Talleres en el Territorio: La experiencia en Valle Fértil

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Mireya Paredes, coordinadora del Taller de Iniciación de las Artes Escénicas de la Delegación de Valles Sanjuaninos, comentó la vivencia.

Por Belén Ferrer

El territorio se define como mucho más que el espacio físico que una persona habita, este concepto también deja ver un entramado de relaciones sociales, que incluye dimensiones culturales, económicas, productivas, religiosas y políticas, entre otras.

La Universidad Nacional de San Juan es consciente de esta complejidad y de la importancia de realizar actividades académicas que contemplen la diversidad de las comunidades, por esto es que, en varias ocasiones, la vicerrectora, Analía Ponce, afirmó que la UNSJ crea acciones “que tienen que ver con el vínculo tan importante que la Universidad ha decidido tener con los departamentos, poniendo en valor los saberes de la comunidad a través de los talleres”.

A partir de esta política universitaria, desde septiembre del 2022 se realizan talleres en diferentes territorios, que son resultado de una búsqueda de la UNSJ de afianzar los vínculos con las y los actores de la comunidad de referencia.

En el caso del territorio de Valle Fértil, este año se concretó el taller de “Tallado a Mano en Madera” que se dictó en La Majadita, e “Iniciación de las Artes Escénicas” en Usno. Esto fue en el marco de los Talleres de Cultura de la Secretaría de Extensión Universitaria, donde se busca trabajar junto con la comunidad, posibilitar mayor acceso y participación ciudadana desde la educación no formal como también poner en valor la identidad cultural local.

Siguiendo las palabras del filósofo Max Black, el taller como estrategia metodológica y pedagógica hace posible que las habilidades interactúen y se apoyen mutuamente a fin de desarrollar el pensamiento crítico como parte de su proceso intelectual y como producto de sus esfuerzos al interpretar la realidad que lo rodea con todas sus implicaciones, dando prioridad a la razón y honestidad. Pensamiento que concuerda con las palabras de la secretaria de Extensión Universitaria, Laura Garcés, quien señaló que “para esto está la universidad pública: para potenciar los saberes y las capacidades de los habitantes de cada lugar y poner al servicio toda la estructura institucional y dar respuesta a los pedidos de cada comunidad”.

Es interesante la postura de la Psicóloga Social, María Teresa González Cuberes, que explica que estas experiencias deben ser vistas como tiempo-espacio para la vivencia, la reflexión y la conceptualización; como síntesis del pensar, el sentir y el hacer; como el lugar para la participación y el aprendizaje.

A su vez, González Cuberes explica que ella ve a los talleres como lugares de manufactura y mentefactura: “En el taller, a través del interjuego de los participantes con la tarea, confluyen pensamiento, sentimiento y acción. El taller, en síntesis, puede convertirse en el lugar del vínculo, la participación, la comunicación y, por ende, lugar de producción social de objetos, hechos y conocimientos”.

El caso de Valle Fértil, fue un reto, ya que, según las palabras de Mireya Paredes, coordinadora del Taller de Iniciación de las Artes Escénicas de la Delegación de Valles Sanjuaninos, estaba abierto a todas las edades. Esto hacía que la elección de la pedagogía para dictar el taller fuera un desafío: “Poco a poco fuimos encontrando un espacio de encuentro y expresión. A través de los días, la predisposición, la energía y la creatividad de la comunidad formó un ambiente de creación colectiva”.

Mireya explicó que el taller se dictó en el salón al lado de la iglesia de Usno a 10 km de la villa cabecera y que fue muy concurrido: “Es un grupo muy hermoso, muy diverso, son adultos mayores y niños de primario. Fuimos descubriendo a través de juegos lúdicos y de expresión corporal el manejo y conocimiento del cuerpo, las emociones, los sentidos, el espacio, la integración con el otro y el escucharse entenderse, conectar”.

El taller, como un espacio de aprendizaje, permite que se dé un proceso dinámico y participativo, donde los involucrados aportan conocimientos, intereses y su modo de ver la realidad a la hora de construir conceptos o herramientas: “Dentro del proceso los asistentes siempre contaban experiencias sobre Usno y sus tradiciones. Es una maravilla poder hacer que la comunidad se sienta identificada a través de su misma expresión”, indicó la tallerista.

En el taller de Usno, comentó Paredes, se ha realizado, por medio de improvisaciones, una obra de teatro sobre la fiesta tradicional de la localidad, la Fiesta de San Vicente: “Es el Santo que hace llover, muy solicitado en esta época que hay tanta sequía. Entre todos han ido armando el guion. Dicen que la fe mueve montañas y la esperanza siempre está presente y así fue la experiencia de ensayar con mucho calor fuera de la iglesia y que la naturaleza empezara a nublar el cielo y hacer llover y caer piedra tres días seguidos. Cada vez que nos acordamos de San Vicente se nubla y empieza a llegar ese vientito”. La importancia de valorizar las creencias de la comunidad se puso de manifiesto en esta mágica experiencia.

Según dijo la tallerista, el grupo está integrado y con muchas ganas de seguir trabajando, aprendiendo y mostrando su riqueza humana afuera y adentro de su comunidad. El deseo del grupo es que sigan activos para que se sigan integrando cada vez más.

Bajo este paradigma, la idea de la tallerista es que se forme un elenco estable, que sea de Usno, para que la comunidad pueda seguirse expresando a través de la creatividad en el teatro y en ese espacio de encuentro.