Revista de la Universidad Nacional de San Juan | Agosto 2005 | Año II - Nº 15

La fotografía antigua de San Juan hasta 1960 en un proyecto de Ciencias Sociales

Con el descubrimiento mediante el cual el francés Niépce obtuvo una vista duradera del patio de su casa, comenzaría a abrirse paso la fotografía como el arte de fijar para siempre el mundo. Usó una cámara oscura y plasmó la imagen en placas, procedimiento que después mejoró Jacques Daguerre y que llamó daguerrotipo.
Sin embargo, estos visionarios, considerados en su mayoría masones, tuvieron detractores que negaban el hallazgo:
“El deseo de captar los reflejos evanescentes no solamente es imposible como se ha demostrado por las investigaciones alemanas realizadas, sino que el sólo deseo de conseguirlo es ya una blasfemia. Dios creó al hombre a su imagen y ninguna máquina construida por el hombre puede fijar la imagen de Dios, ¿es posible que Dios hubiera abandonado sus principios eternos y hubiese permitido a un francés de París dar al mundo una invención del Diablo?...” decía el diario alemán Leipziger Stadtzeiger, poco después que se diera a conocer el sorprendente invento del daguerrotipo el 19 de agosto de 1839.

De todos modos la fotografía se consagró como recurso imprescindible para preservar del olvido hechos políticos, sociales y culturales de los pueblos, actuando, además, como soporte de micro historias, íntimas, cotidianas, de seres anónimos, que en muchas oportunidades no se ven reflejadas en la macro historia. Recuperar el significado de estas imágenes es lo que pretende el trabajo de investigación “La fotografía antigua como documento social de San Juan hasta 1960”, declarado de Interés Provincial por la Cámara de Diputados en 1995 y dirigido por la licenciada Amalia Bruno junto al equipo formado por María del Carmen Rimondini (co-directora), Ruth Galvez, Rosalba Mabel Celani y Alberto Lucero, con la asistencia técnica de Aníbal Brussoti y Matías Molina.
Desde el Gabinete de Estudios e Investigaciones en Comunicación (GEICOM) de la Facultad de Ciencias Sociales, el grupo abordó el análisis de indicadores de la identidad de la sociedad sanjuanina a partir de la lectura concreta del soporte fotográfico, sus elementos iconográficos y la tecnología impregnada.
En sucesivos proyectos desde 1994 hasta este año, y con financiación del CICITCA, se logró construir un archivo documental fotográfico, que abarca un periodo de cien años: desde la aparición del primer fotógrafo en San Juan en 1860, pasando por una recopilación de los estragos del terremoto de 1944 y la reconstrucción de la ciudad, hasta 1960.

Para reunir material de estudio, el grupo realizó pesquisas bibliográficas acerca de los procedimientos fotográficos, los autores y la tecnología empleada, usando como fuente de información los periódicos de la época, catálogos de exposiciones, publicaciones gráficas y literarias. La recolección domiciliaria de fotografías abarcó Capital y el Gran San Juan, Jáchal, Caucete, Pocito, Calingasta, Media Agua, Zonda Ullum, 25 de Mayo, Los Berros.
Cada fotografía fue reproducida de manera que todas quedaran archivadas como documento de consulta. El registro y empadronamiento se realizó con datos como la procedencia, el estado de conservación, las condiciones en las que estaba almacenado el documento fotográfico, si éste formaba parte de un álbum o una publicación.

La sistematización documental requirió la lectura de los procesos y técnicas impregnadas que se usaron en la toma y el revelado fotográfico. En el caso de los originales se analizó el equipamiento utilizado (tipo y modelo de cámara, objetivos), la naturaleza del original (positivo o negativo), el soporte (papel, vidrio, latón, etc.), el proceso de impregnación (daguerrotipo, calotipo, ferrotipo, etc.), la textura del papel, tonalidades (sepia, blanco y negro, coloreadas), el formato. En cuanto a las reproducciones, las pistas que pudieran llevar a la identificación de la técnica usada en el original.

Con entrevistas realizadas a los descendientes de los fotógrafos y a familiares de los que aparecían en las escenas registradas, el equipo pudo completar biografías de personajes, caracterización de épocas, actividad laboral y gremial, la composición étnica, los usos familiares, las costumbres festivas, políticas, comerciales, deportivas, etc.

Así, se configuró un mapeo de la actividad fotográfica en la región, tras localizar antecedentes de los fotógrafos profesionales y el registro de lo que sobrevivió de su producción original y la de sus sucesores, junto a lo producido por la práctica amateur, más privada y por la tanto, secreta.

Las escenas representadas también fueron motivo de análisis: una descripción pormenorizada de los elementos icónicos de la imagen se combinó con las leyendas impresas y manuscritas (dedicatorias, comentarios, fechas, localización, etc.).
El autor o el establecimiento que realizó la producción fotográfica, en los casos de no estar referido en la foto, se dedujo en cuanto a indicios de montaje, escenografía, estilo, viñetas, altura de cámara y ángulo de toma. Según datos de la época, los fotógrafos que actuaron en la provincia con producciones en estudio entre 1862 y 1943 fueron cuarenta y cuatro; entre ellos Desiderio Aguiar, Volpianski, Suero, Zimmerman, Colecchia, Palá, Pineda, Gaillez, Hermógenes Ruiz.
Para reconocer marcadores que permitieran construir una identidad sanjuanina hasta 1960, fue necesario establecer un criterio de clasificación de las fotos que relacionara la cultura étnica, la cultura de género y la del trabajo.

Este último entendido como aspecto central en la vida social y en la configuración de las identidades colectivas. Así pudo armarse una selección de fotografías referidas, por ejemplo, a la vitivinicultura, siendo posible reconstruir la cadena productiva de esta actividad, desde las plantaciones y cosecha hasta la elaboración en las bodegas y la comercialización.

En el recorte del objeto de investigación, sobre la base de los criterios mencionados, se visualizaron los sujetos sociales que desarrollaban las diferentes tareas productivas, la participación diferencial en cuanto al origen étnico y la condición de género en los procesos de trabajo.

Las fotografías que ilustran estas páginas pertenecen a los fotógrafos Hermógenes Ruiz (1800-1900), Edmundo Macario Gaillez (1910-1996), Juan Palá y el matrimonio Pineda Heredia (1920).

El primer fotógrafo sanjuanino

Nacido en 1830 en el seno de una familia tradicional de San Juan, Desiderio Aguiar trabajó como discípulo del retratista Matheu Brady. Pero adquirió mayor destreza en el arte fotográfico cuando capturó las escenas de los estragos del terremoto de Mendoza en 1861. Con enormes aparatos, preparando sus propias placas y en carromatos cubiertos a modo de laboratorio de campaña, Aguiar ejerció la tarea de reportero gráfico. En Buenos Aires, San Juan, Mendoza y Rosario durante cuatro décadas desarrolló la retratística, su tarea más lucrativa, llegando a tomar fotografías de Domingo F. Sarmiento y su familia.
En los últimos años y hasta su muerte en 1904, trabajó registrando los restos arqueológicos de la cultura Huarpe en la provincia sanjuanina.

 

 

      Copyright © 2004 Revista la U | Universidad Nacional de San Juan | Todos los derechos reservados | revista@unsj.ed.ar