Desiguales On y Off

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“¿Son todos iguales quienes navegan en Internet? ¿Tienen la misma calidad de vida?”, se pregunta Emilse Carmona, del Sistema Institucional de Educación a Distancia – UNSJ. Lo que se denomina generalmente “brecha digital” no puede reducirse a un problema de conectividad ni de carencia de aparatos tecnológicos. Aunque “es un primer paso necesario e importante”, asegura la experta, en un escenario pandémico que cristaliza aún más las diferencias.

Por Fabián Rojas

Para Emilse Carmona, la brecha digital “sin duda es un conocimiento complejo que no admite simplificaciones ni reduccionismos”, porque a la hora de tratar el tema, hay que considerar a quienes enseñan, quienes aprenden, el entorno, la cultura, los saberes previos, trayectorias académicas. Porque en el caso de lograr conectividad, hay una vida previa al instante de presionar el On de la PC, que suele determinar lo que sucede luego en los procesos telemáticos. Carmona afirma que, antes que nada, “se necesita, sí, garantizar el derecho a la educación según lo establecido en nuestra Ley Nacional de Educación Nº 26.206, con mirada de inclusión educativa”. Entonces arguye que, posteriormente, se hace fundamental “fortalecer políticas públicas adecuadas para garantizar el acceso, la conectividad, ordenadores y, sobre todo, alfabetización digital, alfabetización comunicacional e informacional necesaria para educar en distintos contextos educacionales y niveles”.

A nivel mundial, la UNESCO retrató hace unos meses las diferencias en el acceso a tecnologías y a conectividad: “La mitad del total de los alumnos –unos 826 millones de estudiantes– que no puede asistir a la escuela debido a la pandemia de Covid-19, no tiene acceso a una computadora en el hogar y el 43% (706 millones) no tiene Internet en sus casas, en un momento en que se utiliza la educación a distancia por medios digitales para garantizar la continuidad de la enseñanza en la inmensa mayoría de los países”. Por supuesto, las disparidades son mucho más profundas en países poco desarrollados, donde rozan el 90 por ciento. La magíster Emilse Carmona, docente e investigadora de la UNSJ, programadora Universitaria y licenciada en Informática con Especialización en Educación a Distancia, además acude a declaraciones de la directora de la UNESCO, Audrey Azoulay, sobre algo que en Argentina se ha venido realizando para paliar las complicaciones de la pandemia: “Para reducir las desigualdades existentes, también debemos respaldar otras opciones, como el uso de programas de emisoras de radio y televisión comunitarias, y la creatividad en todas las formas de aprendizaje”.

Heterogeneidades

La investigadora Carmona no duda de que se debe realizar un análisis más profundo de la brecha digital, porque si sólo se tratara de entregar computadoras y celulares sería muy factible de resolver la problemática: “No podemos centrarnos en el análisis de brecha digital sólo en relación a la conectividad o no, sin tener en cuenta a las personas que enseñan y aprenden. En este sentido, influyen otros factores, como la cultura, sus saberes previos, el alfabetismo digital, aprender a construir conocimiento y a utilizar Internet convirtiendo objetos sociales en objetos que se implican con el ámbito educativo para poder lograr alcanzar un objetivo académico; también las trayectorias académicas de cada sujeto de aprendizaje son totalmente distintas entre sí, por lo tanto sus ritmos son diferentes, sus situaciones de vida son diferentes. Aquí surge la visión ¿son todos iguales quienes navegan en Internet? ¿Tienen la misma calidad de vida? ¿Tienen la misma cultura? ¿Los mismos valores? ¿Las mismas creencias? No, son totalmente heterogéneos y diversos entre sí. El problema de la desigualdad social, desigualdad de oportunidades, de habitar distintos territorios, locales y globales, la experiencia en compartir o crear conocimiento con comunidades de aprendizaje, genera millones de heterogeneidades”. Sin embargo, sostiene que, si bien la brecha no se resuelve con más ordenadores y conexiones, “es un primer paso necesario e importante para fomentar el diálogo y los acuerdos entre las partes de la comunidad que intervienen al momento de garantizar el acceso a computadoras o celulares y a la conectividad”.

Hay más: “Las diferencias en la globalización de la sociedad del conocimiento no sólo están determinadas por el acceso o la formación en competencias, sino también queda delimitada por la cultura, la sociedad de una determinada zona o territorio, lo que le da una identidad a esa sociedad y, por lo tanto, una manera diferente de abordar el uso de las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) y las TAC (Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento). Se produce aquí el fenómeno de la localización y deslocalización territorial en segundos, permitiéndonos compartir nuestro conocimiento con otros y gestar comunidades de aprendizaje”, sugiere Carmona.

Mientras tanto…

Federico Kukso, periodista científico y autor del libro “Todo lo que necesitás saber sobre ciencia”, afirma en una edición especial del periódico Le Monde Diplomatique, sobre la revolución de las tecnologías digitales, que en la Web “la falta de regulación permitió la instalación de grandes monopolios, un ‘feudalismo tecnológico’, como lo llama el bielorruso Evgeny Morozov: Facebook, Google, Amazon, Apple, Microsoft, Netflix, Baidu, Yandex, son para este investigador grandes gobiernos sin control por parte de la ciudadanía que se han adueñado de un espacio que se pensaba colectivo. La búsqueda de beneficios económicos –y no la socialización del conocimiento- se ha convertido en la razón de ser de Internet”. Pero Emilse Carmona recuerda a Revista La U que “el mercado siempre estuvo en la red”. Entonces “es el usuario quien debe tener un pensamiento crítico para poder decidir qué hacer en la red, cómo identificar las páginas que le proporcionan una información fidedigna a lo que está buscando, cómo protegerse. En definitiva volvemos nuevamente a la necesidad de no sólo navegar a la deriva por Internet, sino, como en un océano, aprender a navegar, conocer los mapas de navegación que nos permiten alertarnos de noticias falsas, utilizar meta-buscadores, verificar los sitios según su creador, comparar”, propone.

En ese sentido, Carmona también resalta la plataforma educ.ar: “Es un portal argentino considerado una de las ‘Buenas Prácticas en América Latina’; está implementado por el Ministerio de Educación, aportando contenidos relacionados con las diversas áreas del conocimiento con el propósito de promover la enseñanza y el aprendizaje de calidad, promoviendo recursos digitales especializados para docentes, directivos y alumnos”.     

Posibilidades

La pandemia trajo posibilidades de concretar avances inclusivos para ciudadanos y ciudadanas que debieron suceder antes, mucho antes. Apenas son pasos, pero pueden contribuir a abrir un camino en contra de tanta brecha. El 22 de agosto pasado, el Boletín Oficial de la República Argentina exhibió el Decreto de Necesidad y Urgencia 690/2020. Con él, el Poder Ejecutivo Nacional congeló hasta fin de año las tarifas de Internet, telefonía y televisión por cable, además de declararlos servicios públicos esenciales en competencia. “Es necesario facilitar el poder alcanzar estos recursos mínimos en este sentido, constituyéndose en un primer paso”, siempre en el marco de la democracia que propicia acuerdos, dice Emilse Carmona. Además, por fuerza del Coronavirus, desde abril pasado en las universidades nacionales, incluida la Universidad Nacional de San Juan, se liberó el  consumo de datos de Internet para navegar en los portales de estas casas de estudio, mediante un acuerdo entre el Enacom, el Ministerio de Educación y las operadoras de telefonía móvil, “lo cual ha propiciado a nuestros estudiantes el poder seguir asistiendo a las clases sincrónicas, en el mismo instante todos conectados, con presencia, y asincrónicas”, define la investigadora.   

En movimiento

Consultada sobre cómo evalúa el escenario educativo de San Juan en lo que va de este 2020 pandémico, Carmona no duda respecto de que la provincia, por sobre todo, tuvo una actitud proactiva y a favor del cuidado de la vida, tratando de garantizar el desarrollo del ciclo lectivo. “Se pudieron ver en movimiento todos los medios tecnológicos como Internet, TV, radio, grabaciones en pendrive, guías en papel que fueron colocadas en instituciones educativas, centros comunitarios, supermercados, municipalidades, comercios para que los padres pudieran acceder al material educativo, incluso desde las facultades de la UNSJ se llevó el material a estudiantes que no tenían ningún tipo de conexión en algunos casos”, señala. Después advierte: “En este segundo semestre se denota el cansancio por un proceso de enseñanza – aprendizaje sometido al stress de la pandemia, configurando un escenario más complejo ante el cansancio de los familiares. Se revaloriza el sentido de las instituciones educativas a niveles presenciales y se extraña la presencia del docente; por ello, el acompañamiento y tutoría no sólo desde lo disciplinar, sino desde lo socio-emocional, es fundamental”. Finalmente, vuelve a resaltar la desigualdad en los accesos: “Al igual que otras diferencias económicas y sociales, este acceso desigual puede agravarse ante la falta de políticas adecuadas para garantizar el acceso digital y los beneficios a todos los sectores de la sociedad”.

“(…) La penetración de Internet (medida como el porcentaje del total de la población que tiene acceso a Internet) también se duplicó con creces en América Latina y el Caribe: pasó del 20,7% en 2006 al 54,4% en 2015. La última cifra, no obstante, se mantuvo muy por debajo del promedio del 79,6% registrado por los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). La difusión de las TIC puede tener varias consecuencias, no sólo en el ámbito económico sino también en el plano social y político”. (Guillermo Sunkel y Heidi Ullmann, en Revista Cepal, N° 127, abril 2019)

Hacia otros ritos

Emilse Carmona, docente y especialista en educación a distancia (SIED – UNSJ).

Emilse Carmona actualmente es representante de la FFHA en el equipo de Mediación Pedagógica dentro del Sistema Institucional de Educación a Distancia (SIED) de la UNSJ, que coordina Rosa Pósito. Desde la crisis y los cambios provocados por el Coronavirus, el equipo del SIED confeccionó un plan de emergencia de capacitación que se comenzó a dictar de forma gratuita para todos/as los/as docentes de esta Universidad. Se generaron alrededor de 1.150 aulas en el primer semestre de 2020 y se creó un plan de emergencia con capacitaciones para docentes en lo relativo a ese mundo virtual. Todo se da en un tiempo de crisis y de necesidad de dar respuestas, tiempo de prioridades que impide, por ejemplo, “diseñar propuestas de formación totalmente online como carreras de grado, especializaciones, maestrías o doctorados”, acepta Carmona. La investigadora reflexiona: “En realidad creo que la nueva normalidad se vislumbra como la combinación de ambos escenarios: presenciales y no presenciales, o sea, sincrónicos y asincrónicos. Y si bien los ritos de la presencialidad son irremplazables porque en ellos se encuentra el ser simbólico, es decir, el ser con otros, tendremos que encontrar los nuevos ritos de la no presencialidad. También descubrir que la no presencialidad, a través del aprendizaje virtual, a distancia, remoto de emergencia, sinergiza en positivo para el momento de la presencialidad y permite obtener una educación de calidad. Considero que el SIED se está abriendo camino, pero también que dimos pasos importantes como la creación del Plan Estratégico de Formación a Distancia de la UNSJ, que actualmente está siendo evaluado por CONEAU”.   

Un nuevo desafío

Respecto del segundo semestre con continuidad de las actividades virtuales en la Universidad Nacional de San Juan, Emilse Carmona refiere: “Es una noticia que nos plantea un nuevo desafío para algunos y es la continuidad de un camino ya comenzado por otros por más de 20 años en el ámbito de la Universidad. En este sentido, se han constituido equipos interdisciplinarios desde SIED – UNSJ que están coordinando acciones de formación y capacitación para favorecer la educación universitaria en este nuevo escenario”.

Imagen de portada: Télam