Hurba, con “H” de huerta y “urba” de urbano

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Así surgió el nombre del sistema de cultivo domiciliario que diseñó un egresado de la FAUD, con el objetivo de acercar la huerta a la ciudad.

Por Julieta Galleguillo

Enmarcada en el auge de la agricultura familiar surgió la idea de diseñar un sistema de cultivo que se adapte a diversos espacios. “En la actualidad hacemos cada vez más hincapié en el consumo de alimentos naturales y sanos. Este es un fenómeno que llegó para quedarse y como respuesta a esta necesidad de la gente diseñé Hurba”, explica Néstor Rivero, egresado de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNSJ.
Hurba, diseño de Néstor RiveroHurba es un sistema que permite acercar la huerta a la ciudad, como lo define su creador. Se adapta a espacios reducidos y permite obtener hortalizas frescas, sanas y confiables, sin ningún fertilizante, ni conservantes, ni insecticidas. “La gente se está volcando a cultivar en sus propios espacios y este sistema se adapta perfecto porque son módulos que se pueden armar a medida, de acuerdo al espacio que tenga el pequeño productor”, agrega Néstor. Hurba está en proceso de patentamiento y surgió como trabajo final de tesis de la carrera de Diseño Industrial, de su creador, con la colaboración de docentes de esa carrera de la FAUD y miembros del programa Pro-Huerta del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

En sintonía con el Pro-Huerta

Basado en los principios de la agricultura orgánica, el Pro-Huerta es un programa con más de 20 años de trabajo y fuerte penetración territorial y valoración social que procura la incorporación de técnicas de seguridad alimentaria y de alimentos frescos en la dieta de hogares pobres en todo el ámbito nacional. Con presencia en todo el país, el programa cuenta hoy cerca de 624 mil huertas, 130 mil granjas y 3,4 millones de personas involucradas. Se trata de un programa enmarcado en la capacitación progresiva, la participación solidaria y el acompañamiento sistemático de las acciones en terreno, resultando estratégicos en su operatoria la intervención activa del voluntariado (promotores) y de redes de organizaciones de la sociedad civil. Tales características junto al modelo técnico promovido, que se apoya en los principios de la agricultura orgánica, se complementan recíprocamente dotando al programa de una fuerte penetración territorial, valoración social y eficacia.

En este sentido surge Hurba, buscando un modelo contenedor de cultivos que se ajuste a estas necesidades. “Yo quería que sea un producto construido con materiales nobles y biodegradables. Usé maderas y totoras que son materiales autóctonos de nuestra provincia por el tema de los costos y sobre todo para que sea amigable con el medio ambiente. Todas las uniones del producto están hechas por encastre y encolado. Hurba proviene de lo urbano, pero se escribe con hache porque la idea es acercar las hortalizas a las ciudades. El objetivo es volver a la huerta de la abuela”, concluye el diseñador.