La educación en tiempos de Nazario Benavides

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Como dicen los historiadores Héctor D. Arias y Carmen Peñaloza de Varesse, para valorar con justicia la labor educativa de los gobiernos de Nazario Benavides, “no podemos prescindir del momento histórico en que se desarrolla ni desvincular éste del proceso general al cual pertenece”. A partir de esta premisa podemos comenzar a reconocer la prolífica labor llevada a cabo por el reconocido estadista y caudillo popular sanjuanino, a pesar de las dificultades que heredó.

Por Elio Noé Salcedo

Para empezar, no caben dudas de que, como dicen los historiadores que nos acompañan, “el acontecer político condicionó, como es lógico suponer, la ayuda oficial a la instrucción pública”, pues “mal podían distraerse fondos para ésta cuando los de la provincia en su totalidad estaban empeñados en la defensa de su integridad territorial”.

En efecto, desalojar las tropas del general Brizuela que habían ocupado San Juan en represalia por la invasión de Martín Yanzón a La Rioja, costó una alta indemnización y tiempo para acomodar las cargas, tanto que, de acuerdo a los historiadores consultados, recién en 1839 comenzó a manifestarse la recuperación de la educación en San Juan.

La herencia recibida de los gobiernos anteriores -del inmediatamente anterior, de los que siguieron al destierro de Ignacio de la Roza de connivencia con la política rivadaviana, y los de la era quiroguiana comprometidos con la guerra civil-, sin duda impactó fuertemente en el nuevo gobierno. No obstante, en la época de Benavides, “de relativa calma”, desde un principio se advirtió la preocupación del gobierno por “subvencionar y proteger nuevas creaciones y de ampliar y mejorar las ya existentes”.

Si bien algunos años la inversión educativa fue solo para pagar sueldos de preceptores (maestros) y ayudantes, en otros, la gestión de Benavides mantuvo al día los sueldos y fueron numerosas a la vez las partidas destinadas a la compra de libros, útiles y materiales.

No dudamos del propósito del gobierno de Benavides en cuanto a superar los problemas de la instrucción pública, cuando reparamos que una de sus primeras medidas fue el restablecimiento de la Escuela de la Patria, al tiempo que se permitía la vuelta de la Compañía de Jesús a San Juan para encargarse de la educación preparatoria y superior en nuestra provincia, mientras se disponía a su vez el funcionamiento de una Inspección de Enseñanza, encargada de controlar y organizar la instrucción pública.

La llegada de numerosos jóvenes a la provincia, tanto de Chile como de Buenos Aires -entre ellos Domingo Faustino Sarmiento-, que habían emigrado del suelo local por razones políticas o por estudios, fue uno de los primeros signos de los tiempos que comenzaban. La creación y funcionamiento activo de la Sociedad Dramático Filarmónica “aglutinó en su seno toda la juventud de ambos sexos de la clase acomodada con el fin de cultivar la música, la poesía y el teatro”, surgiendo en ese ámbito “discusiones sobre temas literarios, filosóficos y hasta científicos” que acapararon la atención de esos jóvenes.

A la época de Benavides corresponde también la creación en San Juan de la filial de la Asociación de Mayo (de la mano de Manuel J. Quiroga Rosas), donde se expresó la reconocida generación literaria e intelectual de 1837. El diario El Zonda, fundado y dirigido por Sarmiento, fue una de sus expresiones inmediatas, mientras en la imprenta del Estado, funcionando a pleno, se imprimían, además de “El Zonda”, “El Abogado Federal”, “El Republicano Federal” y “El Hogar Cuyano”, aparte del Registro (Boletín) Oficial. Cabe recordar también que Sarmiento fue nombrado por Benavides en 1839 como director de dicha imprenta.

Benavides demostró que estaba dispuesto a hacer un gobierno de gran apertura, aunque sin descuidar las relaciones con el gobierno central -exigencia esta última que no había tenido en cuenta el gobierno anterior de Martín Yanzón-, apoyando, en el caso de Benavides, las manifestaciones culturales de sus comprovincianos con la ayuda de los hombres más ilustrados, sin descuidar los deberes del Estado y de la política general.

Cronología de una gran gestión educativa


El 9 de julio de 1839 se produjo la solemne apertura e inauguración del Colegio Santa Rosa de América, fundado por Sarmiento y mentado por Fray Justo Santa María de Oro, para Niñas y Señoritas. En dicho colegio se formaron tres grandes artistas visuales de su tiempo: Procesa Sarmiento, Bienvenida Sarmiento y Lucila Antepara de Godoy.

En ese año de 1839 también se proyecta la creación de un Colegio a cargo de los padres Jesuitas (aunque se concretó recién en 1842), recuperados al comienzo de esta gestión, como hemos dicho, para la educación en la provincia.

El 26 de julio del año 39 el gobierno decretó la creación de una Comisión específica dedicada a seleccionar y fiscalizar los libros de texto que se empleaban en las escuelas del Estado. Formaron parte de esta Comisión don Salvador Quiroga, Domingo F. Sarmiento, Antonio Durán y Franco Mac Auliff.
En 1839, la escuela de la Villa de Jáchal funcionaba ya con 56 estudiantes varones.
Entre 1839 y 1853, debido a sucesivos aumentos, los sueldos de maestros y ayudantes se duplican. Entre 1840 y 1850 en la capital sanjuanina menudean las solicitudes de particulares para abrir casas de estudio, pudiendo concretarse la apertura del Liceo Federal con apoyo estatal. Se designó a doña Elena Bradish de Coll para dirigir el Liceo de Señoritas.

A falta de otros edificios, en el predio del actual Colegio Nacional Monseñor Pablo Cabrera y Liceo Nacional de Señoritas Paula Albarracín de Sarmiento –donde funcionaba por entonces el Hospicio de la Merced-, residieron en distintos momentos diferentes establecimientos educacionales como el de los padres Jesuitas entre 1842 y 1848; el Liceo Federal en 1850; la Escuela Central, a partir de 1851; y el Seminario Eclesiástico, desde 1854.

En efecto, en lo que respecta a lo que hoy podríamos llamar estudios de carácter preparatorios y superior, a partir de 1842 comienza a funcionar, a cargo de la Compañía de Jesús, un Aula de Gramática Latina y, en 1845, la Cátedra de Filosofía.

No dejemos pasar que, así como lengua y matemáticas son disciplinas básicas y fundamentales para el aprendizaje de otras disciplinas, la enseñanza de la lengua latina traía consigo, aparte del aprendizaje de una lengua considerada culta, toda la cultura implícita en su desarrollo como lengua histórica de varios pueblos y de sus lenguas romances (italiano, español, portugués, francés, rumano y el propio castellano latinoamericanizado), que no existía en San Juan salvo en forma privada. En sus Recuerdos, después de dejar la Escuela de la Patria a los 14 años, Sarmiento cuenta cómo su maestro particular, el cura José de Oro, intentó enseñarle latín en San Luis, pero nunca lo aprendió por considerarlo una lengua inútil.

El proyecto más serio y completo respecto a la organización escolar -hacen notar Arias y Peñaloza- lo constituye la creación de una Comisión Inspectora de Escuelas, el 4 de noviembre de 1846.

En enero de 1848 se autorizó al Juez de Segundo Orden de la Villa de San Agustín para habilitar nuevamente Escuela de Primeras Letras, a cargo de la Receptoría de la Villa.

Fuera del ámbito escolar, en 1849, el meritorio don Luis Antonio Berutti es encargado por el gobierno de la enseñanza de la Banda de Música local.

Una ley del 23 de octubre de 1850 crea un nuevo organismo denominado Comisión Promotora de la Enseñanza Pública, disponiéndose una mayor dependencia de sus miembros respecto del Poder Ejecutivo, pues las anteriores comisiones habían dejado de funcionar con el tiempo por razones inherentes a cuestiones particulares.

El año 1851 resulta pródigo en partidas dedicadas a la educación. El 1º de abril de 1851 se realiza la segunda apertura del Colegio Santa Rosa de Lima. Ese mismo año se inaugura la Escuela Central de Educación Primaria, bajo la dirección del acreditado profesor don Juan Domingo Vico.

El porcentaje del presupuesto provincial representado por la educación en 1851 es del 2,4%, “proporción que resulta considerable”, como dicen Arias y Peñaloza, “teniendo en cuenta las dificultades y necesidades” porque el Fondo de la Escuela Pública formado por las rentas de Temporalidades (antiguos bienes eclesiales) y por las donaciones hechas a tal fin» ya no existe en la época de Benavides, y toda la inversión educativa debe ser asumida por Rentas Generales.
En 1852 -año de la caída de Juan Manuel de Rosas y la elevación de Justo José de Urquiza al poder nacional-, la Escuela Fiscal de Varones dirigida por don Marcelino Guardiola tiene ya unos 183 estudiantes en edades que van de seis a diecinueve años.

La Escuela Central dirigida por don Electo Blanco tiene 85 estudiantes entre los seis y quince años, 25 de los cuales son becados por el Estado provincial.

Comienza a extenderse ese mismo año la preocupación por la instrucción de las zonas de campaña. Se abren dos escuelas: una en Pampa Vieja y otra en Pampa del Chañar, localidades del departamento Jáchal, funcionando con un régimen mixto: los estudiantes pudientes pagaban y los de pocos recursos asistían por cuenta del Estado.

En 1853, la Escuela de Puyuta, a cargo de don Genaro Quiroga, funciona con un total de 60 estudiantes: 40 varones y 20 mujeres.

También funciona una escuela primaria en Albardón por iniciativa de don Ezequiel de la Barrera.
Respecto a la educación de carácter secundario o preparatorio para la educación superior -apuntan Arias y Peñaloza-, es muy ilustrativa la nota que en 1853 dirigió el Provisor Maradona al ministro de Gobierno de Benavides, expresando la necesidad de abrir un Seminario Eclesiástico “donde puedan concurrir los jóvenes cuyanos a recibir lecciones de Latinidad”. Al parecer, no existen otros establecimientos de “educación preparatoria”, “exceptuando uno incompleto que dirigen los padres Dominicos”.

Un decreto de 1854 -último año de gobierno constitucional de Nazario Benavidez- establece la obligatoriedad del estudio de la Constitución Nacional, recientemente promulgada en Santa Fe, y la memorización de su articulado por los estudiantes de las escuelas primarias de la provincia.

En este mismo año “se aumentan los ramos” en la Escuela de Varones dirigida por don Eliseo Schieroni, pasando a formar parte de la currícula también Cosmografía, Agrimensura y Contabilidad, materias que abrían nuevos horizontes a los educandos.

Si entendemos que la guerra contra la Coalición del Norte y de otros momentos críticos durante veinte años absorbieron mucha energía de Benavides como segundo o primer comandante de las fuerzas federales del Interior -por lo que tuvo que delegar su cargo de gobernador en varias oportunidades-, resulta realmente sorprendente su labor gubernamental educativa, de tanta productividad y progresividad por cierto.

Imagen de portada: en.wikipedia.org