Elvecio Torres

“Entre el año 78 y el 91 fui vicedirector y en el 92 me jubilé. Conservo muchos amigos de la escuela. Durante mi gestión traté de aplicar el principio de trabajo en convivencia. Era una escuela de mucho prestigio por varias cosas: la disciplina, la presentación de los alumnos, aquel famoso sexto año que completaba la formación preuniversitaria de los jóvenes y los preparaba para la facultad. Nuestros egresados eran muy requeridos por Rentas, los bancos, la Caja de Ahorro. La Escuela de Comercio fue un semillero para la plaza laboral sanjuanina. Era la consencuencia de una forma de trabajo: en la escuela todo se consensuaba. Como travesura, recuerdo una vez que los alumnos de uno de los cursos superiores llamaron a la escuela diciendo que una profesora no venía, entonces los dejamos retirarse y cuando la profesora llegó, no tenía alumnos: era una broma. Por supuesto, los hicimos recuperar el día perdido”.