Revista de la Universidad Nacional de San Juan | Septiembre-Octubre 2005 | Año II - Nº 16


E D I T O R I A L

Ingreso: abrir caminos
para la construcción del saber

El ingreso a la universidad constituye un problema pendiente que pone de manifiesto una de las tensiones más difíciles de resolver en política universitaria: ingreso irrestricto versus ingreso restricto. El tránsito de la escuela media a la universidad implica un cambio fuerte ya que supone entrar en un ámbito en donde la forma de estudio y trabajo es radicalmente diferente. El cursar una carrera universitaria requiere del estudiante disponer de la madurez mental, capacidad intelectual y actitud frente al conocimiento para ser protagonista de su propio aprendizaje. Si toda la cadena educativa, previa a la universitaria fuese sólida y bien estructurada, los postulantes a ingresar a las universidades deberían naturalmente tener la aptitud para seguir estudios superiores. La realidad muestra que esto no es así. Como respuesta, las universidades en los últimos tiempos, se vieron obligadas a establecer estrategias para salvar las carencias a través de la implementación de cursos de ingreso que den la posibilidad a los estudiantes de no fracasar en la universidad.

Las modalidades de tales cursos en cuanto a contenidos, duración y profundización; así como las evaluaciones fueron variando en las distintas universidades. Se puede observar que, con el tiempo, los contenidos de los cursos se fueron programando y especializando cada vez más a la medida de cada carrera universitaria a la que postulaba el alumno, constituyendo una especie de formación específica previa al inicio de los estudios formales. Este hecho trajo y trae serias dificultades para muchos alumnos que en su etapa de formación preuniversitaria no tuvieron en su curricula esos contenidos. La consecuencia, en la mayoría de los casos, es el fracaso en las evaluaciones, dado que resulta muy difícil que el alumno incorpore dichos conocimientos, en los breves plazos de preparación, antes de la evaluación del examen de ingreso.

Una nueva tendencia que se está observando, la cual comparto plenamente, es la de cambiar el concepto de saber o disponer de determinado conocimiento, por el de tener la capacidad de adquirir dicho conocimiento. En otras palabras, se trata de impulsar en el sujeto la construcción de estructuras y habilidades mentales y desarrollar estrategias de comunicación para absorber y generar conocimiento e interactuar socialmente. Un alumno que disponga de estas capacidades podrá afrontar con éxito cualquier estudio universitario. Por un lado, la matemática y la lógica son las disciplinas que favorecen los procesos de abstracción y razonamiento, y por otro, el dominio del lenguaje natural posibilita la comunicación y es imprescindible para pensar. En consecuencia, la amplia y segura disponibilidad tanto del lenguaje simbólico como del lenguaje natural permiten el abordaje de los textos académicos y la elaboración de modelos de la realidad, principales vías de acceso al saber.

Lo expuesto precedentemente es un argumento a favor de la concepción de cursos de ingreso centrados en el estudio de la matemática/lógica y lectura/escritura que sean el camino para entrar en la cultura de la generación del conocimiento. Los contenidos específicos relativos a cada carrera deberán ser aprendidos en el transcurso de la misma.

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