Un refugio para el eslabón hallado

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En Ischigualasto construyeron una estructura para proteger los fósiles acumulados descubiertos hace dos años por científicos de la UNSJ. Son los huesos pegados entre sí que dan información de lo sucedido entre dos etapas paleontológicas.

Por Fabián Rojas

Trabajadores de la Dirección de Obras Menores de la Secretaría de Obras, dependiente del Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la Provincia, terminaron de construir la estructura (especie de galpón) para proteger de la intemperie el denominado Bone Bed (lecho óseo), esa acumulación de, tal vez, miles de huesos de animales prehistóricos, que fuera hallada por científicos de la Universidad Nacional de San Juan hace en 2018 en tierras de Ischigualasto. Se trató del descubrimiento de piezas clave que dan cuenta de lo ocurrido con la fauna entre dos momentos de hace millones de años.  La estructura, diseñada por esa dependencia provincial, es de unos siete metros por diez y no es algo que vaya a quedar de manera definitiva. “Es provisoria porque la idea es en este yacimiento de huesos, que es algo extraordinario, construir una estación en el recorrido turístico del parque (Ischigualasto); la idea es hacer una cúpula donde la gente pueda ver esa cama de huesos en el propio lugar e inclusive podría observar los técnicos preparando fósiles”, indica el paleontólogo Ricardo Martínez, autor del hallazgo del Bone Bed e investigador del Instituto y Museo de Ciencias Naturales (IMCN) de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ.

Cuando fue hallada esa “cama de huesos”, en septiembre de 2018, los y las investigadores/as del IMCN encontraron una superficie de unos cuatro metros cuadrados de fósiles pegados entre sí. Pero luego fueron descubriendo que esa acumulación de huesos de diferentes animales era mucho más grande. “Es muy factible que la cama de huesos trascienda los límites del galpón. En los extremos de la estructura construida hemos encontrado cráneos y huesos de otros animales. O sea que indudablemente el depósito de huesos sigue, pero no sabemos cuánto. Si trasciende la superficie del galpón, habrá que seguir cavando y construir otra estructura al lado”, estima Martínez.

Trabajo del equipo con el Bone Bed (Imagen equipo de investigadores IMCN)

Sequía prehistórica

Los y las paleontólogos/as del IMCN aún deben estudiar en profundidad el significado de esa cama de huesos hallada. La primera interpretación que tienen es que es producto de una gran sequía ocurrida hace unos 220 millones de años. En ese período de sequía debió haber lagunas que se fueron consumiendo. Allí, las manadas de herbívoros se quedaron alrededor del agua por no contar con ese recurso en otro lugar. Se amontonaron y, con la sequía, se fueron debilitando y murieron allí. Esa situación de vulnerabilidad debió haber sido aprovechada por depredadores de herbívoros más débiles, depredadores que, a su vez, pueden haber muerto ante la defensa ejercida por aquéllos. Así pudo haberse formado esa mezcla de restos enterrados de diferentes animales.

Los más abundantes huesos del Bone Bed son de un antecesor de los mamíferos, un animal muy grande, del tamaño de un buey o de un toro. Pero también en ese camastro hay huesos atribuibles a, por lo menos, un dinosaurio. Además, hay restos óseos de pequeños animales, cuyos cráneos miden alrededor de diez centímetros de largo. “Lo que se conoce son los huesos de un dicinodonte grande, que hasta el momento era la única especie que se conocía en esa zona. O sea que todas estas nuevas especies de animales que estamos encontrando, incluidos antecesores de cocodrilos grandes, ya que encontramos placas de caparazón de unos quince centímetros (una placa es el cuadradito del caparazón), son animales que hay que estudiarlos, publicarlos y darles nombres. Es decir que este hallazgo siempre va a estar dando mucha información nueva a medida que vamos extrayendo y estudiándolo”, dice Ricardo Martínez, quien agrega que la idea es dejar la mayoría de esos restos en el sitio porque será un atractivo turístico.

La información que faltaba

En Ischigualasto existió una fauna que es la de los dinosaurios más primitivos conocidos en la Tierra, de 231 millones de años. No obstante, los dinosaurios eran minoría en esa fauna diversa. En la formación Los Colorados (La Rioja) hubo una fauna de unos 215 millones de años de antigüedad en la que los dinosaurios, sobre todo herbívoros, ya sí eran mayoría. Lo que no se sabía hasta hoy es qué había, cómo cambió esa fauna de Ischigualasto a la vecina de Los Colorados en ese interregno de 16 millones de años. “Por eso la importancia de esta cama de huesos, porque nos va a dar idea de esa fauna intermedia entre esas dos otras faunas. Qué pasó, cómo fue la fauna de transición entre el origen de los dinosaurios y cuando ya fueron mayoría”, remarca Martínez.

La Universidad Nacional de San Juan desde hace tiempo trabaja en conjunto con la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (SECITI) de la Provincia de San Juan, que apoya a esta Universidad en sus desarrollos científicos y tecnológicos. En tal marco de sinergia la SECITI significa un sólido respaldo para la realización de campañas de investigación por parte de los científicos del IMCN – UNSJ.

Imagen: Fuente SISanJuan