Figuraciones de género e identidades disidentes en el cine argentino

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Acerca de las expresiones homoeróticas y la heteronormatividad que atraviesa la industria del cine argentino en el periodo histórico entre 1914 a 1955.

Por Karla Grgic (*)

Es sabido que el cine como dispositivo socio cultural es un medio indiscutible a los fines de analizar la narrativización del cuerpo como campo donde se manifiestan las figuraciones de géneros. En esa línea, entendemos que el género es construcción, y el cine, como arte de masas, construye (y deconstruye).
Por esta razón nos proponemos indagar desde un cruce interdisciplinario, entre los enfoques feministas, cinematográficos, legal, social y político, las expresiones homoeróticas y la heteronormatividad que atraviesa la industria del cine en el periodo histórico entre 1914 a 1955.
En esta línea, el material fílmico existente se proyecta hacia el control de las representaciones como clave para “hacer visible lo invisible” (tópico fundamental para la teoría feminista del cine). En virtud de ello, en estas representaciones se evidencian demarcaciones de esferas a través de binomios: lo público y lo privado, lo masculino y lo femenino, donde en el primer componente se legitima las relaciones de poder, mientras que el segundo se caracteriza por la pasividad, la indefensión, lo victimizante.
En el cine, la sexualidad se vincula con el deseo de ver. Se es curioso porque se desea conocer. Y es precisamente allí, en ese deseo de investigar lo oculto, que emerge la homosexualidad latente como subcultura del séptimo arte. Ahí, en esa curiosidad por lo que está “por debajo” y donde la clave es la heterosexualidad, se desarrolla lo homoerótico mediante condimentos “homo” que a través de la comedia, ridiculización y divertimento, los films se sobreponen a la censura, sumado a ello el lenguaje no verbal que transmite información prohibida. Tal es así que llevándolo a la praxis, nos encontramos con “Los Tres Berretines” (1933), primera película argentina donde aparece un personaje homosexual que se estrenó en 1933; y como objeto de estudio en particular, “Vidalita”, una subversión al modelo impuesto, en donde mediante el uso de la comedia romántica se pone en juego la identidad sexual al recurrir al cross-dressing (“-¿Será varón o mujer? -Cuando se oculte la luna el novio, lo va a saber”).
Políticamente hablando, y partiendo del paradigma heteronormativo, las élites e intelectuales se basaron en la construcción de la Identidad Nacional mediante la exclusión de lo homosexual, y aquí se presenta otra dicotomía: el homosexual, extranjero por definición, perverso por elección VS. el gaucho, nacional y viril. Este último se nos presenta como figura paradigmática, en donde el cine encuentra sus fisuras e invierte la heteronormatividad a través de la homosocialidad.
En conclusión, el cine, en este periodo histórico, apuntaba como función clave favorecer la construcción del Ser Nacional. Conocido como “cine criollista”, propugna un ideal que guía a los habitantes de la nueva nación en su ingreso al lazo social, al proceso de organización y consolidación del Estado Argentino. Sin embargo, es en esa organización donde se presenta lo moralmente dicotómico, a través de la representación de identidades fluctuantes en la pantalla grande, siendo tangible la transformación identitaria que desestabiliza de las normas patriarcales del sistema de género y las “lo socialmente impuesto” que fija el parámetro de la dominación masculina.

(*) Esta publicación es parte de un conjunto de textos redactados por los miembros del equipo del Proyecto «Cine, Estado y Constitución: La regulación de la producción y exhibición cinematográfica en Argentina (1914-1955)». (Res. 59/2020/R). Proyecto ejecutado por el Instituto de Expresión Visual de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes y el Gabinete de Estudio e Investigación Jurídica de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ.