Graciela Pérez: “La virtualidad ha incluido y excluido a la vez”

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La directora del Departamento de Artes Visuales se refirió a los problemas, logros y desafíos que generó para docentes y estudiantes la “nueva normalidad” en contexto de pandemia de Covid-19.

 

Por Francisco Lahti

Graciela Pérez, directora del Departamento de Artes Visuales de la Universidad Nacional de San Juan, realizó un balance de la actividad realizada durante este año atípico en el contexto de la pandemia de Covid-19. Se refirió a problemas, logros y desafíos que afectaron a docentes y estudiantes por igual, en el marco de la “nueva normalidad”.

“Si pienso en marzo y en la intensidad de la primera fase uno de cuarentena, que iba a ser de unas semanas, jamás imaginé que todo se desarrollaría en modalidad virtual”, aseguró.

¿Cómo afrontaron la virtualidad obligada desde el DAV?

En todo este tiempo todas, todos y todes quienes conformamos la comunidad del DAV confirmamos que la presencialidad es insustituible, que tanto el espacio del taller para accionar las diferentes materialidades y técnicas como la interacción colectiva en una clase teórica son irremplazables. Nos lanzamos a tientas armando grupos en las redes y nuevas direcciones de correo para cada una de las diferentes asignaturas, experimentando con nuevas plataformas. Cada uno como pudo y bajo la premisa de que cuidarse es cuidarnos.

Después de la primera cuarentena, ¿cómo se reinventaron?

En agosto pudimos concretar un turno de mesas de exámenes y los coloquios de cuatro asignaturas en modalidad presencial. La etapa de las semanas para acompañar a quienes no tuvieron conectividad se vio truncada con el cambio de estatus sanitario de la provincia y entendimos que el segundo cuatrimestre sería solo virtual. Ese andar a tientas impulsó redes para indagar qué pasaba en otras universidades y facultades de artes, principalmente para saber que hacían en los talleres de escultura y grabado. Para ello, el espacio de La RAUdA la Red Argentina de Universidades de Arte fue vital. Dialogar e intercambiar experiencias, incertidumbres con colegas de Tucumán, Mendoza, Córdoba, Rosario, La Rioja y La Plata, entre otras, favoreció nuevos vínculos.

¿Qué logros destaca en el marco de la “nueva normalidad”?

Un gran logro fue que ya cuatro estudiantes realizaran la defensa de su tesis con éxito a través de la plataforma de la universidad y que los estudiantes del último año concretaran la práctica docente justamente en el espacio virtual desarrollando contenidos y utilizando herramientas y adquiriendo competencias tan necesarias hoy. Nada de esto hubiese sido posible sin el inconmensurable esfuerzo de docentes y estudiantes, de las interminables horas de conexión estable e inestable, de las repetidas frases “me escuchan”, “se ven”, “podés reconectar el sonido”. Nada de esto es como hubiese sido en nuestra anterior normalidad, pero aquí estamos abriéndonos paso y con la primera exposición virtual en vivo ya anunciada en las redes del Departamento a fines de noviembre.

¿Algo que haya quedado pendiente por la falta de presencialidad?

Nos quedó solamente una asignatura pendiente en el primer cuatrimestre vinculada al lenguaje del teatro en la que el trabajo de improvisación en grupo y en situ es el modus operandi pero por suerte no afecta el cursado futuro a los estudiantes, ya que no es correlativa en los años siguientes.

¿Creés que el “modo virtual” llegó para quedarse más allá del status sanitario?

Pensamos que la virtualidad llegó para quedarse y que es muy útil para dar consultas y superar las distancias. Que docentes y estudiantes de departamentos alejados puedan encontrarse online por una plataforma es algo que debería continuarse. El modo en línea impulsó una democratización y horizontalidad que nos permitió escuchar charlas, tomar cursos sin importar si estamos a miles de kilómetros de museos o centros artísticos. Sin dudas ha incluido y excluido a la vez.

¿Cuáles son los desafíos para el año que viene?

El nuevo año vendrá con nuevos ingresantes en modalidad virtual. Nos quedan muchos desafíos y la ampliación del Departamento, de esa casita con murales situada en el CUIM, desde la que accionamos en el campo del arte. Contamos ya con un proyecto de aulas nuevas que necesitamos con urgencia para desarrollar los talleres, teniendo en cuenta la cantidad de estudiantes. Esperamos reencontrarnos en los jardines, entre las enredaderas, los tilos y los cactus que son la huella de muchos docentes que se jubilaron o que ya no están aquí. Desde las aulas y jardines reales y virtuales intentamos abrir mundos, crear nuevos sentidos. Desde allí insistimos en que cuidarse es cuidarnos y anhelamos que no nos falte nadie.

Graciela Pérez, directora del DAV.