La educación en la era quiroguiana

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La Escuela de la Patria debió cerrar debido al destierro de los hermanos Fermín, José y Roque Rodríguez en 1825. Fue abierta nuevamente en octubre del mismo año por el mandatario José de Navarro -sucesor de Salvador María del Carril-, después de que el impulsor de la Carta de Mayo renunciara definitivamente al cargo de gobernador en el que había sido restituido legalmente. Aunque de nuevo en 1826 -ya en plena época rivadaviana- la renombrada escuela fue otra vez cerrada a causa de la guerra civil. Como resultado de esa contienda, sobrevino para San Juan una nueva época signada por la estrella de Juan Facundo Quiroga.

Por Elio Noé Salcedo

En enero de 1827, apagada la aureola de Rivadavia, hizo su entrada triunfal a San Juan el general Juan Facundo Quiroga. El caudillo riojano representaba el brazo armado del interior -y en este caso, de Cuyo- en su reacción contra el unitarismo entronizado en el Congreso General Constituyente de 1824 y la pretendida presidencia de Rivadavia creada ad hoc por dicho Congreso en 1826.
Como dicen los historiadores Arias y Peñaloza, la repulsa a la Constitución de 1826 -emanada de dicho Congreso- por parte de las provincias “fue general”, ya que ella se fundó “en el desconocimiento de la forma federal de gobierno”, forma que en la práctica debía proteger las autonomías provinciales, los derechos igualitarios de todas las provincias y la necesidad de una organización nacional que no fuera usufructuada a nivel político y económico en forma exclusiva y excluyente por Buenos Aires. De allí que, para algunos historiadores, la categoría histórica de “porteños” y “provincianos” (“Buenos Aires” y “el Interior”) defina más claramente la lucha concreta y fundamental de ese momento que la categoría más general de “unitarios” y “federales”.
Estamos en condiciones de afirmar con Arias y Peñaloza que, lejos y opuesta a la altanería y prepotencia porteñas en sus relaciones políticas, “la moderación fue la norma de conducta del riojano” en San Juan, tanto que el nuevo gobernador -teniente coronel Manuel Gregorio Quiroga Carril- “con el beneplácito de (Facundo) Quiroga”, el 20 de enero de 1827 llamó al seno de sus hogares a los que habían emigrado, “y en cuanto a los militares -así veteranos como milicianos que se hayan vuelto de la fuerza que pasó a Mendoza-, se presentasen al gobierno con sus armas, seguros de la más completa garantía”. Ello confirmaba una vez más la forma de proceder del federalismo provinciano, con Quiroga, Bustos, López y después también Benavidez, entre otros.
Así pues, durante la gestión de Quiroga Carril, y como consecuencia lógica de la política inspirada por Facundo, nuestra provincia “se une a la línea marcada desde Córdoba y su Sala de Representantes”, y el 5 de abril de 1827 deroga leyes anteriores, “desconociendo a las autoridades nacionales” (portuarias) y “retirando la representación ante el Congreso y afirmando su postura federalista”.
Por su parte, en San Juan se dictó una nueva carta constitucional en sustitución de la Carta de Mayo de 1825, que fue declarada abolida en todas sus partes, “aunque se consideraron varios artículos con igual redacción, siendo también breve, con solo 18 artículos”. En este caso tampoco se trataba de Religión o Libertad de Culto ni de Barbarie o Civilización sino de dos proyectos y visiones opuestas e incompatibles de país.
“Sin violencia -sostienen Arias y Peñaloza-, como un fenómeno de muerte natural, desaparece el Congreso de 1824 – 1827, extinguiéndose en un solo acto tanto Congreso como Ejecutivo, entregando la gestión de los intereses generales del país al gobernador de la provincia de Buenos Aires” -el coronel Manuel Dorrego-, que “se había batido por la forma federal de gobierno».
Por primera vez desde 1810, “el gobierno de Buenos Aires y los intereses del país” pasaban por un mismo sentimiento político. Pero la reacción de la contraparte sería violenta, demostrando también una vez más la ideología y la psicología de los “civilizadores”.

La educación a partir de 1827
Cuando don Manuel Gregorio Quiroga asumió la gobernación de San Juan en 1828, ya en épocas quiroguianas, el maestro de Jáchal don Benicio Quiroga aprovechó para hacer conocer su engorrosa situación económica que había llevado a cerrar la escuela.
Por su parte, si bien la Escuela de la Patria como tal había cerrado sus puertas, no obstante, según constancias documentales aportadas por Arias y Peñaloza, hubo una escuela del Estado a cargo del maestro don José Salvador Quiroga, “quien se convirtió en piloto de tormenta” y “la escuela pública siguió cumpliendo con su deber por lo menos hasta mediados de 1834”.
Mas no podemos avanzar en nuestro relato sin recordar, por su magnitud política, que el año 28 finalizó con el crimen del coronel Dorrego, gobernador federal de Buenos Aires a cargo de las relaciones exteriores de las demás provincias. Con la convulsión política que el asesinato del caudillo bonaerense acarrearía, “nada propicio fueron los tiempos para la educación”, aparte de la debilidad financiera que la guerra civil acarreaba y que debía ser afrontada por cada provincia, sin las rentas del Puerto de las que solo Buenos Aires disfrutaba.
En Vale Fértil, si bien hubo intentos de contar con escuela pública desde 1827, recién en 1832 el gobierno de Valentín Ruiz dispuso la creación de la Escuela del Estado y el sueldo de preceptor fue cubierto con recaudación fiscal. Otro tanto ocurrió en Jáchal: el 13 de diciembre de 1832, mediante contrato con el preceptor Juan Agustín Castro, los jachalleros volvieron a tener escuela después de seis años.
Tanto costó reconstruir la educación de los tiempos de J. I. De la Roza, que fue recién durante la gobernación de Valentín Ruiz que pudo superarse la angustiosa situación económica y fiscal producida por la guerra civil desde 1827 (sostenida por cada provincia).
Así, entre 1832 y 1834, “poco a poco, gracias a la paz (interior), la economía se fue recuperando”, alcanzando una cierta prosperidad hacia 1835, durante el gobierno de Martín Yanzón (del mismo signo político que el anterior), tanto que, en su gobierno, el 22 de octubre de 1835, logró concretarse un importante Tratado Comercial con la República de Chile.
Pero el crimen de Facundo, en plena época rosista, traería nuevos sobresaltos políticos. Se necesitaría un gran caudillo provincial para cursar los años venideros. Estaba por comenzar la época de Nazario Benavides.

Imagen de portada:buenosaireshistoria.org