sistema sanjuanino de puestas teatrales.
Creemos, se produce un movimiento impulsado por una modernidad creciente que sustituye progresivamente los sedimentos socio-culturales instalados por la ideología del “arte culto”, que constituía desde 1900 a 1945 aproximadamente, la tradición en el modelo de actuación y en la práctica sobre la puesta teatral en la provincia. Esta ideología “culta” se reavivaría después del golpe militar de 1955, declinando posteriormente sobre fines de la década del ‘50.
El trabajo fue focalizado en dos puntos de un eje diacrónico sobre el que postulamos se constituiría parte de la estética del teatro local. Un punto inicial es la puesta de El Apolo de Bellac de Jean Giraudoux, obra de la que participa Oscar Kümmel en el personaje central.
El otro punto convergente es Angelino, donde tenemos a Kümmel director de actores, produciendo la transposición de su epistemia actoral a “discípulos”, mostrando uno de los momentos de madurez estética de su trayectoria y accediendo al reconocimiento del campo teatral nacional.
La hipótesis es que entre ambos sucesos culturales habría surgido el proceso originador del modelo de actuación moderno en la provincia. Este proceso estaría dado por la constitución de un contramodelo en oposición a un modelo legitimado y preexistente.
Llega la modernización

La concepción académica y esteticista del ISA y de su Escuela de Arte Dramático (1960-1965), (concretizada en sus prácticas teatrales y estéticas provenientes de la tradición europea del actor culto y decantadas en el imaginario teatral sanjuanino) confrontó con una nueva concepción teatral, la que llamaremos “la modernización”. Este sistema ideológico externo fue ocupando el lugar de los saberes y prácticas teatrales provenientes de la tradición previa al siglo XX o de sus primeras décadas. Por medio de sustituciones graduales, superposiciones y ocasionales enfrentamientos, en un proceso que creemos se verifica entre las décadas de 1960 a 1980.
Además, por su innegable importancia señalamos a Kümmel como el agente posibilitador de significativos cambios en el campo teatral sanjuanino. Su trabajo es la línea conductora durante décadas del teatro en la provincia. No dejó de producir obras, formar actores y proponer una estética que mucho más allá de sus limitaciones, ha servido y servirá de referente para el campo teatral provincial. Así la modernización estuvo dada por el cuerpo del actor, colocado como eje de la teatralidad, conviviendo junto a la escenografía y la ambientación en una nueva modelización, la integración expresiva. Apropiación esta, del modelo porteño tomada del movimiento Nuevo Teatro (Asquini, Boero) de gran influencia en las provincias.

El Apolo de Bellac: un ensayo sobre la corporalidad del actor (La puesta)

El Apolo de Bellac se estrenó en San Juan, el 23 de mayo de 1964 con la dirección de Juan Carlos Vázquez Vela en la sala del teatro de cámara del ISA, el legendario “Globito”.
Durante esta obra, Oscar Kümmel da inicio formal de su carrera como actor. Participaron Oscar Kümmel como el Señor de Bellac, Fausto Procopio, Josefina Zaballa, Amalia de Gatti, Dora López y Silvia Luffi, Juan C. Vázquez Vela, Manuel Szvalb, Victor Correa, Humberto Correa, Victor Bonacci, Francisco Russo, Elva Baigorri como señorita Chevredent e Hilda Imparado.
La génesis de un contramodelo

Siguiendo a Osvaldo Pellettieri, diremos que la historia interna posibilita aclarar sobre la evolución de las formas y a través de ella explicar los cambios y su relación con los contextos socioculturales y estéticos. Así lo indicaría la presencia y testimonios de Kümmel y de Russo como actores de neto hacer corporal. Es desde esta posición reconstructiva, que hablamos de este germen de la corporalidad expresiva del actor local. Como prefigura de la poética en Kümmel y de las posteriores estéticas presentes en el teatro sanjuanino. Oscar Kümmel fue construyendo un modelo de puesta y de actuación que repelía el realismo y el academicismo, tanto en su sentido de actuación como de puesta. Así aferrado al ilusionismo durante sus primeras obras, donde alternaba dirección con actuación, para ir dando paso a una particular y nueva actitud farsesca del teatro. Paralelamente fue “diseñando” un tipo de corporalidad para sus actores y para sí mismo, que exploraba relacionando la gestualidad del mimo con el discurso de la farsa, géneros estos casi desconocidos en la provincia. Así la aparente simplicidad de sus puestas en escena encubría el “mecanismo”, lo artefáctico de sus montajes. Éste es quizás uno de los rasgos de modernidad que ostentaban sus obras.

Angelino: consolidación del actor moderno (La puesta)

Pedro Asquini (1915 – 2003), director y dramaturgo porteño, le acerca su texto Angelino a Kümmel y éste lo adapta a la pantomima. Kümmel forma en 1984 el grupo “Los mimos de Drum”, que integraron como actores mimos: Juan Carlos Carta, Patricia Savastano, María Rosa Plana, Carlota Herrera, Gustavo Gentile, Alfredo Lémole y Jorge Fernandez. La obra fue estrenada el 6 de noviembre de 1984 en el Teatro Sarmiento. La escenografía, vestuario e iluminación estuvieron a cargo del propio Kümmel, la música en vivo por Daniel Clavijo y como ayudante de escena, Mario Morales.
Angelino presentó una estructura en escenas que se articulaba por la presencia del personaje central; la obra, aún carente de intriga y de progreso en la acción, se resolvía por la generación de relaciones entre Angelino y los personajes, que articulaban por la interacción teatral de artefactos a la manera de teatro en el teatro. Las actuaciones en pantomima fueron construidas desde una práctica tradicional que las situaban en el horizonte de un Marceau y Decrou, para ir adoptando formas mucho más expresionistas en lo corporal. Con actores exigidos en su capacidad física, de respuesta rápida ante el imprevisto, solventes al abordar diferentes personajes, capaces de mostrar seres etéreos o graves desde una construcción corporal.
Sostenemos que Kümmel ya ha consolidado un modelo de puesta y de actuación a partir de 1983, tanto en las técnicas de actuación como en el tipo de puesta en escena dentro del campo teatral provincial. Aquello que funcionó como contramodelo durante las décadas de los ‘60 y los ‘70 bajo una marca de modernidad, quedaba legitimado y vuelto modelo, imponiendo su hegemonía por sobre las demás prácticas teatrales en la provincia.

Conclusión

Es así que situamos a Kümmel como agente generador de importantes cambios en el campo teatral de la provincia, como instrumentador de una modernidad en la puesta en escena local, a partir de 1970 y como formador de actores que a su vez replicaran cambios en el desarrollo del teatro sanjuanino. Actores que serán llevados a demostrar desde sus cuerpos una expansión del texto espectacular como nuevo modelo actoral. Y desde la puesta en escena, la aparición de un “maquinismo”, que fue signo de originalidad provinciana dentro de un contexto nacional.
Podemos establecer un nexo de aproximación y de reapropiación por parte de Kümmel actor y director, con el modelo porteño de Nuevo Teatro. Hablamos de la relación constructiva actoral que se estableció en la modelización del actor local y que remitía al actor “modernizado” aparecido en Buenos Aires a partir de 1950. Kümmel adopta luego a Ferretti, Cuzzani, Dragún y otros autores con los que haría de alguna manera intertexto como es el caso de Angelino.
Este proceso debe ser entendido también como parte de una lucha por legitimar esa modernidad que se establecía gradualmente en San Juan y se haría esencial en el circuito provincial. Se hace más que evidente que el teatro se reconstituye a sí mismo.

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