Francisco Pastor

“Fui alumno de la Escuela de Comercio, de ahí egresé. Creo que recibí una formación adecuada, era muy completa tanto para seguir estudiando como para trabajar. La disciplina era muy rigurosa, pero eso no impedía que existieran los traviesos. Recuerdo que una vez, jugando con un encendedor en la clase de “Chiquito” Conca, le prendimos fuego a un banco. Nos amonestaron, por supuesto, pero era un gran profesor. El lugar para las chupinas o para esconderse a fumar era “pucholandia”, que seguramente todavía existe. Quedaba por ahí atrás, cerca de los talleres de la Industrial. Todos íbamos a “pucholandia”... Sigo vinculado a la escuela, le tengo mucho cariño, e inclusive fui a los festejos de los 60 años”.