Hacia un modelo de educación híbrida

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“Vamos a una nueva dimensión, al menos en educación universitaria. No va a existir una vuelta al pasado, como antes de la pandemia. Me parece que eso no va a ocurrir”, estima una especialista de la UNSJ. El proceso enseñanza – aprendizaje inició, desde marzo de 2020, una nueva etapa.

Por Carlos Barros

Marzo del 2020 marcó una vuelta de página en los sistemas tradicionales de educación y de los procesos áulicos de enseñanza-aprendizaje. Se trata de un punto sin retorno, en el que no hay vuelta atrás. La pandemia lo modificó todo y debieron replantearse modelos, estrategias, técnicas, métodos, horarios, accesos digitales y modalidades de cursado. La presencialidad debió ceder su dominio y se inició una nueva etapa, que los especialistas denominan bimodalidad (presencial y virtual), pero que sigue evolucionando.
La directora del Centro Universitario Tecnológico Educativo (CUTE) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de San Juan, Mg. Lic. Lucía Ghilardi, explica que “creo que la universidad va camino a un modelo combinado, que de hecho ya se está implementando, que se le llama educación híbrida, que toma recursos de la educación virtual y recursos de la educación presencial, para combinarlos según las necesidades. De esta manera, los alumnos pueden acceder a los materiales en diferentes momentos, o se pueden dar clases presenciales para tres o cuatro personas que no tengan conectividad, según los requerimientos. Hay muchísimas maneras de dar clases, pero ya no tanto como se hacía hasta hace un año y medio atrás. Vamos a una nueva dimensión, al menos en educación universitaria. No va a existir una vuelta al pasado, como antes de la pandemia. Me parece que eso no va a ocurrir”.

Lic. Lucía Ghilardi: «Hubo que aprender a enseñar de nuevo. Y así lo estamos haciendo, pero ahora debemos concentrarnos más en los contenidos y no tanto en las técnicas»

Efectos transversales de la pandemia
Lucía Ghilardi es Licenciada y profesora en Psicopedagogía, Profesora de Psicología y Ciencias de la Educación, Diplomada en Gestión de Instituciones de Educación Superior. Magíster en Enseñanza y Aprendizaje Abiertos y a Distancia y reflexiona sobre los efectos que se vienen produciendo en los modelos educativos desde hace un año y medio.
Respecto de los efectos de la pandemia en el acceso a materias consideradas esenciales en cualquier área del conocimiento, como Lengua y Matemáticas, señaló que “si bien yo no soy una especialista en esas áreas, puedo decir que son saberes fundantes. Lengua y Matemáticas son necesarias para el acceso a otros saberes y disciplinas. Son materias de base. A mi criterio, la pandemia ha producido su efecto en todas las áreas del conocimiento; se ha invertido demasiado tiempo en ver cómo nos conectamos, de qué manera damos una clase, cómo se toma un examen, qué dispositivos se usan, la conectividad, el uso de cámaras, micrófonos y todo eso por sobre los contenidos. Hubo que aprender a enseñar de nuevo. Y así lo estamos haciendo, pero ahora debemos concentrarnos más en los contenidos y no tanto en las técnicas”, apunta Ghilardi.

Los medios y los contenidos
Después de un año y medio de pandemia, “se ha hecho mucho foco en el medio, en la forma de conexión, en la tecnología que se usa y menos en los contenidos, que es lo que verdaderamente debe importarnos. Los docentes hemos tenido que adaptarnos, prepararnos para estas nuevas formas de enseñanza, si bien ya se venía trabajando en este sentido, pero todo fue repentino y tanto docentes como alumnos tuvimos que adaptarnos”.
Ghilardi aclara que en general los docentes han tenido que revisar los contenidos, reformularlos, adaptarlos, reducirlos, por lo que se hace difícil establecer comparaciones de rendimiento respecto del sistema que teníamos antes de la pandemia.
Dice que “los alumnos más afectados son los de los primeros años de las distintas carreras, los ingresantes, ellos son quizás los que más pueden sentir el impacto de la pandemia, porque ingresar a la universidad no supone solamente entrar a aprender, sino que hay un contexto, un espacio del que ellos se apropian, de compartir horarios, experiencias, lugares. Ese proceso se ha complejizado, se ha resentido sin lugar a dudas y puede haber producido cierta deserción. En cambio, para alumnos de años superiores, puede haberlos beneficiado, porque muchos trabajan y otros van formando sus familias y les resulta muy práctica la virtualidad”.